Beka respiró profundo de pie frente a la entrada a una aldea en la que no quería estar. Pero en la que entraría porque necesitaba armas, influencia o ayuda que, justo en ese momento, no podría obtener en ninguna parte.
Fue revisada en la entrada de la aldea, luego de eso fue conducida hasta la Hokadia donde se encontró con un hombre que nunca creyó conocería.
—Lindo color —dijo el sexto Hokage—, el de tu cabello, digo. Ojalá el mío fuera así de claro, sería algo más popular... supongo.
Beka no disimuló su desconcierto, su expresión decía todo lo que su cabeza pensaba. Por eso la sonrisa de Kakashi Hatake terminó siendo más grande aún.
» Lamento que lo primero que escucharas, después de venir tan lejos, sean las tontadas de este viejo. Pero pareces inusual... Ah, no, esa no es la palabra. ¿Especial?
—Sexto sama, ¿podría dejar de decir idioteces y darle indicaciones o dejarla ir a descansar? —preguntó Sasuke que había escuchado toda la palabrería de su sensei—. Soy Sasuke Uchiha, estaré a tu cuidado a partir de ahora. Trabajarás conmigo y te explicaré todo mañana, por ahora te mostraré un poco de la aldea y el lugar donde te quedarás.
—Muchas gracias —dijo Beka nada entusiasmada.
La verdad, además de su recelo a la misión y su preocupación por Beha, estaba cargando con una ansiedad tremenda. Era la primera vez que dejaba la guarida del clan donde creció, así que todo: caminos, cielo, paisajes, incluso el clima, eran nuevos para ella.
—Cualquier cosa que necesites, puedes consultar conmigo —dijo el peliplata—, y si estás aburrida y con tiempo libre puedes pasarte por aquí, siempre estoy libre.
—Eso no es cierto —dijo Tsunade entrando a conocer a la nueva chica—, pero si estás en problemas seguro que podemos ayudarte. Así que no dudes en pedir cualquier cosa.
Beka asintió. No creía poder abrir la boca sin vomitar, así que solo hizo una mueca pretendiendo una sonrisa y salió siguiendo a Sasuke.
En el camino no vio ni escuchó nada de lo que el otro señaló o dijo, iba concentrada en no desmallarse. Se sentía fatal, tanta gente, tanto movimiento, tantos sonidos y tantos olores le mareaban.
—... y solo tienes que caminar a la inversa para llegar a Hokadia —indicó el azabache luego de abrir la puerta de un pequeño departamento—. Lamento que esto sea tan pequeño, pero por ahora no hay más.
Beka negó con la cabeza y, encantada, miró el interior. Algo de esa magnitud le caía perfecto. Aunque, para su gusto, era demasiado aún.
—Muchas gracias por todo —dijo la chica sintiéndose un poco mejor. Estar en un cuarto piso le había permitido tomar aire y recobrar un poco la compostura—, muchas gracias de verdad.
La sonrisa de Beka fue sincera, tan hermosa y radiante que, por un segundo, Sasuke se perdió en ella, teniendo que garraspar para sacarse a sí mismo del embeleso que le producía esa chica.
—Bien, te veo mañana. Descansa —pidió el azabache y la pelipalta asintió respirando realmente profundo.
Cuando Sasuke se fue, Beka entró a ese departamento donde pasaría el tiempo que le tomara realizar su misión.
Caminó algunos pasos hasta el pequeño comedor detrás de un par de sillones, que tenía detrás la pequeña cocineta que constaba de una estufa pequeña, el fregadero, la nevera y algunos cajones.
Miró por la ventana y el gentío en las calles le revolvió el estómago, de nuevo. Caminó a la puerta cercana y miró el pequeño baño con una tina tan pequeña como nunca había visto. La puerta contigua era su habitación, una que agradecía haber encontrado.
Beka se tiró a la cama y miró el techo pensando en que en serio eso era pequeño y en serio se sentía enorme. Los lugares vacíos daban esa sensación.
—De verdad es guapo —dijo teniendo que tragarse la mitad de su última palabra, terminado en llorar mientras ahogaba algunos dolorosos sollozos.
»Por favor, Dios —dijo en un murmullo—, que ella esté bien. Que todo vaya bien para ella... Por favor.
Y, tras algunos minutos de llorar, se quedó completamente dormida.
* *
Gaara abrió los ojos y, aún en la modorra del despertar, sonrió mirando el luminoso amanecer en su ventana. Luego, enderezándose un poco, posó la vista en esa chica peliplata que dormía recargada en su pecho.
Volvió a recargar la cabeza en el respaldo de ese sillón e, ignorando la molesta torcedura en su cuello, se preguntó hacía cuánto había dormido toda una noche sin pesadillas.
Era raro, aún sin el Shukaku, su cabeza no había sido la misma. "Traumas del a infancia" le dijeron los del consejo de ancianos que regían su aldea.
Un suave quejido lo alertó, provocando que la tensión que hizo su cuerpo despertara a Beha.
—Buenos días —dijo Gaara sonriendo a la chica que le miraba con los ojos tan abiertos que le provocaron una risa—. Deberíamos trabajar menos, te enfermarás.
—Si tú estás bien, yo estoy bien —aseguró Beha levantándose del sillón, sintiendo al fin la incomodidad de dormir toda una noche sentada en un sofá de Kazekadia—. Mentira —gruñó poniendo sus manos en su espalda, empujando con un poco de fuerza su torso hacia el frente—. Deberías cambiar ese sofá por una cama si pretendes hacerme trabajar hasta caer rendida.
—Lo lamento —dijo la gruesa voz de un hombre que recién despertaba—. Trabajas tan bien que me emociono. No me di cuenta que era tan tarde. Cuando te vi dormitando pensé en cerrar los ojos un minuto antes de dejar todo para irnos a casa y me dormí.
Beha sonrió moviendo la cabeza de un lado a otro. Hacía una semana había llegado a ese lugar, y en cuanto vio a su víctima se había enamorado. Así que no era raro terminar sonriendo por cualquier cosa que él dijera o hiciera.
«Estaré feliz de ser la madre de tu hijo» Pensó la peliplata sin dejar de mirar a ese que le encantaba, y con el que no le molestaría hacer una familia.
«Imposibles» Pensó esta vez, y tras suspirar pidió permiso para ir a casa a darse un baño y desayunar antes de volver a trabajar.
Gaara lo permitió pensando en que necesitaba también hacer eso.
Continúa...
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EL CLAN
FanfictionEllas fueron concebidas y procreadas con los génes de los mejores clanes para un único propósito: concebir y procrear en secreto descendientes de los mejores clanes existentes. Ellas son la cuarta generación de EL CLAN, y las cosas no les saldrán j...