soy inocente

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(segunda parte)



Esa sonrisa jamás la olvidaré..

 me daba tanto miedo que a hora ya no se qué es peor.

Lionel estaba en aquella habitación temblando de frío y miedo mientras el castaño le miraba con odio puro.

Ni siquiera había volteado a verle desde que llegó, solo el pobre cuerpecito del castaño hecho un ovillo en aquella esquina tiritando y temblando de miedo, mientras intentaba con sus manos bajar su falda para que aquel hombre no le mirará, mientras que con la otra intentaba callar sus sollozos, sus pequeños pies doblados a su derecha para que aquel hombre no mirará sus piernas.

Sin embargo aquel sujeto solo lo llevo a ese lugar y lo arrojó con odio al suelo para luego solo mirarlo por lo que parecían horas, mientras leo rogaba para que no volvieran a introducir su "cosita" en él, pues eso dolía mucho y por más que imploro por qué parará, eso jamas pasó.

Él corpulento hombre se levantó y camino hasta él, leo no levanto la vista solo se encogió en sí mismo y un sollozo escapó apenas audible de su boquita, lo que hizo a aquel hombre tomarlo por los cabellos bruscamente, por lo que este grito con dolor.

-- escúchame bien rata tú estas aquí para mí, solo para mí servicio, así que no quiero que salgas de aquí, no hablaras y no escucharás entendido?-- el castaño zarandeo al pequeñito al no recibir respuesta -- dije ¿Escuchaste? --

Leo asintió sin mirarlo a los ojos, llorando a un más. Sentía tanto miedo.


Los días pasaron y con eso el dolor se volvió aún peor.


-- Pequeña rata ¿dónde maldita sea estás?-- grito el castaño al entrar en la habitación.

Lío salió debajo de la cama, con una sonrisa tímida, pues según el ojí cafe 'hoy' todo iría a bien, en su plena inocencia aún lo creía. -- aquí est..--

Una fuerte bofetada le hizo caer al suelo seguido de fuerte golpes que hicieron que Leo se encogiera formando un ovillo para cubrirse.

-- te he dicho que frente mi no debes hablar ni llorar maldita escoria --

Los golpes comenzaron a llegar sobre su delgado cuerpo sin dejarle alguna salida.

Él nene después de la tremenda golpiza se arrastró debajo de la cama para sobar sus partes lastimadas su cabeza dolía y su estómago rugía de hambre sin embargo no salió de ahí.

Ese mismo día dormía ya era de noche aproximadamente la 1 con menos 10, era de madrugada, cuando una mano le tomo por el tobillo sacándolo de su escondite, temeroso pataleo y trato de huir pero el moreno no lo permitió, pues lo golpeó para luego con su navaja abrir sin cuidado su suéter blanco para poder disfrutar de aquel cuerpo, una vez más paso la navaja pero esta vez por su estómago formando una de sus iniciales que le parecio divertida en sus estúpida, alcoholizada y drogada mente, Leo grito con tanto dolor, sus gritos tan desgarradores llenos de miedo y dolor y sin embargo el mayor no se detuvo, hasta que él de piel clara le pateó fuertemente tanto que lo hizo retroceder unos paso debido al golpe, el moreno le miró con mucho coraje, camino hasta él y lo acuchilló en el abdomen dando vuelta con la navaja dentro de él menor, quien solo se sostuvo de el moreno y le miró lleno de terror y angustia, sus manitos fueron hacia su abdomen lleno de temor, sus ojos nublados de lágrimas hasta que calló de rodillas presionado su herida. Sentía tanto miedo que no podía moverse y tampoco podía dejar de ver al causante de tanto dolor.

En un segundo de lucidez el mayor llamo a alguien de servicio para que atendieran al menor, ya acostumbrados a lidiar con algo de tal magnitud lo hicieron rápido y sin preguntar nada.



Leo aprendió ese día a no hablar, a no oír y sobre todo a que solo era un objeto en ese lugar.
Los días pasaban igual miles de golpes, miles de insultos y más abusos de parte del moreno.



Todo había cambiado después de  meses en esa prisión, se aferraba a los barrotes de las grandes ventanas mirando el cielo lleno de estrellas, sollozando en voz baja, rezando por qué todo terminara ya, solo sus pensamientos eran su compañía, apenas se reconocía, en su mirada solo existía el miedo, rencor, melancolía.

Rencor a todo y todos, pero en especial hacia su padre y hermano, tan asqueroso había sido para su familia que lo único que mereció fue acabar de esclavo para ese cerdo. pero sobre todo odio hacia los que le mantenían preso en aquel asqueroso lugar odio por hacer su vida tan miserable, tan amarga y solitaria. Un suspiro nostálgico escapo de él, aún recordaba el verde césped, entre sus pies y el vestido con faldas o shorts cortos correteando mariposas, jamás temió a mostrar su cuerpo a pesar a los hombres que estaban en su casa, nadie le hacía daño.. pero a hora estaba totalmente cubierto de ropas negras de pies a cabeza, sus ojos secos y con ojeras, sus labios antes color sandía a hora solo resecos con sangre seca formando costras.

Todo había cambiado de la noche a la mañana. Odiaba con todo el corazón, aborrecía ser él, aquel cerdo, era a quien más temía en el mundo, jamás había recibido una caricia de su parte o una palabra tierna pero aún así sus mejillas no podían dejar de colorarse por él. Cabe decir que leo se odiaba profundamente por eso, pero no podía evitarlo.

No sabía nada de él amor pero estaba seguro que el moreno dormido e indefenso era demasiado tierno y se culpaba de verle dormir y soñar despierto, tal vez en otras circunstancias, en otro entorno, el peli negro lo amaría y no le lastimaría.

Pobre iluso..






Hey.. hey!!!

Vale que las segunda parte os la traje rápido, y bueno la tercera parte ya os dependerá de vosotros y el apoyo que le den.

Tres preguntas.

¿La sigo?

¿Quien creen que sea él hombre malo, Cristiano o Neymar?

¿Cómo estáis?

Bueno eso era todo chao y no olviden os amo.

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