Capítulo 6

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—¡DESPIERTA!

El sonido de las palabras resuena en mi mente, pero es imposible moverme, mi cuerpo yace sobre algún tipo de superficie dura y fría, todo es oscuridad en estos momentos, ¿se supone que así será mi vida? Encerrada en el lugar vacío de mis pensamientos.

Madame Lilith se encontraría decepcionada de mí, si pudiera verme diría "Estas desperdiciando tiempo en los lamentos, ellos no lo merecen", con todo mi ser deseo que todo esto sea un sueño, confió que una vez mis ojos estén abiertos podré verla y abrazarla, no me importa si protesta al principio se que al final me envolverá entre sus brazos, solo así sabría que todo estaría bien.

El eco de un chasquido hace cosquillas en mis oídos, haciéndome abrir mis ojos al instante, lo primero que logro distinguir es a la joven que se encuentra enfrente de mí, su tez oscura resplandece entre los pocos rayos de luz que hay en la habitación, su piel aparenta un brillo aperlado, la presencia de ella me causa una tranquilidad inexplicable, cuando miro alrededor se exactamente dónde estoy: las tumbas.

—Qué bueno que ya te encuentras despierta—. Consigo recostar mi espalda sobre la pared que tengo a mi lado—. No tenemos mucho tiempo, ellos no tardaran en llegar.

—¿Quién eres? —. Nunca la había visto antes, busco a tientas mi daga, pero no la encuentro en su funda.

—Buscas esto—. Sobre su mano permanece intacta aquella hoja afilada que me ha acompañado varios años—. Por cierto, soy la segunda bruja Viktoria, un gusto de conocerte Marah Bach, hubiera preferido conocernos en otras circunstancias, pero tal parece que te gustan las cosas con un poco más de emoción diría yo.

—¿Estoy soñando?

—¿Soñando? Solo mis hermanas se presentan en sueños, yo en cambio encuentro eso un poco insignificante, ¿Quieres que alguien se una a tu clan? Tienes que enfrentarlo de frente, los sueños no son de mucha ayuda en estas propuestas —. Explica

—De acuerdo, no estoy interesada —digo enojada —, me lo pensé bien y no recibo nada a cambio de unirme a ustedes.

—Pero que cosas dices Marah, ganas más que todos aquí, ¿Quieres poder? Ya lo tienes, simplemente te hace falta práctica, sin ofender, pero tu amigo Tyre, no puede darte todas las respuestas para usar tus dones, nosotras te ofrecemos la enseñanza que siempre te ha sido negada.

—¿Pueden permitirse enseñarme hechizos, pero no romper la maldición?

—Eso es diferente, para ti romper la maldición es una demostración de lo que eres capaz, eres tú la indicada para disolver la condena que esta sobre ti, no puedes hacer que otras personas luchen tus batallas.

—Claro, aquí encerrada voy a estar disolviendo maldiciones. —contesto con ironía.

—Mi hermana me había dicho que eras mordaz, pero no a tal punto—. Toma asiento al lado mío—. Creo que no estas tomando en cuenta todas tus opciones Marah, si desconfías del poder de tu magia ella no va a responder, necesitas estar segura de lo que estas haciendo para que tenga efecto.

—Bueno, gracias por el consejo, pero dudo que me sirva mucho si estoy encerrada en este lugar—. Me levanto del suelo, mi cuerpo se encuentra adolorido, mis piernas apenas se pueden mantener de pie.

Si quiero salir de aquí tengo que pensar en un plan, ¿en donde tendrán a Madame Lilith? ¿estará encerrada en una tumba como yo? Si es así, mis probabilidades para poder escapar de aquí se reducen a nada, dudo mucho que la segunda bruja quiera ayudarme a escapar, Hadasa dijo que sus hermanas vendrían a probarme si era digna para un lugar entre ellas, pero dada mi posición no creo que todavía este en pie la propuesta.

La maldición de MarahDonde viven las historias. Descúbrelo ahora