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Abre sus ojos con fuerza y a pesar de estar mirando el techo de su cuarto, lo único que podía recordar y pensar fue en los ojos de JungKook. 

Justo cuando pensó que iba a morir en manos de un extraterrestre sin importancia, JungKook apareció para salvarlo y quizá en cualquier otro momento se habría sentido como en un cuento de hadas, siendo salvado por el amor de su vida, pero realmente en lo único que podía pensar en ese momento fue en los ojos de JungKook.

En la excitación, viveza y goce que reflejaban sus orbes negros cuando lo rescató. Sabía que el saiyajin hacía años que no luchaba, y ver en sus ojos como había disfrutado de la lucha, le dolió. Pocas veces lograba ver aquellos sentimientos en su compañero, JungKok lo miraba con cariño y hasta cierto punto con dulzura, pero nunca de la forma en que lo miró luego de pelear.

— Despertaste...

Gira su mirada y ve a JungKook al otro extremo de la habitación, se acercó a paso lento y cuando extendió la mano para tocarlo, Jimin se hundió un poco más en la cama queriendo evitarlo. JungKook pareció curioso y algo molesto por la manera en la que rehuía. 

— ¿Pasa algo? — A pesar que tenía una postura extrañamente relajada, su ceño se frunció al ver el comportamiento de su compañero. — Cuando saliste de la cápsula de recuperación dijeron que ya no debías sentir dolor, iré a pedir que te vuelvan a poner ahí.

Tan pronto como se había acercado, JungKook se estaba alejando y aquello alarmó a Jimin. En las últimas semanas apenas habían tenido tiempo juntos y ahora que lo conseguía, el saiyajin se volvía a escapar de su compañía. 

— ¡Estoy bien! — Su voz estaba seca, pero en la mesa al lado suyo había un vaso con agua. Apenas pasó el líquido por su garganta volvió a decir. — Estoy bien, nada duele. 

— ¿Entonces qué pasa? — JungKook se detuvo en su lugar y miró con recelo a su compañero, no entendía qué le sucedía o por qué evitó ser tocado. Se plantó en el lugar en la mitad del cuarto y cruzó sus brazos.

— Yo... No sé cómo sentirme — Vacila en qué decir y mira con cautela al saiyajin.

— ¿Sobre qué? — Dice sin paciencia. 

— Sobre ti. Sobre nosotros. 

La voz de Jimin tembló cuando dijo esas palabras y clavó su mirada a sus propias manos que descansaban en las sábanas de la cama, sin saber por dónde comenzar o cómo aclarar todo lo que estaba pasando por su cabeza en esos momentos, sobre todo porque sabía que los sentimientos eran un tema en el cual JungKook no se sentía muy cómodo y evitaba conversar.

— Sabes que hemos sido muy felices juntos, pero algo dentro de mi siempre se sintió inseguro con respecto a tu felicidad a mi lado. Obviamente no somos iguales, física y emocionalmente, pero aún así prefería pensar que era tu estoicismo y que en algún momento desaparecería con el tiempo. Pero no fue así. — Relame sus labios nervioso. — ... Obviamente no fue así y luego de verte en la batalla me di cuenta, te fascina matar y luchar, es parte de ti y conmigo nunca estarás completo.

Con miedo Jimin en ningún momento alzó la vista, sus manos de pronto parecían tan interesantes que no pensó en desviarse ni por un segundo. — No podemos estar juntos si claramente no eres feliz a mi lado. 

Tomando algo de valentía decidió dar un vistazo a JungKook y lo que encontró fue lo mismo que hace unos minutos atrás. JungKook lo miraba con indiferencia, con su ceño fruncido y de brazos cruzados, no se había movido ni una pulgada y claramente no tenía intención de ello. La sola imagen de ver al hombre que ama desinteresado de su relación, de él, enfureció a Jimin.

— ¿Puedes reaccionar? — Escupe sus palabras. — ¡¿Acaso no ves que te estoy dejando?!

El ceño fruncido de JungKook se acentuó un poco y relajando un poco sus hombros se dio media vuelta para salir de la habitación, no sin antes decir. — No puedes separarte de mi por nuestro vínculo.

Jimin miró la puerta de la habitación con lágrimas acumuladas en sus ojos. No iba a llorar, no ahora.

Más tarde aprovechó su oportunidad cuando Trunks lo visitó para ver cómo estaba después del ataque. Mintiéndole, Jimin le pidió tener una habitación para sí mismo, excusándose de necesitar algo de espacio a solas y para seguir con su investigación. Si Trunks le creyó o no, Jimin prefirió no saberlo, le bastaba con saber que tenía una temprana amistad con el joven Príncipe.  

No fue hasta el anochecer que volvió a ver a JungKook. El saiyajin estaba tan impasible y gruñón como siempre, haciendo que el corazón de Jimin doliera un poco más. ¿Cómo podía dejar a este hombre que amaba con locura? Pero el frío trato que le daba le recordaba que no podían seguir así.

— Ya no lo soporto.

Rompió el silencio luego de minutos en los que ambos se ignoraban y pretendían que compartirían la cama como siempre. JungKook lo miró atraído por sus palabras, y Jimin tomó una respiración profunda antes de soltar las palabras.

— Rechazo el vínculo. Yo, Park Jimin, te rechazo como compañero, Jeon JungKook.

Por unos segundos, como un rayo, Jimin creyó ver desesperación en los ojos de JungKook, pero se dijo a sí mismo que se lo había imaginado. Las emociones lo invadieron y las lágrimas caían de sus ojos, agachando la mirada negó con la cabeza.

— No quiero dejarte, pero no quiero que dejes de ser quien eres por mi.

Sin darle la oportunidad de decir algo o de hacer algo, Jimin abandona la habitación. 

Different planets #2 →kookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora