Capitulo 14:

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El pene de Rugge ingresó directamente entre las entrañas de Mechi. Ella apretó fuertemente las manos que Rugge había puesto sobre su cintura.

- ¡SÍ! – gritó ansiosa. Le había tocado pertinentemente el clítoris. Su cuerpo se envolvió en sudor. – más, más… - pidió gritando y sin temor de que alguien la escuchara. 

Ruggero apretó aún más sus manos sobre la cintura de Mechi, haciendo que esta lograra meter aún más su pene en ella. Un grito aún más fuerte de parte de Mechi, que hizo que su garganta se viera afectada. 

- Así, así… sigue, sigue… - volvió a pedir ella, convertida en la fiera que solo Rugge conocía. Alzó el cuerpo y sacó la polla de Rugge de sus entrañas. Dios mío, necesitaba ya de esa droga que era su masculinidad… no dudó ni un segundo más en bajar su cuerpo y hacer que Rugge entrara de golpe en ella. - ¡Oh Dios!

La garganta de Rugge se había secado completamente. Estaba gritando por dentro y soltando pequeños gemidos que probaban que necesitaba desahogarse. Mechi lograba llevarla al cielo en menos de lo que cualquier mujer podía lograr. Lo excitaba tanto. Muchísimo. Con solo verla su corazón latía y sus ganas crecían. Mechi era lo más delicioso que sus labios habían probado y… sí, ahora lo podía comprobar, también lo mejor que su pene había follado. 
Sus manos encerraron el rostro de Mechi mientras ella se movía en círculos sobre sus caderas. La hizo inclinarse hacia él para así besarla de nuevo. 

Un “eres exquisita” se escuchó en medio de los besos. 

Ahora un gemido de Mechi se escuchó. Y Rugge, que la apretaba aún más fuerte… y ella… que estaba a punto de llegar al orgasmo. 

- Te lo haría mil veces… - confesó él. No mentía. Podía pasarse la vida entera follándola y cada segundo lo haría correrse. – no sé que tienes joder… no sé que tienes que me encanta… 

Ella volvió a sonreír. ¿Mañana se acordaría todo esto? Se mordió un labio y acarició suavemente el marcado torso de Rugge. Sus dedos juguetearon con su piel, de arriba hacia abajo. Rugge intentó alcanzar uno de ellos con sus labios y Mechi le hizo el favor… colocó uno de ellos sobre su boca. Este se los besó suavemente mientras su nariz también hacía contacto con ellos. Se estaban mirando de nuevo… y él…aunque ella no recordara nada mañana… necesitaba decirle algo… algo que estaba sintiendo justo ahora…

Cuando de pronto, la blackberry de Mechi suena en medio de la noche. Y todo acaba. Y el deseo se esconde. Y nadie existe. Ni siquiera Ruggero. Ni siquiera lo que él ha empezado a sentir por ella. Ni lo que han hecho. Ni los besos que se han dado. Solo existe Jason, y el nuevo mensaje que le ha dejado en el celular.        Mechi se le separó de inmediato, cogió el celular, puesto en la mesita de noche y leyó atentamente.

- ¿Es él? – preguntó Rugge. Volvió a tragar saliva, tragándose a la vez esos estúpidos reclamos que estaban a punto de hacerle sin razón. ¿Qué iba a decirle? No tenía derecho para nada, porque lo de ellos no era más que una relación de trabajo muy complicada. 

- Sí… - contestó Mechi, sonriendo y sin dejar de leer. Casi no podía prestarle atención a Rugge. Y algo en él no andaba bien. Algo en algo él dolía como fuego en la piel. Podía controlarse él, pero no sus propios sentimientos. 

- ¿Qué te ha dicho?

- Que no importa lo que ha pasado hoy, que quiere arreglar las cosas y que…

Y ella siguió hablando. Sin saber que, en esa misma habitación… estaba rompiendo el corazón de un hombre que había roto el corazón de muchas. Que lo estaba destruyendo, como no tenía una puta idea.

''24 HORAS'' Novela RuggechiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora