Pasaron días y luego semanas, a las demás personas este hecho les era poco interesante, sin embargo, notorio.
Y es que, el niño rubio, asustadizo y solitario por ser diferente del resto, junto con el chico serio e intimidante, excluido por el mismo motivo. Ahora estaban juntos de una forma casi inseparable.
Ambos eran amigos, pero existían algunas diferencias poco relevantes
A Craig no le importaba quien fuese su amigo, estaba feliz de tener a alguien.
A Tweek le importaba que ese alguien fuera Craig, pues aquel día cuando lo ayudo, le cogió cariño.
Pensamientos distintos que llevaron a una misma amistad.
Aun así como dije, poco relevante, pues ambos con el pasar del los dias y los siguientes después de estos, comenzaron a sentir un cariño mutuo.
— Tweek, no necesito que te quedes, estoy bien— Respondió con molestia el azabache quien empujaba su puerta con fuerza.
— Craig, abre la maldita puerta— Gritaba Tweek mientras hacía lo mismo que Craig solo que a la inversa.
Una discusión algo cómica se formó esa tarde en Agosto, pues Craig en un momento determinado del día le había comentado a su amigo que tuvo una pesadilla, Tweek al enterarse de esto algo preocupado le dijo al de chullo que si podía hacer una pijamada en su casa.
La respuesta fue no.