capítulo 4

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Estoy frente a un espejo, que guapo soy, hago gestos pero luego todo se oscurece y me veo nuevamente, me estoy volviendo flaco y blanco nuevamente, no quiero, no quiero repito mientras intento romper el espejo con vanos esfuerzos.

¡Woah! –grito. Fue solo un sueño, una pesadilla. Mi respiración aun es agitada y sudo frio, me he levantado de golpe que siento cierto mareo, tal vez es el hecho de no querer volver a clases y ver las mismas caras otra vez.

-Fernando, ¿todo bien? –pregunta

-Si, mamá Luz, solo fue un mal sueño –le digo

-Esta bien, hijo, pero apúrate que tus padres ya se adelantaron y dejaron diciendo que los alcances en el hipódromo, por cierto ¿qué deseas desayunar? ¿Unos huevos revueltos con tocino y jugo de sandia estarían bien?

-Si, suena delicioso, mamá Luz, gracias –grito antes de meterme a la ducha

Mis padres y sus caballos, a veces pienso que los quieren más a ellos que a mí, aunque eso también es un punto a mi favor, puedo hacer lo que yo quiera y sin necesariamente decírselo, aunque odio que siempre estén trabajando y que hasta cuando no, los caballos ocupen su tiempo y solo pueda verlos o en su oficina o ahí, muy pocas veces en casa.

Salgo de la ducha, me cambio ya bajo a desayunar. Mamá luz, es la mejor cocinera que he conocido, ella es como mi madre, me ha cuidado desde pequeño y es la que siempre ha estado ahí cuando he tenido alguna caída o decepción amorosa, la quiero mucho. Termino de desayunar.

-Yo lavo los platos hoy, mamá Luz –río y le guiño

-Tú te vas al hipódromo, tus padres te esperan –y me da una palmada en el trasero como diciendo apúrate- ve con cuidado- dice finalmente

Le doy un beso y la abrazo, salgo corriendo en busca de mi coche, es muy posible que mis padres quieran matarme pues ya es tarde.

-¡Fernando! –Oigo mi nombre o es mi imaginación. Volteo y devuelvo el saludo

-Hola, hoy te ves más delgado que de costumbre, en serio ¿no quieres ir al gym conmigo? Digo te hace falta ¡eh! –río

-¿Ahorita? Pero si estoy en pijama –dice incrédulo

-Ahora no, voy tarde, más tarde o durante la semana hablamos –entro al carro y me voy

Llego al fin, saludo al señor Ríos, el encargado quién me indica que mis padres están en la caballerizas con Claus y Clirton, sus caballos.

-En la carrera de esta tarde, tienes que ser el mejor Clirton, tienes que ganar, mi bebé –dice Claudia mientras lo acaricia

-La yegua ya debería haber llegado pero no sé por qué demoran tanto –dicen Christian molesto

Me acerco, Claudia y Christian; mis padres, así los llamo yo,  por sus nombres, fruncen el seño cuando me ven.

-Llegas tarde –dice Christian con un tono molesto

-Lo sé, Christian, pero no le veo lo interesante de estar aquí –miro hacia arriba

-Algún día, cuando nosotros no estemos, tú debes encargarte de ellos, ellos son ganadores, así como tú también lo serás, además hoy llega una yegua, aún es tierna pero debes cuidarla, ese será tu trabajo de hoy en adelante –dice Claudia, con un tono serio

-Me pregunto sin entre la universidad, las tareas y el gym tendré tiempo de al menos venir cuatro veces por semanas –digo en tono burlón

-Dejas el gym y problema resuelto –dice burlonamente

-¿Qué? ¿Estás loca? Jamás dejaría el gym –digo ofuscado

-¡A mí me hablas con respeto, entendiste! –grita

-Lo siento, mamá –digo, siempre que la llamo mamá, se calma y me trata con cariño

-Bueno, amor, ya verás la forma de tener tiempo para ella, por cierto ve pensando un nombre para ponerle –dice mientras nos acercamos al camión donde esta llegando la yegua

La bajan, es muy tímida y pequeña, me causa cierta ternura, miro arriba, Cielo, se llamará.

-Claudia, ya que casi todos los nombres de la familia llevan “c”, y esta yegua será como mi hija,  he decidido llamarla Cielo –digo sonriéndole

-Muy buen nombre, hijo, le queda bien –la mira, acaricia y le dice-Hola Cielo –Cielo responde amablemente con una caricia, Claudia me mira- al parecerle gusta el nombre- ríe

Christian nos llama, es hora de almorzar para luego ir a los asientos, a ver la competencia, es la primera vez en este año que almuerzo a solas con ellos.

-¿Ya tienes listo todo para mañana? –me pregunta Christian

-Si, todo incluso para empezar a trabajar contigo

-Me alegra mucho que hayas decidido continuar con el negocio de la familia –dice y me da una palmada en el hombro

-Es algo seguro lo de la empresa, además soy su único hijo y debo seguir con el legado que dejó mi abuelo, es lo que le prometí en su lecho de muerte –digo apenado

-No recordemos hechos tristes –dice Claudia- y cuéntame ¿hay alguna chica que te interese? –pregunta muy curiosa

-No, por ahora no –y como

-Pero hijo, tu un chico tan guapo, me imagino que deben haber muchas chicas detrás de ti, ¿verdad?, ¿qué hay de esa chica? ¿Nuria?

-Hay algunas pero ninguna que me llame la atención como para entablar una relación y, con respecto a Nuria, prefiero no comentar nada

-Bueno, mi hijo no está para pensar en chicas ahora, lo principal es que termine sus estudios y vea por la empresa, que piense en su futuro –dice Christian

-Tampoco esperes que sea un desadaptado social, también debe salir, yo te presentaré a las hijas de mis amigas, puede que una llame tu atención –dice sonriendo

-Me parece bien, de repente puedo conocer alguien interesante –digo

Nos dirigimos a nuestro respectivo palco, vemos que la competencia está muy reñida, Clirton va de cuarto y eso a Christian no le gusta nada, Claudia le pide que se calme pues la competencia no ha terminado. Ya en la última vuelta, Clirton se recupera y cruza primero, ganó Clirton y todos celebramos. Termina la premiación y yo me regreso, estoy muy cansado y mañana empiezan  nuevamente mis clases.

Siento extraño, al parecer no estoy solo, ella es alta, tiene el cabello rubio intento verle el rostro pero no lo logro ver quien es, se esconde entre los árboles y se ve muy divertida, la naturaleza se ve tranquila excepto porque esta un poco nublado y mientras más me acerco veo una especie de cabaña, no sé dónde estoy pero veo a esa chica entrar ahí y quiero saber por qué. Cada vez que me acerco escucho un río cerca sin lograr verlo, miro detrás de una de las ventanas rotas y la veo sentada ahí, a lado de otra chica y otras personas más.

Sin querer despierto, son las 4:00 am aún ni sale el sol, decido bañarme y aprovechar el tiempo que tengo, ya que, este día me resultará chico para todo lo que tengo que hacer. Prendo la ducha, apoyo el brazo contra la pared mientras cae el agua, siento mi cuerpo pesado, me mareo un poco y …

El sueño del Lugar ExactoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora