Primer sentimiento

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Apenas sonó la alarma señalando que el castigo había terminado la ojiperla se despidió rápidamente y salió corriendo del lugar. Confiaba en que el sensei no era un pervertido acosa estudiantes pero aún le daba mucha pena verlo a la cara.

Por su lado Tobirama-sensei camino a su auto y se dirigió a su apartamento. Al instante de llegar su teléfono sonó.

-Diga-Contesto serio.

-Tobiramita- Gritó un hombre al otro lado del teléfono.

-¿Qué quieres?- Sabia perfectamente de quien se trataba.

-Que malo eres Tobirama, soy tu hermano, ¿no puedo llamarte de vez en cuando?- Pregunto fingiendo tristeza.

-Me fue bien si es lo que preguntas- Respondio mientras se sentaba en su sillón.

-Aún le alborotas las hormonas a la chicas?- Pregunto divertido.

-Ni me hables de eso, es molesto- Sentencio enojado.

-Soy el director, Tobirama, conozco a esas señoritas- Dijo para tranquilizar a su hermano.

-¿Podría pedirte un favor?- Consulto el peliblanco.

-Mientras no sea una grosería sí- Respondio con una sonrisa.

-Hablame de Hinata Hyuga- Pidió sin ser conciente de lo que estaba diciendo.

-¿Asi que la Hyuga?- Dijo pícaro soltando una risa.

-No seas tonto, es mi alumna- Respondio un poco nervioso.

-Bueno, su padre Hiashi Hyuga es le vicepresidente de puntos de ventas en Honda y no tiene madre. Es capitán del grupo de ajedrez y hasta donde sé es muy buena estudiante- Explico el castaño.

-Ya veo, adiós- Dijo cortando la llamada.

No era la respuesta que esperaba, por alguna razón quiera saber su situación sentimental.

-"¿Qué mierda estoy pensando?"- De dijo a si mismo.
●●●●

Al día siguiente dio sus clases con normalidad y por la tarde espero pacientemente a que llegaran sus estudiantes castigados.

Todos menos Hinata entraron con la cabeza abajo, esperando hasta que llegase la hora de irse.

-Sensei, ¿podemos escuchar música?- Pregunto una rubia de coleta.

-No- Contesto seco sin voltearla a ver. ¿Acaso no entendían que era un castigo?

Cuando la alarma sonó indicando que ya se había acabado salieron corriendo como si su vida dependiera de ello.

Tobirama se quedó un rato más revisando fastidiosos trabajos mal redactado, otros incompletos, por suerte, muchos no lo había hecho y le ahorraba tiempo.

Un poco cansado decidió que era hora de irse, afuera estaba comenzando a llover y cada vez se hacía más de noche.

Paso a un pequeño supermercado que estaba cerca de la institución y tomo un par de botellas de cerveza. Al momento  de llegar a la caja vio como una una azabache entraba corriendo a la tienda exhausta.

-Señorita, ¿le pasa algo?- Preguntó la mujer de la caja.

-N-no, solo es lluvia- Contesto intentando sonreír.

El peliblanco notó que su estudiante tenía un celular en la mano, al parecer había estado llamando. Se acercó a ella después de pagar y comenzó a hablar

-Si no me dices en este momento que pasa te mando a castigo de nuevo- El mismo sabia que no podía hacer eso, estaban fuera de horario lectivo, pero tal vez ella no lo sabía.

-No es nada, Tobirama-sensei- Exclamo nerviosa.

-Entonces te veo mañana en castigo- Dijo frunciendo el ceño.

-No no. Es que, ese hombre me está siguiendo hace rato- Dijo bajando la cabeza al borde del llanto, mientras señalaba disimuladamente el otro lado de la calle.

Y en efecto, había un hombre vestido completamente de negro que tapaba su rostro con una capucha, parecía que estaba esperando a alguien.

-Nadie te contesta en casa, ¿cierto?- Preguntó mirando el teléfono que tenía en la mano y ella afirmó sus sospechas.

-Ven- Dijo tomándola de la mano y abriéndole la puerta del copiloto.

-Tobirama-sensei...- Dijo un poco confundida.

-Entra rápido- Pidió, así que ella asintió y se montó en el vehículo.

En un instante el pelinegro entró al auto y comenzó a conducir, siendo guiado por la ojiluna hasta su residencia.

-La próxima vez que te pase debes decirle a alguien sin necesidad de que te amenace- Dijo sin voltear a verla.

-Lo sé, es solo que, creí que era idea mía- Contesto con cara triste que no pasó desapercibida por el hombre.

Llegaron a la residencia y la azabache agradeció a su sensei.

-Ten, llámame si vuelve a pasar- Ordenó mientras le entregaba una tarjeta con su nombre y teléfono.

-Espero no haberle causado problemas, sensei- Dijo con sinceridad.

-Para nada, espero que no te vuelva a pasar- Exclamo con una sonrisa haciendo sonrojar a su alumna. Se veía tan linda de esa manera, tan inocente y pura.

-N-nos vemos Tobirama-sensei- Soltó mientras salía del auto a toda prisa.

El peliblanco espero a que esta entrada a su casa y luego se fue a la suya. Por alguna extraña razón sentía algo cálido dentro de él, se sentía bien, vivo, algo cambió después de ese acontecimiento.

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