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El planeta Vegeta estaba exactamente igual a cuando estuvieron hace siete años, solo que en esta ocasión cuando bajaron de la nave, fueron recibidos por uno de los generales del Rey quien los escoltó hasta el palacio. 

— ¿Ansioso por la guerra, JungKook? — Le preguntó el saiyajin que los acompañaba, Kakarotto, con una gran sonrisa que extrañó a Jimin.

— Creo que podemos hablar de esto después de asegurar a mi compañero — JungKook no se vio afectado por la amabilidad del otro guerrero, siguiendo caminando a un lado de Jimin y observando todo con desconfianza. 

Una vez dentro del palacio, los llevaron hacia las habitaciones donde se quedarían y Jimin observó asombrado el lugar, era una gran alcoba de estilo imperial, con una cama lo suficientemente grande como para perderse, tenían un balcón por el cual se podía ver toda la ciudad y un baño que incluía todo lo que se podía imaginar. Jimin se preguntó si aquella era la habitación para unos invitados, cómo sería la de los reyes. 

— Tengo que ir con los soldados — JungKook esperó unos segundos para que Jimin investigara toda la habitación antes de hablar. — Hay guardias por todo el palacio, si quieres salir a curiosear está bien, pero regresaré para que cenemos juntos. 

Jimin observa a JungKook, quien parecía algo indeciso de dejarlo solo. 

Estaré bien... — Calma a través de su vínculo y puede ver como los hombros de JungKook se relajan una pulgada. 

JungKook lo observa por unos segundos, solamente contemplándolo antes de salir de la habitación. De buena voluntad siguió a Kakarotto por los pasillos del palacio, para nada impresionado por el lugar, siempre había sabido de lo ostentoso que era el castillo y poco le importaba aquello, había accedido a venir al planeta solo con un objetivo y quería cumplirlo lo más rápido posible. 

Ambos saiyajin entraron por unas grandes puertas y se dejó ver un inmenso comedor que estaba rodeado de generales e importantes guerreros, al final del lugar estaba el Rey que solo ofreció un leve asentimiento de reconocimiento ante su llegada. JungKook se sintió extrañamente familiar en el lugar. 

Un saiyajin se aclaró la garganta llamando la atención de todos los presentes. — Esta reunión es para poner a los presentes al tanto de la situación a la que nos enfrentamos... Tenemos un infiltrado en el ejército Cold y nos hizo saber que durante meses se ha estado organizando una invasión a nuestro planeta, por lo que necesitamos de nuestros mejores elementos para un ataque anticipado.

Muchos murmullos se escucharon, la mayoría de acuerdo con la situación que les planteaban, incluso muchos parecían ansiosos por una guerra luego de años de paz y tranquilidad entre los planetas cercanos. 

— Esperamos que todos los presentes puedan participar y estar durante la guerra. 

Poco a poco comenzaron a disiparse los hombres algunos agrupándose para comentar sobre el inminente enfrentamiento, mientras que otros estaban expectantes del Rey que se acercaba a un JungKook completamente serio. 

— Estaré en la batalla — Comienza antes de darle oportunidad al Rey de hablar. — Entrenaré y seré parte de sus filas, pero una vez que todo vuelva a la normalidad es mi deber velar por la seguridad de mi compañero. Volveré a la tierra, donde Jimin pertenece.

Se formó un silencio, la mayoría de los saiyajin del lugar no se atrevían a exigir nada ante el monarca del planeta, pero JungKook no tenía miedo, a pesar de conservar un profundo respeto hacia el gobernante, ya no se sentía parte de la raza de la que provenía. 

Inesperadamente, una sonrisa de lado se formó en los labios del hombre bajo y extendió su mano para estrechar la de JungKook. — No esperaba menos. Después de todo, yo mismo te desterré. 

JungKook asiente en comprensión.

Al otro lado del palacio, Jimin estaba curioseando por el lugar como un niño pequeño, se sentía como pez en el agua, tantas historias impregnaban las paredes del lugar y la cultura de su compañero estaba más viva que nunca, no creía que volvería a tener la oportunidad de aprender sobre los saiyajin en un lugar como ese.

— Debes ser el humano que nos visita — Una voz lo obligó a girarse sorprendiéndolo, un chico adolescente lo estaba mirando con una sonrisa, su cabello era de un color lavanda que sobresalía del tradicional color negro de su raza. Jimin lo reconoció de inmediato. 

— Príncipe Trunks — Hizo una reverencia tal como JungKook le había enseñado durante su viaje. 

— No es necesario eso, no eres saiyajin, no me debes respeto — El príncipe le sonríe, en ese detalle Jimin pudo ver reflejada a su madre en él. — Simplemente llamarme Trunks está bien.  

El chico era sin duda la mezcla perfecta de su padre y su madre, tenía la suavidad y la humanidad de la Reina Bulma, pero por su físico y gestos cuando se dirigía a otro de su raza, sin duda era una copia del Rey Vegeta. El príncipe le mostraba el castillo mientras conversaban sobre la tierra, estaba curioso por el planeta que nunca había visitado y del cual se madre provenía. 

— Suena bien... Mamá siempre habla sobre la tranquilidad y que siempre podía ser ella misma sin preocuparse por ser la Reina — Trunks lo guiaba por el castillo con toda naturalidad, acostumbrado al palacio que llamaba hogar. — ¿Cómo fue que tu compañero se adaptó? 

Jimin muestra una pequeña sonrisa al pensar en JungKook y en su vida juntos en la tierra. Verlo en las mañanas despertar mientras lo mantenía fuertemente apegado a su pecho, vestirse para su trabajo mientras se quejaba y más tarde en casa para disfrutar el tiempo juntos mientras le hacía el amor hasta el cansancio. 

— No fue fácil, JungKook es un gran compañero y prefirió sacrificar parte de su vida por mi, nunca podré compensar eso — Jimin se sincera frente al príncipe. — Hay días que parece tan natural en él ser parte de la tierra, incluso con todo su ser hosco y bruto, pero a veces muestra que realmente ese no es su lugar, se siente incorrecto de alguna manera que no puedo decir y sé que intenta lo más que puede.

Jimin sonríe cuando siente la mano del adolescente posarse sobre su hombro, conocía muy bien a los de su raza y sabía que esa sería la máxima demostración de consuelo que recibiría. No quería seguir hablando, y exponer sus verdaderos temores, como las pocas veces que despierta y teme que JungKook le diga que odia esa vida, que le falta parte de su herencia saiyajin. 

Jimin no quiere pensar que en realidad no lo ama y que solo está con él por ser la única opción que tuvo para no quedarse sin compañero.

— Te seré sincero, no me imagino a un saiyajin con una vida tranquila — Lo dijo de la manera más suave que pudo, pero sus palabras quedaron marcadas en la mente de Jimin. 

Different planets #2 →kookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora