08 ; penúltimo

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Jimin limpiaba la herida en la mano de JungKook con concentración, queriendo evitar alzar la mirada y ver los insistentes ojos del saiyajin, que al parecer no podían abandonar su cuerpo. Casi como si tuviera miedo de apartar la mirada y que desapareciera.

— Fue inteligente — JungKook parecía casi ansioso por hablar y Jimin no estaba nada más que sorprendido. Nunca había visto al saiyajin ser tan transparente con lo que quería o sentía. — La marca, antiguamente los compañeros las renovaban cada cantidad de años para tener una conexión más profunda. 

Jimin no sabía qué decir o hacer, solo agacha más la cabeza mientras seguía limpiando el corte, para después vendarlo y soltar su mano. Pero antes que pudiera decir algo, JungKook tomó la suya para comenzar a limpiarla y vendarla. Jimin observó como el saiyajin estoico y gruñón cuidaba su mano como un objeto precioso. 

Vendando su herida, JungKook lo mira a los ojos y por un segundo Jimin perdió el aliento.

— Quise decir todo lo que dije... Te amo, Jimin. Quizá no conozca el alcance real de esas dos palabras, pero es verdad lo que siento por ti — Tomando su mano con delicadeza, lo acerca a él para abrazarlo. 

Como un bebé, Jimin se dejó acunar entre sus brazos para besarlo. Casi gimió por el toque suave y divino, pero no tardó en responder al beso lento y apasionado, mientras sus manos se enterraban en el cabello del saiyajin. Un cosquilleo provocó una risa ahogada, cuando la cola de JungKook no se mantuvo quieta y lo envolvió por la cintura. 

El tiempo pasó lento mientras ambos se besaban como si no hubiera un mañana. Simplemente no podían tener suficiente del otro. 

— ¿Por qué no me dijiste esto? — Jimin mira los pocos centímetros que separaban sus rostros y a pesar de disfrutar la maratón de besos, un dolor punzante estaba en su pecho al saber que gracias a él casi murió JungKook.

— Le dije a tu padre que te dejaría ir si así lo quisieras y no puedo obligarte a estar conmigo por más que me encantaría — JungKook le regala una de sus pocas y extrañas sonrisas. — Si no puedo obligarte, lo que me queda es rogar... Por favor Jimin, nunca me dejes. 

Sus ojos recorrieron el rostro de su amado. El ceño de JungKook estaba levemente fruncido por la preocupación y la expectación, sus labios entreabiertos listos para seguir implorando por él, sus mejillas con un tono rosa que demostraba lo avergonzado que estaba por dejar su orgullo de lado y sus ojos. Sus ojos lograban hacerlo olvidar como respirar. Sus ojos llenos de amor y adoración, lejanos al frío e indiferencia que JungKook reservaba para el resto. 

— No lo haré — Susurra en voz baja a pesar que solo eran ellos dos. — Ya no.

JungKook lo besó hasta el olvido. O lo que Jimin pensó que era el olvido. El no dormir y la adrenalina lo hizo caer dormido entre los brazos de su saiyajin. JungKook lo dejó recostado en la camilla contemplando a su humano por unos segundo antes de salir, después de todo estaban en medio de una guerra.

El pánico estaba desatado y lo único que podía hacer JungKook era unirse al resto de soldados para ver si lograba hacer la diferencia. Su gran poder no tardó en resaltar para el ejército contrario, los peleadores más fuertes del ejército Cold se dividieron entre Vegeta, Kakarotto y JungKook, y aunque eran tres, pudieron dar una pelea perfectamente.

Con cada corte, golpe, hueso roto o mutilación, JungKook no dejaba de ver el palacio donde estaba Jimin y se recordaba que no podía perder. Tenía una razón que lo obligaba a vivir y JungKook sabía que Jimin era capaz de ir a buscarlo al infierno solo para volver a matarlo él mismo.

Los cuerpos en el suelo abundaban. Saiyajin y ejército Cold. Todos estaban juntos y revueltos de la misma sangre, pero al final todo valió la pena cuando el Rey Vegeta mostraba el cuerpo inerte de Freezer a todos los soldados que quedaban vivos. Terminar de exterminar al resto no fue un problema. 

— JungKook — Apenas sosteniéndose en sí mismo, JungKook no pudo hacer una reverencia pero asintió en dirección al Rey. — ¿Cómo te iría si te empezara a llamar General Jeon?

Algo dentro del saiyajin se movió con fuerza. Desde pequeño se imaginó a sí mismo siendo un general del ejército real, sirviendo a su planeta y al Rey. Incluso luego que fuera exiliado a la tierra seguía soñando con ello. Pero no podía hacerlo, no sabiendo que le afectaba a Jimin.

— Los saiyajin nunca me aceptarán, no con mi compañero. Y ni siquiera un planeta entero valdría más que Jimin — JungKook expresa con sinceridad y un toque sin respeto. 

Lejos de parecer ofendido, el Rey lucía complacido por su respuesta, casi como si la aprobara. — Te lo ganaste, peleaste como otro soldado más y fuiste de más ayuda que la mitad de mis hombres. Piénsalo, después de todo tu compañero viviría en el palacio.

JungKook negó con la cabeza y se dio media vuelta para volver al palacio.

Different planets #2 →kookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora