Y... al final te protegí (2)

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-en todo caso eso lo comprobaré yo soldado.- mencionó el luso.

(...)

Al día siguiente él Argentino salio apenas había salido el sol a trotar como le habían enseñado desde pequeño, Ronaldo apenas salió de su campamento, lo observo correr podía apostar que ese niño no podría llevar una vida como la que era la de la guerra, pero el verlo ahora intentaría algo para probar su punto y ya tenía en mente lo que haría.

Obstáculos, carreras, luchas cuerpo a cuerpo fueron las cuales formaron parte de las pruebas sobresaliendo él Argentino, encantando de sobremanera al Portugués, quien sonreía discretamente sin que los otros generales que flipaban con el pequeño pálido se percataran de sus gustos u atracciones, en todos sus años jamas imaginó el sentirse así, y era un adulto como para negadlo aunque claro no iría corriendo a decírselo, no eso no era correcto.

los días avanzaban y con ellos los talentos del argentino llegando hasta maravillar y como no pensar que este niño no podría haber puesto en jaque al ver su cara llena de inocencia nadie le apostaría a eso, sin embargo las cosas eran así, aun no sabia por lo que había pasado pero estaba dispuesto a averiguarlo.






Apenas había caído y los generales habían realizado una pequeña reunión y comenzaron a beber si bien no estaba permitido pero dada la circunstancia se tomaron esa libertad.

-Cristiano... toma algo amigo solo uno- menciono el Español pero todos sabemos que no fue solo una.

la media noche había caído ya Cristiano estaba muy tomado tanto que salió en busca de Lionel... Quien a un estaba en el gimnasio en solitario.

Con el sudor cubriendo cada centímetro de su cuerpo, dejó las pesas en el soporte. Se levantó resoplando y se miró en el espejo del fondo. Tenía los brazos fuertes, como todo hombre que se ejercitaba.

Un ruido a su espalda le sobresaltó. Leo se giró por instinto y se encontró con una escena típica: "Puede que no le haya gustado beber pero esto lo había vivido tanto que sabía como manejar-lo"

—Trae, te ayudo —dijo acercándose para echar una mano al luso—. ¿Estuvo buena la fiesta general?

—¿Qué? —Cristiano lo observaba con cara de no saber a qué se refería.

—La fiesta?—repitió, sujetando la barra debido a el mareo—. tome asiento general—dijo, y apoyó una mano en su hombro para girarlo en el asiento de la máquina— supongo que estuvo divertido?

—Algo así —Lo sacó de sus pensamientos, asintió sin llegar a pronunciar palabra.

Leo no quería mirar hacia abajo. Sabía que Cristiano lo había excitado y no quería ni imaginar qué pasaría si se daba cuenta. Le dio un par de palmadas en el hombro y se escabulló hacia los vestuarios.

Cerró la puerta tras de sí y miró el reloj. Era demasiado tarde; todos seguramente estaban dormidos, pero él tenía un gran problema. Tal y como imaginaba, su erección era más que notable. Suspiró. Sería mejor ducharse con agua fría e irse a su campamento.

Cogió la toalla y el champú de su taquilla, y se quitó la ropa allí mismo. Nunca le había dado vergüenza estar desnudo en el vestuario, pero teniendo en cuenta las circunstancias, tuvo sus reticencias. "Total, no hay nadie a estas horas en los vestuarios. Nunca", pensó justo antes de bajarse los calzoncillos.

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