Capítulo nueve.

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Todo le resultaba molesto. ¿A quién se le había ocurrido poner los escritorios de esa forma? Tenía que soportar la mirada de aquel compañero molesto del trabajo todos los días. ¿Las luces? Eran pésimas, el trabajo era sobre explotador, en ningún momento se había presentado para ser la asistente del jefe. ¿No podía agendar sus citas con el dentista él solo? Al parecer ser inútil era un requisito para estar en los puestos altos.
Odiaba el reloj en la pared que le recordaba que estaba perdiendo ocho horas de su día con ese trabajo, odiaba también que lloviera tanto porque eso daba razón para que el chófer pasara por ella. El día era irritable, necesitaba irse a casa.
Tomó el panecillo que estaba en el borde de su escritorio y le dio una mordida profunda sin verlo, el hombre sentado en el escritorio frente a ella la miró extrañado.
- ¿Estás bien? -preguntó, su evidente preocupación era resultado de su enamoramiento hacia ella. Giró los ojos, lo que menos quería en un día como ese era que un entrometido le preguntara como estaba así que decidió ignorarlo.
Su celular no había sonado en todo el día así que supuso que la discusión del día anterior de verdad había terminado las cosas que estaban comenzando, desde que lo había guardado en su bolsillo trasero del pantalón no lo había necesitado de nuevo, le asombraba la fuerza de voluntad que ambos tenían al no escribirse mutuamente, se puso de pie y se dirigió al baño. Necesitaba respirar, estar sola, sentía presión en el pecho y le sudaban las manos.

Entró y se recargo sobre los lavamanos mirándose al espejo, estaba pálida y algunos mechones del cabello que se le habían escapado de la cola de caballo le caían sobre el rostro, se quitó los lentes y se llevó las manos a la cara en modo cansado, le ardían los ojos pues no había podido conciliar el sueño al pensar en todo lo que se había dicho durante la llamada. La blusa amarilla que traía puesta la hacía ver más alta debido al escote en V que dejaba ver su cuello, sacó su celular de la bolsa de su pantalón negro para mirarlo.
Se quejó al notar que no tenía ningún mensaje, de nadie ¡Ni por error! Lo guardó de nuevo, lavó sus manos y regresó a su escritorio en dónde vio pasar las horas constantemente en el reloj.
-

Sus rostros eran de incredulidad, ni siquiera entendían que estaba pasando pues Yoongi no salía de la habitación desde la noche anterior. Cada uno había ido a tocar la puerta del chico sin encontrar respuesta, incluso habían ido a desayunar sin él pues supusieron que después los alcanzaría. Miraron a Hoseok llegar por el pasillo junto a un trabajador del hotel quien traía un chaleco con el logo bordado y una tarjeta en la mano, la que uso para abrir la puerta.
Los chicos agradecieron mientras entraban a la habitación que para su sorpresa se encontraba vacía y arreglada. Namjoon tomó su celular y se dispuso a llamarlo mientras salía al pasillo de nuevo pues la habitación ahora estaba llena de ruido de las conversaciones de los chicos.

- ¿Pero ayer si regresó? -Hoseok estaba realmente preocupado, ni siquiera recordaba bien la última hora a la que había visto a Yoongi.
Los rostros de Tae y Jungkook eran de miedo, no sabían a ciencia cierta si realmente había llegado al hotel después de haberlos dejado.
-Nos separamos anoche, pero él estaba bien cuando nos dejó -Tae dijo rápidamente - ¿A ustedes no les dijo nada?
Jimin salió del baño buscándolo con una mueca en la cara.
- Si están sus cosas.
- ¡Anoche lo vi entrar! - de pronto Jin recordó, se lo había topado en el pasillo antes de entrar a su habitación - Estaba molesto, pero se veía bien.
Todos suspiraron de alivio, al menos sabían que había llegado al hotel, Jimin siguió revisando la habitación.
- No debe haber ido lejos, su vestuario y cosas siguen aquí, quizás fue a tomar aire fresco.
Nadie respondió debido a la impresión que generó el ruido de la puerta abrirse esperando que fuese Yoongi volviendo, pero en cambio, Namjoon entró nuevamente con el celular en la mano y la boca en una línea recta con los ojos tapados debido a la gorra blanca que traía puesta.

