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Siete años más tarde.

Jimin suspira y pasa sus manos por el rostro, estaba extremadamente cansado, no sabía hacia dónde dirigir la investigación que estaba haciendo actualmente. Luego de salir de la universidad había comenzado a trabajar en una empresa privada que se dedicaba a la investigación de distintas razas y civilizaciones totalmente diferentes a la humana, ya que así ayudarían a mejorar las relaciones con otros planetas y también educarían a la población de las distintas culturas que habían en todo el universo.

Come algo, si no ingieres nada te vas a desmayar por el cansancio — Siente la voz que solo se podía reproducir en su mente y sonríe para sí mismo.

Eso voy a hacer, gruñón — Cuando dice eso solo escucha un pequeño gruñido a través de su vínculo.

JungKook estaba bien, por su parte en ese momento se encontraba haciendo equipo con la seguridad personal de un político importante que estaba en medio de una candidatura presidencial. Aunque muchas veces estaba harto de cuidar a gente de peligros ridículos, ganaba bien según Jimin, ya que era el menor quien administraba los ingresos de ambos.

Aquellas cosas eran las que a veces hacían dudar a Jimin, sobre todo al comienzo de su relación. Las diferencias culturales y las costumbres de un saiyajin a las de un humano eran muy grandes, pero con ayuda de su propia carrera universitaria, pudo entender a su compañero y a medida que pasaba el tiempo lo iba comprendiendo aún más. Aunque muchas veces pensaba que JungKook no era feliz con su vida de humano, cada vez que el pensamiento corría por su mente, JungKook hacía algo que lo eliminaba.

El saiyajin era realmente un gran compañero. Hasta el punto que lo dejaba sorprendido. Siempre lo cuidaba, estaba presente en todos los momentos importantes de Jimin, había asistido a su graduación y a la fiesta que se hizo después; en los eventos importantes de sus amigos como bodas o celebraciones, JungKook lo acompañaba y se mantenía a su lado. Aunque en el planeta Vegeta no se celebraba, cada año tenía un regalo para Jimin por su cumpleaños y también permitía que Jimin hiciera una celebración en casa.

JungKook realmente intentaba adaptarse lo más que podía a la vida de Jimin y eso lo valoraba mucho. Aparte el sexo asombro era una área que le daba mucho puntos. JungKook había demostrado ser un amante talentoso e insaciable. Muchas veces Jimin culpaba a su sangre saiyajin, porque el hombre nunca se cansaba de Jimin, casi todas las mañanas amanecía con una erección y miraba a Jimin con hambre.

Sin duda al lado de JungKook era realmente feliz.

Jimin también intentaba adoptar muchas cosas saiyajin a su vida, respetaba los rituales tradicionales que tenían en el planeta de origen de su compañero, desde la importancia del día de la luna llena, en donde los saiyajin tenían la capacidad de convertirse en monos gigantes que facilitaban sus luchas, JungKook en vez de convertirse esa noche, tenían una cena tradicional saiyajin y JungKook le contaba leyendas o costumbres de su planeta a Jimin.

Incluso Jimin había comenzado a aprender el idioma materno de su compañero, aunque en un principio fue difícil, ahora ocasionalmente le pedía a JungKook que le hablara en lenguaje saiyajin y así los dos tratan de mezclar lo más que podían ambas culturas.

Luego de una pesada semana, ambos coincidieron en su día libre de trabajo y como siempre, tenían un día perezoso en la cama o en el sofá viendo películas. Eventualmente ganó la primera opción y ahí se encontraban, totalmente desparramados en su cama mientras Jimin daba caricias en el rostro serio de JungKook. Alrededor de su cintura podía sentir la cola de JungKook envolviéndolo.

— Bebé — Llama suavemente.

— ¿Mmh?

— Te amo, ¿lo sabes? — Dice viendo los ojos cerrados de JungKook, quien mantenía una respiración pausada.

— Mmh.

Jimin evitaba reír a la respuesta que tenía el mayor ante su declaración. Lo había intentado en el sexo, en situaciones de angustia de ambos, en logros que tenían juntos, en cualquier escenario posible que podría pasar una pareja. Pero JungKook siempre respondía lo mismo.

Jimin más tarde entendió que realmente no existía la palabra amor en el idioma saiyajin, cuando le preguntó a JungKook la traducción él quedó en blanco.

— No existe traducción, los saiyajin no ocupamos esa palabra.

Literalmente el amor no era una opción para los saiyajin.

Mientras pensaba en eso, sienten que tocan el timbre de la casa y antes que se diera cuenta, JungKook ya se estaba levantando colocando algo de ropa mientras envolvía su cola a la cintura.

Al abrir la puerta, JungKook se encuentra de frente con un saiyajin. Tensándose no dice nada, no tenía porqué hablar con alguien de su propia raza, pero estaba preparado para defender su hogar.

— Jeon, el Rey Vegeta solicita tu presencia.

Different planets #2 →kookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora