- ¿Robert? No quería llamarlo a esta hora, lo siento… ¿lo molesto? Soy Mercedes Lambre.
Robert encendió la lámpara de su mesita de noche. Empezó a prestar atención a la llamada al escuchar de quién se trataba.
- Por supuesto que no, ¿está todo bien?
- No lo sé… acabo de despertar… y… Ruggero… él no está en ninguna parte… lo he buscado por todo el departamento y… - un gemido salió de su garganta. En realidad, reía muy fuerte por dentro. – tengo miedo… no sé qué hacer… - otro gemido, esta vez más real. Robert empezó a alarmarse. – estoy sola.
- ¿Cómo qué…como qué Ruggero no está con usted? – preguntó completamente indignado.
- No… no está en ninguna parte… - le dijo Mechi, a punto de echarse a llorar. Estaba disfrutando muchísimo de esto. No sabía si reírse ahora, o guardarse esa risa para cuando Ruggero llegara. – búsquelo… por favor, tengo miedo…
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Una fresa más. Esta tenía chocolate derretido sobre ella. La puso sobre sus abdominales, mientras la saboreaba lentamente con su húmeda lengua. Rugge gimió. Cerró los ojos y dejó que Sabrina terminara con su trabajo. Era increíble. Espectacular. Bajó sus manos suavemente por el cuerpo de ella, apenas pudo sentir su piel… la erección creció más.
- Deberías tener un idea de cómo me tienes. – susurró él. Las caderas de ella se sentaron sobre sus piernas. Otra fresa, Sabrina se inclinó… ésta iría a parar en otra parte. – oh… nena…
La pequeña fresa adornó el miembro de Ruggero aún escondido entre sus pantalones. Bajó hasta la altura de su entrepierna y mordió lentamente uno de los muslos de Ruggero.
- Mnh… - gimió ella. Una vez más volvió a morderlo, mientras Ruggero le apretaba el culo a medida que ella aumentaba la fuerza de sus mordidas.
- Sigue, vamos…sigue… - le rogó él. Ruggero tenía la vista nublada. Pero qué buena que estaba Sabrina. Podía notar la diferencia entre una simple niña de diecisiete y una mujer de veintitrés. De pronto, los labios de la morocha encontraron la deliciosa fruta en la punta del pene de Ruggero… se correría… tan solo con el fino contacto de sus labios contra su poderosa masculinidad…
De repente, una llamada.
- Mierda… - se quejó él.
- ¿Contestarás? - preguntó ella. Ruggero palmeó el celular de entre sus bolsillos traseros. Una oleada fría se la pasó en el corazón cuando vio que se trataba de Robert. Algo estaba saliendo mal, y no le gustaba para nada.
- ¿Señor? – contestó. Sabrina se hizo a un lado, con un gesto nada amable.
- ¿Dónde estás? – le preguntó este de inmediato.
- ¿Yo?... en mi casa señor ¿por qué? ¿Ha habido algún problema?
- Mercedes Lambre acaba de llamarme, está sola. No vas a tomarme como imbécil Ruggero. A mí no.
La sangre se le enfrió. Cerró los ojos, lamentándose mil veces por a ver confiado en ella.
- Solo…solo salí para…
- ¿Para follar? ¡Coño! Se acabó, estás despe…
- ¡No! no ha sido eso, se lo juro… - se puso de pie, sin importarle que Sabrina aún se haya quedado con ganas de más. – He salido por un tema personal, pero olvidé decírselo a Mercedes...
- Si no estás con ella en menos de cinco minutos, te olvidas de tu maldito trabajo Ruggero. De tu jodida paga, de tu jodido auto y de ella… te olvidas de todo.
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''24 HORAS'' Novela Ruggechi
RomanceA Ruggero Pasquarelli le han encargado el caso de Mercedes Lambre y la misteriosa desaparición de los miembros de su familia cada 24 horas. Deberá protegerla hasta que esta sea mayor de edad y pueda defenderse por sí sola, mientras tanto... ¿será ca...