Después de ese incidente el tiempo paso más rápido de lo esperado, durante el día hacia las tareas del aquelarre mientras que en las noches entrenaba diferentes hechizos en compañía de Tyre algunas veces si estaba de buen ánimo, Madame Lilith nos acompañaba, pero no siempre era así.
Astrid estaba detrás de mí más de lo normal parecía un halcón esperando cazar a su presa sin embargo yo no era tan fácil de atrapar, era más lista o al menos eso creía hasta que Aubrey Cabane llego a nuestra puerta.
—¿Dónde está madame Lilith? —pregunta con una sonrisa tratando de reflejar calidez.
—Se encuentra indispuesta en estos momentos —respondo en seguida.
Madame Lilith con el paso de los días se iba apagando como una vela, cada vez más rápido, no se encontraba en un estado de salud sano, todos lo sabían, había días en los que se paraba para poder dar un paseo por las calles de Ankara y demostrar que todavía seguía firme, pero al llegar a casa se desplomaba en su habitación.
—Entonces tendré que tratar contigo —dice con disgusto—¿En algún momento se me permitirá pasar? No quiero desperdiciar toda mi mañana estando aquí.
—Puede entrar.
En cuanto la madre de Astrid entra en la cocina todo el lugar se impregna de un olor a incienso, camina enfrente de los estantes de los frascos como si estuviera buscando alguno que no encajara correctamente.
—Como sabrás pronto será el solsticio de verano, el consejo organiza una gran fiesta para agradecer las bendiciones que recibe el aquelarre, pero este año será más especial que cualquier otro ya que por un lado serás ascendida a madame mientras Astrid será convertida en miembro oficial del consejo—La madre de Astrid es imponente, siempre luce de una manera tan pulcra que hace sentir a las demás personas incómodas, nada puede pasar desapercibido para alguien como ella—. Sabes que tarde o temprano tu abuela tendrá su partida, su lugar será ocupado por ti, de esta manera siempre ha sido no tendría por qué cambiar ahora.
—Creo que siempre estuvo muy claro ese punto en la vida de mi familia —empiezo a decir—. Lo que no comprendo es lo siguiente, ¿Cómo la líder del aquelarre me viene a decir esto personalmente?, pensé que para eso tenía a sus lacayos.
—Al parecer mi hija piensa que puedes llegar a ser una amenaza, para ser sincera yo no lo creo—. Toma un respiro intentando encontrar las palabras correctas para proseguir—. Las amenazas se eliminan Marah, pero no todas lo pueden hacer como tu comprenderás algunas se tienen que controlar, espero no tener que llegar a otros límites aquí.
—Yo no creo poder ser una gran amenaza para una persona como Astrid —declaro.
—Muchacha claro que no eres una amenaza para ella —aclara —Tal vez este un poco nerviosa por Tyre pero es solo un chico, al final siempre recuperan la cordura los muchachos.
—¿Entonces que es lo que quiere realmente? No vino aquí solo para decirme lo de la fiesta del solsticio ni mucho menos a decirme de las inseguridades de Astrid por Tyre, ¿De qué realmente quiere amenazarme? —Mi voz suena más fuerte de lo que hubiera deseado.
—Mi visita consiste en ver potenciales peligros de la congregación no en los intereses pueda tener Astrid—dice con una mirada seria—. Quiero recordarte que en nuestra comunidad tenemos cero tolerancias con tu linaje, puedes llegar a tener una vida digna como tu abuela si juegas bien tus cartas, pero recuerda que les paso a tus padres sería una lástima que volviera a ocurrir.
—Creo que ya termino tu visita en esta casa Aubrey—. Madame Lilith estaba saliendo de su habitación dirigiéndose a donde me encontraba.
—Oh, veo que esta mejor Madame—. Una inusual sonrisa que lucía más bien una mueca aparece sobre su cara. —Solo le comentaba a tu querida Marah, sobre su deber en nuestra congregación, nada por lo cual preocuparse creo yo, debería retirarme tengo que seguir con los preparativos del solsticio.
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La maldición de Marah
FantasyLa familia de Marah Bach ha sido maldita desde siglos atrás para permanecer en el Aquelarre de Ankara, obligada a suprimir su magia desde que nació, busca poder escapar para encontrar su libertad. En un mundo donde todos te dicen que el único error...