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Tomó sus cosas para guardarlas en su mochila, primero la libreta que usaba para apuntar cualquier pendiente e idea que el jefe pidiera recordarle, luego la agenda en dónde tenía los números telefónicos de los distribuidores, lápices para escribir y luego su celular, no necesitaba llevarlo en la mano pues no esperaba que nadie llamara. Se colgó la mochila en uno de sus hombros dispuesta a irse, eran las 6 de la tarde y por fin podría irse a casa, quizás antes pasaría a comprar algo para comer pues había olvidado hacerlo durante su horario de comida.
-Señorita Kim - una voz masculina la llamó, ella giró los ojos dándole la espalda de camino al ascensor. - ¿Puede venir un momento a mi oficina?
Maldijo, al parecer se resistían a dejarla ir por fin, se dio media vuelta y caminó de regreso hacia la oficina de su jefe, se preguntó qué era lo que quería ahora, se sentó en una silla frente al escritorio después de entrar y cerrar la puerta.
- La semana siguiente ya no estarás en ese escritorio - anunció, no entendía de que hablaba. - Hemos decidido enviar tu currículum a otra parte y antes de que entres en pánico, te han aceptado.
Se sintió nerviosa, pero escuchó atenta.
- Lo hemos hecho porque el puesto y tus actividades te están quedando demasiado pequeñas. - sonrió - Ahora serás mi asistente principal, tendrás tu propio cubículo.
Se quedó en silencio sin entender que en realidad la estaban ascendiendo.
- Claro que ahora tendrás que hacer llamadas y atender a personas que yo no querré atender, pero la paga es mayor - se puso de pie dando a entender que la conversación estaba terminando. - El horario en cambio... No sé si todos los días podrás salir a las 6 de la tarde. - ella no decía nada, su jefe no entendía si estaba de acuerdo con la idea o no. - Pero si eso es un problema puedes avisarme para entonces darle este puesto a alguien más.
- No, está bien - dijo por fin, el hombre asintió y caminó hacia la puerta abriéndola para ella, al notarlo Ara se puso de pie y caminó saliendo de la oficina. - Muchas gracias señor Song.
El hombre asintió y cerró la puerta detrás de ella, la chica caminó de nuevo al ascensor para por fin bajar a la recepción del edificio, se miró en el espejo bajo la luz blanca dándole la espalda a las puertas del elevador, no sabía que había sucedido, pero estaba feliz por su ascenso. Movió los dedos de sus manos mientras salía, caminó toda la recepción saliendo del edificio en dónde gotas finas y esporádicas caían y el coche negro la esperaba. Abrió la puerta y subió dando un largo y ruidoso suspiro, dejó caer su mochila al otro lado del asiento y miró por la ventana mojada esperando a que el señor Lee pusiera en marcha el coche.
- ¿Todo está bien? - preguntó, su voz era distinta. Miró la nuca del chófer notando que no era el señor Lee, sintió pánico pues pensó que quizás se había confundido de coche, quizás hasta Yoongi había cancelado el servicio y con justa razón ya que ella se había quejado de eso. El sujeto de cabello negro la miró por el retrovisor, podía ver la mitad de su rostro entonces se quedó helada.
- No - dijo incrédula - No puedes ser tú.
Él se rio antes de contestar.
- Pero lo soy - el coche por fin estaba en movimiento, podían sentir como se desplazaba suavemente por la calle - Te debía una cita.
Ella se tapó la cara, seguro se veía tan mal pues todo el día había estado en su escritorio mugriento inundada en papelería tomando café.
- Yoongi ¿Qué haces aquí? - estaba anonadada, no entendía si de verdad estaba sucediendo aquello y no sabía la razón, su cuerpo quería moverse por la emoción - ¿Dónde está el señor Lee?
- ¿Podemos cenar?
- Si, ¿Pero el señor Lee? - insistió.
- ¿Qué pasa con el señor Lee? Está en mi hotel, solo vine por ti, luego él tendrá su auto de vuelta. -Dijo un poco desesperado, aún quedaban rezagos del enojo del día anterior.
Cuando por fin estuvieron en el hotel, el señor Lee abrió la puerta de Ara entrando junto a ella al hotel, la dirigió a un privado del restaurante en dónde se encontraba una mesa solitaria y vacía, el hombre le hizo señas para que tomara asiento a lo que ella obedeció, miró sus manos sobre la mesa. Algunas uñas las tenía mordidas y la piel un poco seca, esperó que él no notará sus manos.
Estaba muy nerviosa así que el estómago lo tenía hecho un nudo, había esperado tanto que él regresara y justo lo hacía cuando ella no estaba lista mentalmente, no entendía dónde estaba ni por qué tardaba tanto. Trató de ver entre las ranuras de las puertas desde su asiento pero fue inútil.
Cuando por fin se abrió la puerta entró un chico delgado con traje negro, su camisa blanca contrastaba con su cabello oscuro y su sonrisa blanca con labios rosados. Yoongi se sentía inquieto, las manos le sudaban pero no quiso secarse las en su propia ropa pues se sentiría un poco avergonzado, la miró expectante pues ante esa luz la notaba reluciente, se sentó sin decir ni una palabra en la silla frente a ella.
- Estabas en Japón - dijo Ara, su sorpresa aún era evidente en su tono de voz.
- Lo estaba.


//Este capítulo iba a ser más largo porque cuando terminé de escribirlo ví que era lo doble de largo que usualmente así que lo corté y ahora pues salieron dos JAJAJA así que las voy a dejar esperando el siguiente capítulo ;))) //

MIENTE (거짓말) || M.Y.G. SUGA || BTSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora