Capítulo 18

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Era momento de enfrentar sus sentimientos, tenía que hacerlo, sin importar el costo. Pero aun hay cosas que no llega a entender, necesita ayuda para estar completamente segura de sus sentimientos, ¿quién la iba a ayudar?

Todavía no tenía en claro quien la iba a ayudar con sus sentimientos, ¿quién tenía más experiencia amorosa entre ellas? Oh no, sabía la respuesta y realmente no le gustaba: Nazarena; muchas veces llegaba a ser tan odiosa en ese tema y lo menos que quería era tener que escuchar sus regaños por haber negado el amor que Daniela le había ofrecido. Pero no había opción ¿no?

Suspiro.

Camino lentamente hasta el escritorio en donde se encontraba Nazarena, quien aprovechaba la demora de la maestra en turno para escuchar música mientras dibujaba.

- Nazarena, tienes un minutos - dijo tratando de llamar la atención de la castaña, quien asentía en repetidas ocaciones mientras se entretenía con su dibujo - Nazarena - volvió a insistir, sólo que esta vez movió un poco el hombro de la chica, quien chasqueó su lengua y dejo el lápiz en la mesa y la miro.

- ¿Qué? - dijo sacándose los audífonos escondiéndolos nuevamente en su mochila.

- ¿Podemos hablar un momento?

- ¿Es urgente? - pregunto, claro que no dijo nada después de ver los ojos de la trigueña, suspiro - Hablemos a fuera.

Ambas chicas salieron del salón, caminaron un poco después de salir, apoyaron sus brazos en el pequeño muro de contensión que tenía el pasadizo.

- ¿De qué querías hablar?

- Tengo una duda - dijo Angely, resiviendo una mirada de parte de la castaña - y necesito tu ayuda.

- ¡Wou! La inteligentisima Angely pidiéndome ayuda, necesito grabar este momento - exclamó la castaña en broma, riendo al ver la cara seria de su contraria - Quita esa cara de amargada, hombre.

- Es algo serio - dijo tratando de sonar segura, cosa que no era así, aunque luego termino susurrando un: - creo.

- Suéltalo.

Angely quedó en silencio, buscaba las palabras correctas para poder preguntarle.

- ¿Vas a hablar?

- ¿Cómo sabes que alguien te gusta? - soltó cerrando los ojos, no quería ver la reacción de su contraria, quien sonreía levemente.

- Pues.. - empezó a decir mientras miraba a un punto fijo en el patio del colegio - cuando empiezas a pensar mucho en esa persona, y sin querer empiezas a sonreír cada que piensas en ella, claro que también te confunde y crees odiarla. Gustar es raro. O al menos eso es lo que yo creo.

- Gracias - dijo mirándola, observando como la castaña miraba el salón de la otra sección.

Un giro de cabeza de parte de Nazarena, quizás un movimiento hecho por su subconsciente debido a un pequeño gustar en la otra sección.

- Entremos.

Ambas chicas entraron otra vez al salón. Una con una posible respiesta en su interior, mientras que la otra manifestaba indicios de unos posibles interesés románticos con alguien del otro salón.

(...)

Es tan hermosa. Pensó la azabache mientras miraba el perfil de una concentrada trigueña: Angely. La mayoría de sus pensamientos eran contradictorios, unos apoyando la idea de seguir gustando de Angely mientras que los otros trataban de apoyar la idea de cambiarla con Noemi. Ese era uno de los pensamientos que la carcomían, ¿reemplazar a una persona con otra? Era algo que no permitiría realizar pero no podía darse el lujo de herir su corazón.

- Pss, Danny-chan - susurró la morena sonriendo - se te cae la baba.

Daniela rápidamente limpio su boca, creyendo que aquel líquido transparente caía de sus labios, cosa que no era verdad. Frunció su ceño y con mirada retadora miró a la morena quien ocultaba su risa con sus manos.

- Mentirosa.

- Perdón.- dijo Noemi sonriendo en demansía, lo que provocó que sus ojos se cerrar.

Los ojos de Daniela brillaron, esa sonrisa era espectacular, una opresión en su pecho se hizo presente, acababa de engañar a su corazón, queriendo visualizar a Angely en la morena, cosa que no sabría que podría. Estaba consciente de eso, quizás darle una oportunidad a Noemi era lo que necesitaba para sentir como el calor abrazaba nuevamente a su corazón, ese calor que hacía tiempo no sentía. Sus relaciones anteriores habían fracasado, siempre por un pequeño falló de ella, lo que le hacía sentir miserable después se terminar.

- Daniela, ya terminaron las clases - dijo la morena colocándose la mochila en la espalda - vamos.

- Esta bien - logró decir reaccionando ante el comentario de su amiga, empezó a recoger sus cosas y salió del salón.

Había sido un día agotador y necesitaba recuperar energías, claro que no era la única. Angely estaba en un conflicto emocional, sus confunsos sentimientos y pensamientos jugaban en su contra, tanto que podría gritarle a cualquier persona lo que sea que se le pasa por la cabeza, desde la confesión de Daniela hasta el momento actual que estaba viviendo.

Ambas suspiraron resignadas. No podían hacer nada o eso creían, la confusión hecha un huracán sin salida las había encerrado y cualquier movimiento en falso podría matarlas. Vaya comparación, pero a veces es así ¿no? La vida nos confunde a más no poder y con un prqueño movimiento en falso podemos salir volando a lo alto del cielo para caer en una gran plancha de tierra de verdad para ver la cruda realidad que nos rodea. Eso es lo que pasa con ellas ¿verdad? Pues la respuesta es sí, ninguna quería ver la cruda realidad, ellas querían vivir en su mundo lleno de magia en donde solo ellas tenían el poder de destruir y crear, sin saber si en ese mundo podrían conservar el amor de la otra. Un mundo que las dos crearon, sólo que cada quién habitaba en un lugar lejano y ajeno a la otra.

Su andar paró. El recorrido de agua salada que pasaba por sus mejillas la despertaron, ¿por qué lloraba? ¿Por la verdad? ¿O por querer vivir una dulce mentira? Sus preguntas no tenían respuestas, o al menos ella no podía darles respuesta, no por ahora. Limpio sus mejillas y talló sus ojos para que no quedará alguna evidencia, claro que su familia no preguntaría y en caso lo hiciera podría responder que estaba durmiendo, después de todo ni se veían.

My princessDonde viven las historias. Descúbrelo ahora