Mil y un pedazos de un corazón.

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(Cristessi).

-Si os gustan las novelas con esta temática os pido leaos la nota de al último.

como buscas un perdón, ¿he?, anda dime, explicame ¿cómo queres que te perdone?, por que no entiendo.- gritaba él menor con los ojos llenos de lagrimas.

-No, no lo se, solo pensé en que aya yo sería feliz, aya no tendré a nadie que marque paso a paso mis errores, aya estaré mejor, aya ellos si me apreciarán- grito exasperado el mayor.

Él menor sonrió con amargura y miro una vez más al moreno. -aya estarás lejos de mi, me alejaras y yo... ¿dime que queres que haga? Tú solo pensaste en vos, yo siempre pensé en los 2 Ronaldo.- volvió a gritar el menor con la garganta apunto de descojonarse a causa del llanto.

-ENTIENDE ALGO NO HUBO NUNCA UN NOSOTROS- grito con rabia el Madeirino para arrepentirse segundos después al ver la cara del Argentino. -No, no, no espera Leo yo...- intento redimirse pero fue callado de golpe por una bofetada del menor.

-callate, guarda silencio... Ya, tenes razón, jamás fui nada, no fuimos nada.. A si que.. Puedes irte, largo, largo, no os quiero volver a ver.. Nunca.- camino hacia la puerta de su hogar, para abrirla haciendo alusión a lo que quería. El morocho solo veía expectante de todas y cada uno de los movimientos del rosarino que con los ojos llorosos y algunas lagrimas que sin permiso bajaban por sus mejillas, el menor estaba estático queriendo procesar tanto dolor en su pequeña mente.  Entonces por que había rogado tanto por que le diese una oportunidad y a hora venia a decirle todo aquello

-Leo.. Por favor perdonarme, no estaba pensando, me prometieron tanto que yo no pensé con claridad.. Si lo hablo tal vez con Florentino, la afición tal vez...-  levantó la vista hacia él más bajito y por primera vez pudo ver a un Leo totalmente perdido, destrozado, su cara inexpresiva, la vista pérdida en la nada sin su brillo que tanto amaba el portugués no estaba. Había desaparecido. - Por favor amor, fue un momento de debilidad emocional no pensé en las consecuencias, tome el móvil y llame jamás me imaginaria que en Turín estarían esperando mi llamada, fué tan rápido que para cuanto reaccione ya había firmado...- pero entonces no prosiguió por un sólo sollozo llamo su atención, y un aturdido Leo le miro directo a los ojos.

-Así que ya llamaste?, ya todo esta hecho, no hay vuelta atrás- dejó escapar una lágrima más -¿cuándo pensabas si quiera decirmelo? ¿cuándo? ¿pensabas solo irte así como así?- limpio con furia sus lagrimas y se giró para verlo e intento una sonrisa, que más bien fue una mueca -pero claro como pretendo reclamar algo que no me concierne, no soy nada, nunca represente nada ¿por que debía de saberlo? Pero que tonto de mi parte el reclamar- sonrió con amargura. - será mejor irme yo..- tomo sus cosas e intento salir pero algo o mejor dicho alguien lo detuvo.

-por favor no te vallas, sabes que eres lo más importante en mi vida- mencionó el morocho. -solo permite que siga a tu lado y prometo no...- suspiro y pareció pensarlo unos segundos -no irme lejos de España - mencionó observando a los ojos del castaño, para luego tomar su rostro entre sus grandes manos y retirar las pequeñas lagrimas rebeldes de sus mejillas. -Nada de lo que dije anteriormente es verdad, te amo, te amo y jamás me iré te lo prometo- mencionó y beso sus labios.

Recordaba a un aquella pelea, aquellas palabras que a hora de tanto llorar comprendió al fin estaban vacías estaba tan pero tan equivocado flipado en lo que creyó verdad.
Sus lagrimas resbalaban aún por sus mejillas las cuales ya estaban rojas de tanto llanto. Si bien habían pasado ya 1 mes pero aún pensaba en eso como si lo hubiera vivido ayer, quien pensaría que solo le haría el amor ésa noche prometiendo que no se iría, profesando un amor que tal vez no existió.
Tal vez estaba siendo un maldito egoista con el morocho pero ¿quien no?... ¿Quien no lo sería con lo que más ama?, Nunca quieres que se aleje, deseas que este siempre a tu lado pero... ¿Qué pasaría si él no quisiera estar a tu lado?, y ésa era la pregunta que se hacia a diario desde aquel día donde su corazón se esclavizo en el infierno de a hora, soportando el escuchar mediante los medios cuan feliz era aya en Turín.

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