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Sintiendo mi cuerpo totalmente adormecido, bostezo estirando mis brazos y abro los ojos poco a poco para acostumbrarme a la luz solar que entra por la ventana. Me giro para no encontrarme de frente con el sol, pero un cuerpo más grande que el mío no me deja hacerlo.

Frunzo el ceño, ¿qué diablos?

Oh, santo cielos.

¿Cómo se me ocurre acostarme con el hijo de los Jeon? Que si, estaría bastante bien si fuera Taehyung, pero... ¿qué se me pasó por la cabeza para irme con Jungkook?

Y mis amigos querrán matarme. Yoongi y Namjoon probablemente estén cavando mi tumba luego de abandonarlos ayer en la noche. Alcanzo a mi ropa tendida por el suelo de toda la habitación y recojo mis pantalones para buscar el teléfono en los bolsillos traseros. Gran cantidad de mensajes aparecen en mi bandeja de entrada, algunos de Yoongi y Namjoon intentando localizarme y luego avisándome de que encontraron a Hoseok con otro chico. Y luego están los de Taehyung, al principio tratando de dar con mi paradero, y los últimos dándome suerte con lo que haya sido que haya encontrado.

Mierda, duele mi cabeza solo de pensar en lo que hice, pero lo tomo con calma, es un solo polvo, uno más a la lista, no hay de qué preocuparse. El chico sigue durmiendo a mi lado, aquel que deduje por heterosexual y amargado, ese mismo que es completamente diferente en la privacidad de una habitación.

Chasqueo la lengua cuando se mueve bajo las sábanas, segundos después sus ojos me miran con confusión y me siento a su lado tratando de enfocarme en crear una conversación y dejar su espalda magullada y desnuda a un lado.

— Creo que tenemos que hablar. —empiezo, él asiente perezosamente— Esto en primer lugar no debería haber pasado, pero pasó, no podemos regresar en el tiempo.

— Quiero saber quién eres, Park Jimin. —habla con voz ronca— Deseo saber qué eres en la vida de Taehyung y en la mía.

— Está bien, creo que debería empezar por eso. —le miro y suspiro— Como ya sabes, soy Park Jimin, tengo veinticinco años y estudiaba derecho en la universidad central, ahora me transfirieron a la tuya privada. Y te preguntarás porqué. Tus padres me contrataron para llevar a Taehyung por buen camino, es decir, en mi antigua universidad ayudaba a las personas a fingir ser su novio o algún amigo para distintas situaciones, y esos rumores llegaron a oídos de tus padres, contratándome para de alguna manera acercarme a Taehyung y cambiar sus ideas.

— Eso es... cruel. —murmura, con la mirada perdida.

— Lo es, pero necesito el dinero. Conozco a Taehyung de hace a penas dos días, pero es una de las mejores personas que he conocido en mi vida, y no quiero cambiar eso. —le miro mientras juego con mis dedos—Me encanta como es y no quiero amargarlo como todos esos chicos de la universidad... o como tú.

— ¿Para tí soy un amargado, Jimin? —pronuncia y niego irremediablemente— Sería aún más cruel de tu parte que después de lo que pasó ayer me dijeras que soy un amargado.

— Olvidemos eso por ahora. — mis mejillas se encienden, él sonríe de lado— No quiero que le digas nada sobre esto a Taehyung, pienso que puedo confiar en tí. Necesito acabar, o fingir que acabé la misión para poder sobrevivir los meses siguientes.

— ¿No tienes padres que te sustenten? —mi mirada vuela al suelo y él lo nota— Lo siento, no debería meterme en cosas personales, error mío.

— No te preocupes, lo que quiero que hagas ahora es que no hables con tus padres ni hermano acerca de lo que hicimos, trataré de hablar con Taehyung y que entré en razón por propia cuenta, sin ser un maldito amargado, pero quiero que también convenzas a tus padres que no todo en la vida es trabajar y que tanto tú como Taehyung tienen aficciones. —suspiro— Taehyung sería realmente feliz si tus padres logran enmarcar una de sus pinturas en sus galerías.

— No sé como podría empezar a hacerlo, pero prometo que haré lo posible, no me gusta hablar con mis padres. —refunfuña— Cuando todo esto acabe, podría convencer a mis padres que te contraten fijo para trabajar en alguna galería, ¿está bien eso?

— Estaría genial, pero tampoco quiero abusar.

— No es abusar, Park. Tenemos un trato, tú tratas de hacerle ver a mi hermano lo que está bien y lo que está mal y si nadie resulta herido, prometo hacer lo que sea para que mis padres te contraten, ¿bien? —asiento— Entonces a partir de ahora somos un equipo.

— Pero secreto, nadie debe saber si quiera que hablamos. —lo piensa un poco, pero segundos más tarde termina asintiendo.

— Y... como buen equipo que somos, debemos conocer todo del otro, ¿no lo crees, Jimin?

Abro y cierro la boca para responder, pero se me corta totalmente la palabra cuando con una sonrisa de lado me sube a su regazo y deja un casto pero húmedo beso sobre mi hombro descubierto. Jadeo.

— Está mal eso de olvidar lo que pasó ayer, siento que te divertiste bastante conmigo como para que solo un beso te haga jadear.

— Tarde, ya se me olvidó.

Sonríe y atrae mi cuerpo al suyo para girarlo y quedar sobre mí.

— Yo te ayudo a recordar. — susurra sin dejar de mirar mis ojos— Buenos días.

Maldito Jeon.

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