Capítulo 2

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La noche se encuentra calmada, es perfecta para poder realizar algunos hechizos si tan solo Tyre, se digna aparecer, llevo más de una hora esperándolo Madame Lilith aseguro que él era alguien confiable, pero lo dudo mucho.

Estoy a punto de volver a casa cuando escucho el crujido de pisadas, él aparece entre la oscuridad como si todo el rato hubiera estado ahí espiándome.

—No vuelvas hacer eso —digo.

—¿Hacer qué? —pregunta inocentemente— Bueno, ¿Por dónde vamos a comenzar?, tu abuela me dijo que estás muy por debajo de mis expectativas pensaba que iba a tener más suerte con una de las brujas más temidas de la congregación.

—Cuida tus palabras, niño bonito.

—Es un halago que la gran Marah Bach me considere bonito —dice mientras finge hacer una reverencia.

—Eso no es lo que quería decir

—Ya sé a qué te refieres Marah, pero no soy el ejemplar de un hechicero en Ankara, si lo fuera claramente no estaría aquí. —menciona con melancolía, Tyre tiene el cabello castaño siempre luce un poco desaliñado, pero en el buen sentido, es el mayor de los cuatro hijos de los Grann, tiene meses que su actitud es diferente todo el mundo lo puede notar, pero nadie sabe a qué es debido.

—¿Cómo es que Madame Lilith te convenció hacer esto?

—Ya sabes él porque, mejor pregúntame lo que en realidad quieres saber, ¿Cómo el grandísimo Tyre Grann molesto a un Loa?

Tyre va de aquí allá, me doy cuenta en seguida de que no se puede quedar quieto en un maldito lugar por más de cinco segundos, no sé si lo hace para fastidiarme o si siempre ha sido así.

—¿Te puedes dejar de mover por un momento? Es molesto —asevero.

—Con gusto —. Se detiene en medio de árbol tirado y se sienta. — La verdad por la cual hice enojar a un Loa, fue porque profane el templo de los espíritus con Astrid, pero claro que a ella no la molesto un irritable espíritu por un mes entero.

—¿Me estás diciendo que la razón por la cual molestaste a un Loa fue por meterte manitas con Astrid?, oh dios si eres un idiota Tyre. — digo riéndome.

—En fin, esos no son tus asuntos y lo único que vine hacer aquí es ayudarte hacer tu ritual para poder pagarle a tu abuela su favor.

—Entonces iniciemos.

Caminamos hasta las profundidades del bosque donde hay un viejo tocón de lo que alguna vez fue un árbol frondoso, él empieza a encender las luces de las velas que voy colocando alrededor del tronco del árbol, cuando terminamos nuestra tarea nos ponemos uno enfrente del otro.

No quiero tocarle las manos a Tyre, me da temor que haya engañado a Madame Lilith y me trajera hasta aquí para dejarme inconsciente y así poder encerrarme de una vez por todas como el consejo desea.

—No tenemos toda la noche Marah— dice mientras me ofrece su mano — Lo que haremos hoy no será quitar toda tu maldición sino solo modificarla, verás tú no puedes usar magia sin salir dañada, de seguro ese encanto que utilizaste en la mañana dejo una gran marca ¿no es así?

—Lo pude soportar —respondo.

—Claro que sí, ¿Pero no te gustaría utilizar ese poder que tienes sin salir lastimada?

Vaciló al principio, pero le termino dando la mano, tiene razón acerca de la marca ahora mismo todavía puedo sentir un leve ardor que dejo el encanto de la mañana, el ardor es un constante recordatorio de que no vuelva a utilizar ninguno de mis poderes.

La maldición de MarahDonde viven las historias. Descúbrelo ahora