》Capítulo 2 - Reiniciar《

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“Todos llevamos en nosotros mismos un guía mejor de lo que pueda serlo otra persona.”

Jane Austen

28 de junio 2009 - Aeropuerto Internacional Ministro Pistarini - Ezeiza, Buenos Aires

¿Qué tan narcisistas podían ser los habitantes de aquella ciudad? La respuesta los sorprendería; nadie parecía mirar más allá de sí mismos, por más que estuvieran en compañía de otros, como si tuvieran una extraña necesidad de mostrarse especiales o superiores a los demás. Sin mencionar el histrionismo.
La fila para poder pasar la zona de migraciones se acortaba cada vez más, pero para Marizza era interminable. Se sentía sumamente agotada después de 13 horas de vuelo y su cuerpo le exigía café, una ducha y una cama. En lo posible en ese orden.

- Hay gente para todo.- protestó una señora a su lado, observando con el ceño fruncido a una chica discutir con la que parecía ser su hermana, mientras que su madre las ignoraba por completo.

Marizza simplemente le lanzó una mirada de soslayo, sin emitir palabra. Lo último que tenía ganas de hacer en ese momento era socializar con una señora de aspecto amargo.
Una mujer, que al parecer era de seguridad, se acercó con intenciones de calmar las aguas y chequear que todo estuviera bien.
Una vez que dejó dicha zona a sus espaldas, apresuró su caminata deseando llegar a su casa cuanto antes.
Las personas caminaban de un lado a otro; algunos deseosos de huir y otros deseosos de reencontrarse, algunos con aspecto cansado y otros con aspecto rozagante, otros con sus miradas clavadas en sus teléfonos celulares, como si en esas pequeñas pantallas se concentrara su universo. 
Aún recordaba la última vez que estuvo en ese aeropuerto, hace casi dos años atrás. Era una melancólica noche otoñal y jamás podría olvidar cómo las lágrimas se agolpaban en sus ojos mientras esperaba en la sala a que anunciarán su vuelo, con el corazón hecho pedazos y anhelando que el dolor cesara; anhelando poder reconstruirse y volver a ser ella.
Ahora, a casi dos años de aquel día, podía decir con una sonrisa que lo había logrado. Mentiría si dijera que los recuerdos ya no le hacían daño, pero si había sanado la parte más importante.
Había reconectado con sus pasiones, reavivando la llama que había apagado; había reavivado el mejor sentimiento que podía tener una persona: Amor propio.
Casi dos años después, volvía a aquel aeropuerto con energías renovadas, siendo la que nunca debió dejar de ser.

A lo lejos, vislumbro a una joven hablando por celular mientras que sostenía dos cafés en su mano libre, vistiendo jeans oscuros y un sweater de color gris que resaltaba aquel pelo rubio que conocía a la perfección.
Sonrió ampliamente, acercándose lo suficiente a ella para que captara su presencia, y al notarla soltó un agudo grito que estaba segura habían oído en todo el lugar.
A los pocos segundos, los brazos de Mía rodeaban su cuello con emoción, intentando no derramar el café.
La fragancia de el Tommy Girl invadió su nariz; aquel perfume era su aroma característico de toda la vida. La había extrañado tanto todo este tiempo, y a pesar de que hablaban todos los días, no era lo mismo. No era suficiente. 

-Si no me soltás te quedas sin dama de honor.- dijo divertida, intentando contener su emoción.
- Nada fue igual sin vos, Maru. Te extrañamos demasiado… te extrañe demasiado.- exclamó en tono dramático pero sin borrar su sonrisa.
- Yo también te extrañe, mononeurona.- Marizza plantó un sonoro beso en su mejilla mientras tomaba uno de los cafés.- moría por uno de estos.
- Lo supuse, te conozco.- exclamó con orgullo mientras se dirigían hasta su focus gris.
- ¿Me voy un tiempito y cuando vuelvo tenes un auto nuevo? .- rió Marizza guardando su valija en el baúl. 
- Necesitaba una renovación después del accidente de Petunia.- decía mientras peinaba su flequillo en el espejo retrovisor y se acomodaba sus gafas.- sabes que ella no volvió a ser la misma.
- Imposible olvidarlo.- dio un largo trago a su café para ocultar su sonrisa ante el recuerdo. Hacia aproximadamente tres años, ambas habían ido al shopping en busca del vestido perfecto para el evento lanzamiento de la nueva colección de Colucci y al salir, Mía hizo una mala maniobra por accidente provocando un choque contra otro auto, en el cuál "Petunia" fue la más afectada, requiriendo largos meses en el taller mecánico.
Desde aquel día, se había propuesto mejorar sus habilidades frente al volante.

𝑬𝒍 𝑯𝒊𝒍𝒐 𝑹𝒐𝒋𝒐 {𝑷𝒂𝒃𝒍𝒊𝒛𝒛𝒂}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora