Capitulo 9

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Beka no creía lo que veía. Esa mujer fría que siempre odió por insensible, estaba rota más allá de lo que nunca imaginó, estaba llorando frente a ella mientras sus nervios la derrotaban.

Ella había pensado que, antes de que la alianza shinobi se hiciera cargo de ella, Krista la descuartizaría. Pero la descuartizada parecía ella, o al menos su espíritu sí que estaba despedazado.

«¿Acaso las ancianas daban tanto miedo?» 

Se preguntó sin siquiera atreverse a creer que su madre lloraba por su destino y el de todas esas chicas que ella llamaba y quería como hermanas.

—¿Tienes manera de protegerlas? —preguntó de pronto Krista, llenando de confusión a una contrariada chica—. ¿Sabes de alguna manera para mantenerlas a salvo?

La mirada suplicante de su madre la invitó a llorar. La desesperación que emitía era genuina, ella de verdad estaba preocupada por las chicas.

Y, a punto de decir que no, recordó las palabras de otro dispuesto a defender, con todo lo que tenía, lo que amaba.

"Protegeré a mi hermana con mi vida, si es necesario"

Eso había dicho Shikamaru cuando le contó que sospechaba que Chika era su hermana. Recordar eso le dio qué pensar. Sobre todo porque, cuando vio al Kazekage preocupado por su hermana, supo que podía confiar en que Krista no se saldría con la suya si llegaba hasta esa aldea.

—Supongo que sus verdaderas familias lo harían —informó Beka atrayendo un poco de calma para su madre y otro poco para sí—. Sé que con Chika será así, porque su hermano dijo que lo haría. Y creo que Naruto, al saberla su hermana, hará lo que sea por Nyoko. Sasuke me debe un favor, así que Sachi también podría quedar protegida; y, por Beha no tienes que preocuparte, Gaara la protegerá aún si no se lo pedimos.

—¿Y tú? —preguntó Krista sin lograr respirar del todo—. ¿Tú tienes quién te proteja?

—Yo no necesito que me protejan —aseguró Beka sonriendo casi de manera burlona—, fui criada para proteger, así que tampoco tienes que preocuparte por mí. Preocúpate por ti y la manera en que enfrentarás a esas brujas del concejo.


* *


Kakashi se encontraba en la habitación de hospital donde Beha estaba; la miraba pensando en sin fin de teorías que no se atrevía a pensarlas realidad, aunque estaba casi seguro.

Ahora que había visto a Beka con Krista, casi podía animarse a asegurar que era real ese sentimiento de protección que le nacía cada que veía a ese par de cabello tan claro como el suyo. 

—Se parecen más a mí —dijo una voz entre las sombras, que el peliplata casi reconoció—. Excepto el color de cabello, ahí me ganaste.

—¡Krista! —exclamó Kakashi viendo a la mujer en que se había convertido aquella chica que más de veinte años atrás lo había dejado luego de enamorarlo.

—Ha pasado tiempo —dijo una pelirroja tan bella como recordaba, y tan llorona también—. Kakashi..., sé que no debería, que no merezco ni pedirlo, pero necesito un favor. Ella piensa que no lo necesita, y puede que en serio sea así, pero no me sentiré segura si no hay alguien que la proteja; por eso, ¿puedo pedirte que cuides de nuestra hija Beka?


* *


La peliplata entró a la habitación en que una azabache nerviosa se había encerrado para sentirse un poco protegida y, viéndola llegar, se tiró a sus brazos para sentirse también querida.

—Chika —habló Beka al borde de las lágrimas—, déjame contarte una historia —dijo y le platicó esa historia que Shikamaru le dijera días atrás.

—¿Estás diciendo que fui robada de mi familia? —preguntó la chica N y la otra asintió—. ¿Lo sabías?, ¿sabías que había bebés robados entre nosotras?

—No lo sabía —respondió Beka—, de hecho, cuando Shikamaru lo mencionó no lo quise creer, pero luego llegó la carta de Nyoko diciendo que robaría el bebé del clan Nara... Creo que debí mencionarlo, pero estaba lo de Beha y, no sé, no quería que las cosas fueran peor. Pero no está bien, Chika. Nada está bien. Incluso Krista está aterrada. Yo no sé qué va a pasar con todo esto, y si Krista no puede hacer nada, yo mucho menos.

Beka rompió en llanto, se sentía terrible de todo. Estaba aterrada, pues todo se sentía mucho más grande de lo que podía cargar. No quería, de verdad no quería entregar a sus hermanas a nadie. Pero si no podía protegerlas, ¿cómo podía atreverse siquiera a mantenerlas a su lado?

Chika, confundida, pero ansiosa de aliviar el dolor de esa que quería como una verdadera hermana, abrazó a la peliplata que lloraba.

—¿Crees que nos aceptarán? —cuestionó la azabache pensando en que, de la manera que hubiese sido, todas pertenecían a un clan vivo.

—A ti te están esperando ya —informó Beka provocando que un cálido e inusual sentimiento le inundara el corazón a esa chica que, antes de saber quién era, solo podía sentir miedo por su situación actual.

—Vamos a estar bien —aseguró Chika Nara, sonriendo a pesar de sus lágrimas—. Seguro que todas estaremos bien.

Pero, a pesar del entusiasmo en la voz de esa que le hacía feliz saber tranquila, Beka no creyó que todas estarían bien. Ella sabía que una, la que más quería, no saldría viva de todo eso. Y su corazón recibiría demasiados daños, también. 

Igual asintió y, con una sonrisa, le dijo cuánto la quería y le informó que los golpecitos en su puerta eran de su familia, una que la esperaba ansiosa.

Detrás de la puerta apareció Yoshino y Shikamaru, ambos sonriendo pero ella llorando y, cuando la asombrada chica en la habitación sonrió, la mujer se tiró a atrapar entre sus brazos a una que, aunque todo indicaba que no, nunca perdió la esperanza de recuperar.

Chika se dejó abrazar, Kakashi apareció de pronto con el Sharingan activado y la bella Chika no pudo más que caer en el Genjutsu que el ninja copia usó en ella.


Continúa...



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