in the end; you are mine [noren]

is dongyul your baby?

Después de que llegaran a casa con Dongyul Renjun no tuvo ni las fuerzas, ni las ganas de alejarse de su hijo.

Estuvo con el en todo momento, espero a que se duchara, lo ayudó a elegir pijama, calentó la sopa que le había hecho antes y se la dio el mismo lentamente, aún cuando el menor estuvo reacio al principio, y luego le dio medicina para evitar que enfermara. Se quedó con el toda la noche, aveces intentaba alejarse para ir a ver si Jian estaba bien, sabía que el menor no estaba acostumbrado a dormir sin el así que le preocupaba mucho cómo se sentía en aquel momento con su ausencia, pero luego, Dongyul sostenía su camiseta con fuerza entre sus manos hecha puños y se aferraba a su olor como cuando tenía tres años y extrañamente no podía dormir.

Dongyul no tenía un sueño ligero a diferencia de Jian y la culpa lo estaba volviendo loco, su hijo menor ni siquiera llegó a tener su propia habitación por mucho tiempo, con Dongyul era lo contrario y sin embargo, sabía que también lo necesitaba. Soltó un suspiro acariciando el cabello del menor a su lado, Jeno había estado con ellos un buen rato y los impulsos de Renjun para decirle a Jeno que fuera a mirar a Jian lo estaban carcomiendo como nada antes, pero se contuvo y decidió mantenerse en silencio. Aquella solicitud traería preguntas y las preguntas discusiones que no estaba dispuesto a tener así que prefería mantenerlo así.

Mentiría si dijera que no deseaba que Jian pasara por aquella puerta y se acurrucara a su otro lado, era su sueño, su aspiración más grande en la vida justo en ese instante, sentía que nunca podría cumplirla si seguía tan envuelto en las mentiras, pero debía ser honesto.

¿El veía a Jeno en el escenario? ¿Jeno estaba acurrucado con ellos en la cama de sus sueños? Aveces si.
Aveces, cuando se ponía a soñar muy alto el Alfa estaba con ellos, pero aquel solo era un sueño que sería imposible cumplir, porque para ello tendría que confesar su secreto más grande; que Jian era su hijo, que era un Lee. Y eso no estaba en discusión, él jamás pondría a su hijo en peligro por aquel apellido.

Renjun no estaba seguro de a qué hora se había quedado dormido, pero el sonido de voces y varias personas moviéndose en el piso de abajo lo despejo de su sueño, se apartó de Dongyul con delicadeza y con cuidado salió de la habitación asegurándose de dejar las ventanas cerrarlas para que ninguna luz le molestara, se estiró cuando estuvo en el pasillo y pasó sus dedos por sus ojos antes de decidir ir a la habitación que había estado ocupando, abrió la puerta con cuidado y encontró a Jian aún durmiendo, aquello le hizo sentir culpable.

¿A que hora se habrá dormido para aún estar durmiendo? Jian tenía un horario estricto que casi nunca rompía, no importaba cómo o cuando, cuando marcaban las nueve automáticamente bostezaba y extendía sus brazos esperando que alguien lo llevara a dormir, quizás hacerle cariñitos en el cabello porque su sueño era muy delicado, hizo una mueca antes de decidir dejarlo dormir por un rato más. Fue al baño e hizo sus necesidades antes de bajar las escaleras.

El ruido seguía presente, varios alfas y betas se movían de un lado a otro, frunció el ceño arreglando su abrigo—seguía lloviendo ligeramente—y camino hacia la cocina en donde estaban los Lee, bueno, algunos de ellos. Desde que puso un pie en el lugar todos giraron a mirarlo.

-Buenos días.-susurró mirándolos, se sentía tan como en los viejos tiempos. Solo que no eran viejos tiempos y no solo tenía a Dongyul sino también a Jian, pero bueno, si se sentaba a contar las cosas que habían cambiado...

-Buenos días, Junnie.-saludó Taeyong con una sonrisa, se suponía que el mayor no vivía en la mansión pero iba muy a menudo, demasiado, según las quejas de Jeno.

De repente se escuchó un gruñido y Renjun llevó su vista al pelinegro, Jeno tenía el ceño fruncido mientras miraba a su hermano mayor, las venas de sus manos se veían muy marcadas.