𝑬𝒍 𝑯𝒊𝒍𝒐 𝑹𝒐𝒋𝒐 {𝑷𝒂𝒃𝒍𝒊𝒛𝒛𝒂}

》Capítulo 1 - Get back《

"A veces podemos pasarnos años sin vivir en absoluto, y de pronto toda nuestra vida se concentra en un solo instante".

El retrato de Dorian Gray

18 de junio 2009 - Belgrano, Buenos Aires, Argentina

El otoño comenzaba a despedirse, para darle la bienvenida al frío invierno.
Los grandes ventanales permitían una hermosa vista de la ciudad teñida con los cálidos colores del otoño. Las hojas caídas de los árboles, daban un aspecto que ante sus ojos era digno de un retrato.
Lanzó una mirada a su reloj; el tiempo era interminable. Hacía solo veinte minutos que había acabado su último examen para poder obtener su título de Licenciado y esperaba ansioso por el veredicto. Aún recordaba el momento en que le anunció a su familia que quería dedicarse al mundo del diseño y producción audiovisual, pero sobre todo recordaba la furia de su padre por no seguir con el legado familiar.
Todos en su familia, a excepción de su madre, eran (o habían sido) abogados. Su bisabuelo al alcanzar el cargo de fiscal, había fundado el Estudio Bustamante, que tiempo después logró posicionar como el más prestigioso de la ciudad siendo líder en servicios legales. Su padre no tardó en mostrar su decepción con él, ya que alegaba que estaba en su sangre la obligación de seguir sus pasos y el de su hermano, pero Pablo jamás había sentido afinidad hacia aquello, ni mucho menos vocación.
Con su carisma y poder de convencimiento, había logrado conseguir que su padre lo aceptara y financiara sus estudios en la reconocida Universidad de Belgrano donde debido al convenio con su colegio, se ahorraba realizar el ingreso. La única condición era que mantuviera un perfil bajo, obedeciendo sus órdenes hasta que finalizara sus estudios.
Claro que ese acuerdo tuvo su fecha de caducidad al momento en que él decidió huir a Brasil con sus amigos dos años atrás, luego de que se negara a comprometerse con Paula y se desencadenara una gran discusión.
Una mano golpeó su hombro, sacándolo de su trance.

-No veo la hora de graduarnos de una maldita vez.- dijo su sonriente amigo mexicano a su lado.- por suerte ya falta poco ¿no?.
- Sí.- concordó divertido.- aunque ya tendría que haber ocurrido hace un año.

Si, hace un año tendría que haber recibido su título pero debido a su pequeña "escapada" tuvo que continuar un año más para completar las materias.
En cambio Manuel, su querido amigo oriundo de México D.F, había tenido ciertos problemas con el pago de los aranceles y no tuvo más que aceptar un préstamo a regañadientes del padre de su novia.
Se habían conocido cursando el tercer año de secundaria en el Elite Way School, cuando Manuel ingresó como becado y al poco tiempo se habían vuelto muy buenos amigos al descubrir que ambos compartían los mismos intereses. Había llegado a Argentina en busca de oportunidades para su futuro; su economía nunca había sido la mejor, pero sí lo suficientemente buena como para sobrevivir algún tiempo. Al conocer a Mia, su novia que en ese entonces cursaba su segundo año, su padre le había ofrecido un puesto de trabajo en su empresa permitiéndole ahorrar para sus estudios universitarios.
Habían compartido juntos infinidades de momentos desde la secundaria; más que amigos, eran como hermanos.
- Yo estoy seguro de que me fue bien.- afirmó con certeza el mexicano.- ¿y tú?
- También, aunque nunca se que esperar.- respondió con una risa.
- En la cena voy a pedirle a Mía que se case conmigo.- soltó sin más, provocando que Pablo abriera sus ojos como platos.
- ¿Que?
- Si... no me mires así. Nunca estuve tan seguro de algo en toda mi vida, Pablo.- decía con una sonrisa.- Mía es la mujer de mi vida.
Él simplemente sonrió levemente y palmeo su hombro.- me alegro por vos, sabes que siempre vas a tener mi apoyo, además de que estoy seguro que ella va a aceptar.
Y era cierto; Mía y Manuel siempre habían sido la pareja perfecta para los ojos de todos en el colegio, su amor era genuino, puro... como salido de un cuento de hadas. En todos sus años juntos, jamás habían tenido una pelea que los hiciera dudar de si debían seguir. Siempre se mantuvieron unidos y su amor crecía cada día más.