d o c e

1K 109 11
                                    

Propuesta

Termino y se aparto, dejando ver la cara de Tsuna completamente roja y luego rio entre dientes mientras el mismo estaba avergonzado.

—¿R-reborn? ¡Te estás riendo! —grito el joven ofendido y completamente rojo como tomate.

El azabache no tenía otra manera de como expresarse de haber hecho aquello, si, lo había besado, pero ni el sabía como o porque su cuerpo decidió actuar ahora; solo sabía que desde hace tiempo se había estado conteniendo y ver que el castaño pensaba lo mismo sobre querer estar solos,  lo hizo feliz, al señor arrogante, ex asesino, le hizo feliz una simples  palabras. Pensando en eso, Reborn estaba comenzando a considerar que Tsuna era su perdición.

–!E-eres un idio— estaba por decir Tsuna,  cuando el hombre más alto lo tomo de los hombros y lo acerco a el para ocultar su cara en su pecho.

—Si, si, soy el idiota que te acaba de besar y que también ha hecho lo posible para que notes que me gustas—dijo el ex asesino de ese modo, para que el castaño no viera su expresión totalmente avergonzada.

El Moreno escuchó como Reborn decía todo  eso como si no fuera nada, pero estando cerca de su pecho escuchaba los latidos de su corazón,  tan rápidos. Tsuna se puso indudablemente feliz; mucho tiempo negando que cualquier palabra que saliera de la boca de los demas, iban a ser siempre mentiras. Por que él leia los pensamientos, que siempre eran honestos y jamas mentian, pero al salir palabras de la boca siempre oia cosas engañosas y convencionales, el oji-miel harto de eso, dejo de confiar y callo, eso, hasta que conocio al asesino, quien en todo el tiempo que estaban juntos, sus palabras fueron fieles a sus pensamientos, no habia nunca mentiras en él a menos que de su trabajo se tratara. Por eso, podia y queria creer, que cuando Reborn dijo que gustaba de él, era verdad.

—Pfft Ja, jajajajaja R-reborn, tu eres, eres imposible—comenzo a reir el castaño, mientras sus inseguridades desaparecían, se mantuvo ahi, abrazando al hombre  y dejando que la vergüenza lo inunde

—Tu eres el unico imposible aqui, tan despistado, endemoniadamente inocente y distraido, no sabes cuantas veces me desespero por que no me notaras—se quejo el azabache, revolviendo los cabellos castaños del mencionado.

—No, quiero decir, admitiste tan rápido las cosas que crei podia morir de felicidad—comento entonces el moreno, alejandose y dejando ver ahora, su rostro que comenzaban a soltar lagrimas—Yo no tenia la velentia para decirlo, lo mas probable era que, si no te gustará,  te alejarias y yo no te detendría—continuo, secando torpemente los fluidos, mientras Reborn  aun tenia su mano sobre su cabeza—Si no lo deciamos,  nos hubiéramos dado cuenta tarde, eso es gracioso y triste a la vez.

El azabache volvio a envolver al menor entre sus brazos, acomodando ese pequeño cuerpo dentro del suyo, como si hubieran sido formados para encajar de esa manera. Y es verdad, era triste saber,  que si Reborn no hubiera sido persistente se rendiria facil y se alejaria de todo, pero no fue asi y jamás seria así.

—¿Y crees que me hubiera rendido tan rápido? Dame-Tsuna no me conocés  entonces —rio de nuevo entre dientes.

Y después de eso, se dedicaron a caminar tranquilamente por la calle, hasta llegar a aquella capilla que era su parada principal,  se sentaron en las bancas mas cercanas a la salida y solo aguardaron en silencio; pensando en lo mas profundo se su ser, en todo lo que paso y pasaria, sin molestar el uno al otro, hasta que al parecer sus pensamientos se sincronizaron.

—Entonces...Tu y yo, quiero decir, nosotros ¿Algo va a cambiar?—pregunto el oji-miel, jugando con sus manos en notable nerviosismo.

—Por supuesto que si, dame-tsuna—dijo eso, pero ni él estaba seguro de lo que pasaria ahora.

❀-Su voz-❀Donde viven las historias. Descúbrelo ahora