soy inocente

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(Tercera parte)

Las cosas del pasado aveces pueden hacer demasiado daño a pesar de todo.

Aquel día que marcó la diferencia en sus vidas llegó, apenas como una pausa para su sufrimiento, apenas como una calma antes de la verdadera tormenta.

El castaño estaba ya tan delgado que parecía más un muerto que otra cosa , su piel sin color y sus ojitos perdidos en la nada, fue lo primero que vio aquel hijo de puta al entrá a la recamara, una ola de culpa le recorrió, aquel niño había sufrido ya meses ahí en ese lugar.

La culpa le llegó como hace unas semanas hacía acá, tanto remordimiento llegando como las olas, como golpes.

Aquella primera vez.

-por favor déjame en paz... Me lastimas!!-- gritaba el pequeñito retorciéndose debajo de él. --por favor... te lo suplico-- el pequeñito intentaba empujarlo pero él solo lo golpeaba.

Solo sacudió la cabeza aclarando sus ideas, entrando a la recamara cerrando detrás de él, pero el castañito no se movió, ni siquiera se inmutó, como un muñeco sin vida solo centrado en ver sus pies en la misma posición, sin moverse, podría jurar que ni siquiera respiraba por miedo..

Entonces un recuerdo más.

Las amenazasas..

--como vuelvas a hablar te juro que te rompo la maldita garganta-- grito el más grande impactando su puño en sus mejillas del menor, mientras el menor trataba de quitar la otra mano de su garganta. Pero no paro hasta dejarlo inconsciente.

Miro al menor por el espejo y le vio limpiar una lágrima en completo silencio, ni siquiera sollozó solo la limpio y volvió a su postura, era como ver a un muñeco apenas con vida.
El mayor se movió por la habitación, sin decir o hacer mucho, había dañado a un bebé a su parecer, le arrebató todo y solo por algo que él no cometió.

Sus ojos aún recordaban el rostro del más pequeño acostado en el suelo, durmiendo hecho un ovillo en busca de calor, y se le rompía el corazón, su garganta hecha un nudo e  intento acercarse al menor en esos días y solo logro obtener a un muñeco que no decía nada y parecía no oír.

Recuerda haber despertado en la madrugada y ver a él pequeñito viendo hacia el cielo aferrado a los barrotes de las ventanas, hipando en voz tan bajita que apenas escucho. Su piernas apenas de pie ya que temblaba como gelatina. Aún recordaba como el niño miraba al cielo cómo pidiendo ayuda en total silencio.

También que una vez le vio jugar con una pequeña cajita musical, le había parecido tierna su mirada tan curiosa ante la pequeña bailarina, pero.. él solo le hizo daño.

--pero que coño haces, maldita mierda!!-- grito el moreno entrenado a la alcoba sorprendiendo al castaño que ya hacía con la pequeña cajita en manos.

El chiquillo solo negó y soltó la cajita, la cual calló al suelo rompiéndose y se ganó una gran golpiza de parte del moreno, golpes salpicados a si como su sangre, ya había golpeado su rostro tanto que sus ojos tardaron semanas en abrirse debido a la hinchazón.

Solo cerró los ojos y negó suavemente.

--hey castañito-- llamo más no paso nada, este ni siquiera se movió, valla que era un idiota pues no sabía su nombre de esa inocente criatura. --ven pequeñito-- Leo solo se levantó y camino hasta él y como siempre delante de él comenzó a quitar sus ropas, estaba tan acostumbrado a que solo lo usará que había comprendido que si lo hacía rápido, rápido terminaría su dolor.

Negó lentamente y tomo las manos de Leo frenandolas, Lionel lució desorientado sin embargo no lo miro a los ojos solo se quedó congelado en su lugar, con la cabeza gacha, entonces lo vio, había roto al pequeño hombrecito, retiro sus manos de las de Leo y metió una en su chaqueta.
Lionel solo apretó sus ojitos como si esperará algún golpe o algo peor, pero este no llego, leo poco a poco abrió sus orbes y miro la pequeña cajita en las enormes manos del moreno, movió apresuradamente sus manitas para tomarla, pero luego solo tembló y la dejo en su lugar, había cometido un error y eso lo sabía.

Se arrodilló y bajo hasta tener los pies del mayor frente a él y comenzó a besarlo pidiéndole con eso que el mayor que lo perdonará.

El moreno sollozo un poco y tomo al moreno entre sus brazos y para sorpresa de Leo, el mayor lo abrazo pidiendo perdón aferrado a su cuerpo, lamentando todo lo que había hecho.

La mente de Leo voló a meses atrás a ese día que aprendió a besar los pies de Neymar si quería algo de misericordia.

Meses atrás..

--Tendras que besar mi malditos pies si no querés que te meta un tubo por el culo-- grito cabreado el pelinegro, leo aún tirado en el frío suelo, sangrando de todas las maneras posibles se arrastró hasta los pies de aquel animal y los beso, aferrado a sus pies para que ya no lo golpearan más.

El mayor volvió a tomar la cajita y la extendió hasta el menor, le sonrió un poco y tomo la mano de leo para que esté la tomara, el pelicastaño le miró y sudando tomo la cajita abriéndola poco a poco topándose con aquella bailarina, sus ojos se iluminaron y apenas sonrió, miro al más alto y lo abrazó. --es tuya bebé, te la regalo... Solo perdoname-- pidió el corpulento hombre.

Leo le miró unos minutos pensando que su final feliz como en las películas había llegado abrió sus labios y sonrió --s-si-- murmuró apenas, el hombre sonrió y lo tomo en brazos feliz.

Y es que como dijo su rubio amigo, leo o el castaño como había dicho, no tenía culpa alguna, era una alma pura que estaba encerrado en ese mundo y por qué dañarlo si él no tenía culpa de nada.

Leo por primera vez se permitió sonreír y mirar a su verdugo, para que luego este besara su mejilla, dejando al menor sonrojado. Y no Leo no era un masoquista, no, solo era un niño experimentando cosas nuevas sucumbiendo a sus sentimientos.

El mayor sentó al castaño en su regazo y le miró jugar, a hora si que si estaba feliz, el niño le miraba y sonreía, en definitiva eso era lo que amaba más. --como te llamas?, Yo soy... amm-- apenas susurro el mayor con miedo de asustar a la mariposita que estaba sentado sobre él, ¿Debía decirle su nombre?

--m-mi nombre e-es Li-lionel -- dijo con timidez para luego sus mejillas colorarce.

--es lindo tu nombre bebé-- mencionó maravillado el mayor para luego volver a besar sus mejillas con cariño.

En ese instante la puerta de su recámara fue abierta con violencia, asustando al castaño que solo se congelo, como si hubiese presionado algún botón para que esté no pudiera moverse. El moreno miro con recelo al intruso.

--QUE DIABLOS HACES CON EL BASTARDO ASÍ-- grito su padre..



Hey hey gracias por el apoyo
Ya sabéis vota para la siguiente parte.

¿Quien es el malo?

Os leemos muy pronto chao.

Os amo.

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