Capítulo 8

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No pensé que les tomará tan poco tiempo encontrarnos, tenemos que llegar a un lugar donde sea posible perderse entre la multitud, nuestro rastro será más difícil de encontrarse así, la situación es que no encontramos ninguno.

Montar a caballo por horas es incómodo, ninguno de los dos se quejaba de ello, pero estamos conscientes de que tenemos que parar en algún momento pronto, si es un lugar cerca del agua lo agradecería más porque me encuentro sedienta. Al final ninguno de los dos tuvo que decir algo, los animales se encontraban tan cansados como para seguir avanzando.

—¿Qué demonios fue lo que paso en la mañana? —pregunta—. Era como cuando te molestas tanto que logras que la hierba se quede sin vida.

—No pensé que lo fuera hacer realmente —explico—, cuando era niña lo hice una vez, estaba muy enojada con Madame Lilith porque no podía jugar con los animales o algo así, no tengo el recuerdo tan claro, pero no podía pensar en otras cosa que no fuera tocar a las preciosas cabras porque tenía en la mente está loca idea de que se las iban a llevar o que corrían peligro, cuando nos dimos cuenta todo un círculo a mi alrededor era césped muerto, después de eso ya conoces la historia, termine como la marginada de la congregación.

—Así que hoy éramos las cabras ¿no? —asiento—. Bueno para ser honesto, fue grandioso, no la parte donde casi nos atrapan, pero si la parte donde no tienes miedo de defenderte.

—Gracias —digo—. ¿Cómo fue que casi sucedió eso?

—Al amanecer, todo estaba muy tranquilo, decidí dejarte sola por un tiempo para poder encontrar el desayuno, pero de pronto tenía a flechas apuntándome y a mi padre liderando a un grupo de gente, no pude ser tan ágil como para esquivar tantas personas a la misma vez, no con el enfrente de ellos.

—Debimos ser más cuidadosos en borrar nuestro rastro —comento.

—Ni que lo digas.

Todavía seguía tan abrumada, que no había puesto atención en donde nos encontramos, es un pequeño claro, sin muestra alguna de agua a la vista o vida humana, todo era tan tranquilo que dudaba que hubiera un sonido aparte del que hacían los caballos o nosotros.

—¿Crees que nos encontramos cerca de alguna población?

—Quiero pensar que si—. No sonaba muy convencido.

—Si nos quedamos aquí, no podremos averiguar si la hay.

Caminar se encontró una tarea algo difícil al poco tiempo, al salir del claro de árboles, solo había grandes extensiones de pequeñas colonias verdes, subíamos y bajamos, ¿podíamos seguir así por más rato? No lo creo.

—¿Escuchas eso? —dice de repente Tyre.

—No escucho nada—. Hace una señal con su dedo para que guarde silencio, trato de prestar atención a cualquier sonido que haya llamado la atención de Tyre, estoy apunte de decirle que la deshidratación nos está afectando, cuando escucho pequeños golpes, como los de una carreta en movimiento—. Personas

—Eso significa que tiene que haber una población cerca donde podremos descansar por fin—. Su sonrisa luce tan amplia que hasta a mí me contagia de esperanza de poder dormir bien de una vez por todas.

Seguimos a una pareja de señores que llevaban en su carreta trigo, lo que daría por un poco de pan con mermelada. A la entrada del pueblo había una piedra sostenida por dos pilares que sobre ella estaban grabadas las palabras momenti est in domum suam.

—Es imprescindible el hogar —murmuro—. ¿Qué crees que signifique?

—Que aquí no se toman muy en serio a los espíritus o al menos eso espero.

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⏰ Última actualización: Nov 23, 2020 ⏰

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La maldición de MarahDonde viven las historias. Descúbrelo ahora