El día continúo y los siguientes también, la relación del grupo de amigos seguia intacta, pero esto no sería por mucho, el viento en Noviembre corría fuerte, se acercaba el invierno.
— Bien, sabes que hacer— Le dijo Clyde a Tweek quien esperaba detrás de la escuela a Craig.
— Creo que es demasiada presión— pequeños ataques de ansiedad se mostraron nuevamente como en su niñez.
— Todo estará bien, y si te rechaza, prometo gastarme los 5 dólares de Token en comprarte una malteada— Le sonrió.
— Bien, se que intentaste anímarme pero salió mal, creeme— Respondió aún más nervioso el blondo.
— Ya es hora— Menciono el moreno jalando al castaño hacia el— Te dejamos Tweek, tu puedes.
— QUE, NO, NO PUEDEN DEJARME— El rubio empezó tener escalofríos y balbucear palabras.
— Tweek, eres valiente y capaz, tu puedes, Craig no te va a matar— Se separó token del castaño para abrazar a asu amigo— Respira.
El rubio inhaló y exhaló varias veces antes de regresar a su estado normal.
— Tu crees que el te haría daño?— Pregunto Clyde desde atrás, el de orbes miel se puso la mano en la frente por aquella pregunta irresponsable.
— No— Soltó el rubio— Craig jamás me haría daño.
— Entonces no tienes de que preocuparte— Dijo el castaño.
— Bien, tienes razón— Cogió valor el blondo— Estaré bien.
Se escucharon unos pasos indicando que alguien se acercaba. Token le dió un último abrazo junto con Clyde antes de irse ambos, dejándolo solo con un chico más alto que el, de característico chullo azul.
— Bien, qué sucede?, Porque este misterio de venir tras la escuela?— Cuestiono el ojiazul— Acaso vamos a coger?
Tweek sabía que sus bromas siempre se tornaban o crueles o sexuales, algo muy común en su amistad, más justo ahora lo que menos queria era un chiste estúpido, no ahora que estaba a punto de confesarse.
— Yo, seré honesto, y bueno, a veces creo que es muy obvio, aún así te lo diré, me gustas Craig, me gustas de forma romántica y perdón si esto es incomodo para ti, pero necesitaba decírtelo.
El rubio no podía ver los ojos de su amigo, estaba demaciado apenado, demaciado asustado, demaciado de muchas cosas. Quería hundirse en el suelo, y el silencio del contrario solo lo hacían querer salir corriendo de aquel lugar, encerrarse en su habitación, cubrirse bajo sus sábanas y no salir nunca jamás.
— Craig, porfavor di algo..— El más pequeño apretó sus puños intentando mantenerse fuerte, sentía lo que venía después del silencio.
Tweek miraba los pies del azabache, quietos, como pegados al suelo, poco a poco estos empezaron a desprenderse avanzando hacia el ojiverde.
De pronto sintió como unos brazos lo rodearon, apegandolo fuerte a su pecho.
Pasaron unos segundos juntos, segundos que parecieron minutos.
— Tweek, también me gustas— Dijo finalmente Craig.
Esas palabras retumbaron muy dentro del blondo, un calor inundó su pecho, una corriente fuerte lo hizo estremecerse levemente bajo el más alto, parecía algo imposible.
Este no puedo resistirse, y correspondió su abrazo. Hundiendo su rostro en el cuello del contrario.
— Carajo, no es justo, pero estoy feliz por ellos.
— Bien bebé lloron, ahora págame.