》Capítulo 6 - Caricias inocentes《

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“Nos amamos con un amor prematuro, con la violencia que a menudo destruye vidas adultas.”

Vladimir Nabokov - Lolita

27 de enero 2003 - San Isidro, Buenos Aires, Argentina

Dia caluroso de verano, con el sol brillando con fuerza en lo alto; ¿había algo peor que el verano en Buenos Aires?
Quizás ya estaba demasiado acostumbrada a los veranos en el sur, que eran mucho más amenos y se podían disfrutar de otra manera. No sería fácil acostumbrarse a la ciudad nuevamente, pero estaba feliz de la decisión que había tomado.
Regresar para terminar la secundaria junto a su hermana, era lo que siempre había esperado.
Y es que habían pasado tanto tiempo lejos, que sería bueno recuperar, de alguna manera, algo de ese tiempo perdido… aunque no podía negar que por momentos sólo deseaba abofetearla.
Si bien con Mia no compartían los mismos padres, el haber crecido juntas y compartido tanto, había forjado entre ellas un vínculo que duraría para siempre; eran el agua y el aceite, pero eso era lo que hacía su hermandad tan especial.

- Se me ocurrió una super idea.- exclamó con emoción, sentándose a su lado junto a la piscina.- en lugar de hacer la feria americana este año cuando empiecen las clases, podemos hacer una colecta y donar lo recaudado.
Marizza se incorporó en su silla.- ¿estás hablando en serio? ¿eso se te ocurrió a vos?
- ¡Obvio! ¿no te gusta? también podemos decirle a Pili, Vico y Feli para que nos ayuden, vos las conoces.- decía animada.
La pelirroja sonrió.- me encanta cuando tu mononeurona funciona.- bromeo.- esta buenisimo y vamos a poder colaborar con un montón de gente, conta conmigo.

Su teléfono celular sonó a su lado e inevitablemente mordió su labio inferior al leer de quien se trataba. Realmente le había escrito.
Hace unas semanas cuando llegó a la ciudad, su madre la había invitado para acompañarla a un evento lanzamiento de un nuevo perfume, ya que así podrían tener un momento madre e hija.
Todo marchaba bien, hasta que los periodistas encontraron su momento para acribillar de preguntas a la famosa vedette con respecto a su carrera y vida personal. Marizza estaba acostumbrada a ese tipo de situaciones y aunque había momentos en que le molestaba, era el precio que debía pagar por ser hija de Sonia Rey.

-¿Por qué la sonrisa? .- preguntó en tono pícaro Mía, mientras se acomodaba dispuesta a broncearse.
- Me escribió el pibe que te dije el otro día.- contó con emoción.- Simon.
- ¿El viejito del evento? .- recordó con una mueca.
- No es un viejo, Mia. Solamente es más grande.
- ¿Y qué te dijo?
- Quiere que nos veamos en un bar hoy a la noche.
- Me imagino que no vas a ir, ¿no? .- Mía se quitó sus gafas, pero al ver la expresión emocionada de su hermana supo que estaba equivocada.- es peligroso, Mar. No lo conoces… ¿Y si es un loco?
- Entonces es un loco hermoso.- rió.- relajate Mia, no va a pasar nada.

[...]

Llevaba apenas 10 minutos sentada en la mesa del bar, a la espera de aquel chico que había conocido hace unas cuantas semanas atrás, mientras intentaba pasar el rato en lo que su madre respondía a los periodistas. Recordaba haber caminado hacia una barra en busca de un trago, sin exito; no servían alcohol a menores de edad y lo único que logró conseguir fue un jugo de naranja, cuando un atractivo chico de pelo castaño se paró a su lado con una sonrisa coqueta dibujada en su rostro. Era realmente muy hermoso.
-La hija de Sonia Rey ¿no? .- preguntó, mientras ordenaba un poco de agua. Tenía una cámara colgando de su cuello, por lo que supuso que estaría trabajando.
Marizza asintió devolviéndole la sonrisa, sin despegar su mirada de él.

Mentiría si dijera que no estaba nerviosa; había aceptado tener una ¿cita? Con un atractivo chico mayor y que sólo habían cruzado unas pocas palabras. Incluso logró convencer a Mía para que la cubriera, mientras ella escapaba por una ventana para no llamar la atención.
Se había esmerado en arreglarse para parecer más madura ante sus ojos, pero él parecía estar demorado y ni siquiera le había enviado un texto. Miles de posibilidades pasaban por su cabeza.
23:30. Marizza suspiro resignada, cuando sintió una mano tocar su hombro descubierto. Ese ligero contacto con su piel había enviado una descarga eléctrica por todo su cuerpo.

𝑬𝒍 𝑯𝒊𝒍𝒐 𝑹𝒐𝒋𝒐 {𝑷𝒂𝒃𝒍𝒊𝒛𝒛𝒂}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora