back where i was

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Renjun aún no podía creerlo, incluso si justo ahora estaba fuera del aeropuerto mirando como la gente salía y entraba a toda prisa, ese constante movimiento que caracterizaba Corea y que había extrañado tanto, aún así, no podía creer que estaba ahí.

Estar encerrado siempre no fue nada divertido.

Por fin, luego de cuatro largos años en los que anheló aquel momento pudo librarse de sus padres, tal vez no había sido del todo, tal vez lo había hecho de una manera particular, con una extraña ayuda que aún no lograba entender y con algunas condiciones, pero al final logró hacerlo. Había sido tan extraño cuando ese hombre con un olor que no logró identificar se apareció frente a el, hablándole en un perfecto mandarín aún si estaban en Marruecos, y le dijo que era su abuelo.

Su primera reacción iba a ser correr pero el hombre lo detuvo y lo ayudó a huir hacia un parque, lejos de donde estaban los hombres de su padre, esperándolo para irse nuevamente a lo que ellos llamaban hogar. Estuvo asustado en cada momento. No conocía a aquel sujeto que no tenía un olor característico de Omega o Alfa pero olía a algo por lo cual sintió incluso más miedo, era loco, sus padres nunca hablaban de sus progenitores pero el hombre frente a el dijo que el no era el padre de ninguno de sus papás, no le explicó más, ni le dio más detalles, solo le dijo que él quería que fuera feliz y Renjun pensó en los riesgos que podría traer aquello por dos segundos, luego los tiro lejos, alejándolos de su razonamiento y aceptó la ayuda del hombre, el cual lo ayudó a llegar a Corea del Sur con la condición de que se mantuviera en contacto con el.

Entonces, ¿Qué le pesaba a él mantenerse en contacto con el amable señor que lo había ayudado asegurando que era su nieto? Nada, así que eso haría hasta que el hombre se cansara.

Ahora que estaba en Corea estaba pensando, que aún cuando planeo tanto aquel momento, fantaseó con el un millón de veces en esos cuatro años y aún así, justo en ese instante ni siquiera sabía hacia donde caminar, si ir a la izquierda o la derecha, si girarse, tomar un taxi o largarse a llorar. Tenía a Jian dormido en sus brazos y su corazón latía desenfrenado al no saber que hacer.

Su plan era relativamente sencillo, al menos en su cabeza, iría a buscar a Dongyul sin importarle nada ni nadie, sin importarle si tenía que enfrentarse con todos los Lee, y cuando por fin lograra tener a su hijo nuevamente, intentaría vivir con ellos en una linda casa, criarlos bien, llenos de amor, felicidad y ayudarlos hasta que fueran adultos o hasta que lo necesitaran.

Ese era su plan central, lo que tenía y tuvo siempre en mente desde el instante que supo que estaba embarazado y que Dongyul lo necesitaba tanto como Jian.

Ahora bien, luego existían los problemas y las luchas que tendría que llevar para conseguir lo que quería. Estaba Jeno en primer lugar, los Lee en general y probablemente el mismo Dongyul, pues, ¿Quién le garantizaba que este lo recordaba?, y de hacerlo, ¿Aún lo querría? ¿Qué tal si Jeno tenía un nuevo omega y este había criado a su hijo?

Y luego, uno de los problemas que consideraba principales; no permitir que Jeno se enterara que Jian era su hijo. Jamás. De hacerlo sus planes se arruinarían, Jeno se quedaría con ambos y no quería siquiera imaginar lo que haría con el.

No sabía que camino tomar pero de algo estaba seguro. Debía hacer todo de su parte para poder tener a sus dos hijos con el, sea como sea.
Pero primero tenía muchas cosas que hacer, como conseguir un lugar y establecerse. Conseguir trabajo, aunque no fuera exageradamente necesario sería lo mejor, para el y para sus hijos. Quería una vida normal junto a sus dos niños.

Nada más, nadie más.

Ese día al final decidió que solo se instalarían en el hotel, al llegar descansaron y ya al otro día cuando salieron para desayunar Jian vio algo que le llamó la atención.

in the end; you are mine [noren]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora