Vol. 1. Capítulo 110: Ataque repentino (2)

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—Cariño, cariño. Mi querido Tang, ¿es este el tipo de afecto sincero con el que deberías hacerme gracia?— La expresión de Charles era de un dolor exagerado que solo hacía más difícil creerle. Últimamente, se había inclinado hacia la teatralidad y había tomado nota de las obras de teatro, poniendo en su propia versión de las tragedias de Shakespeare un toque de Chiung Yao.

—¿Qué?— Tang Feng no pudo encontrar nada sincero ó cariñoso en Charles. Si no hubiera sido por Lu Tian Chen manteniendo a Charles bajo control, Tang Feng sintió que el hombre no habría podido resistirse a actuar antes.

Tang Feng no entendía por qué un playboy como Charles se había enamorado de él. ¿Exactamente de qué parte de él se enamoró el hombre? No quería que las cosas llegasen al punto en que Charles estuviese muriendo de hambre por él. Como resultado, además de su examen de la clase de entrenamiento y la próxima película con Gino, Tang Feng también se preguntaba cómo deshacerse de Charles.

Los playboys como Charles se aburrían fácilmente, pero Tang Feng no estaba seguro de poder dirigir las cosas hacia el resultado que deseaba.
Mantener una relación ambigua con Charles no era una opción deseable; además, a Tang Feng no le gustaba dejar las cosas de esa manera.

Tal vez debería empezar a tratar a Charles con indiferencia. No importaba que Charles terminará odiándolo, Lu Tian Chen estaba allí para protegerlo. En cuanto a los propios sentimientos de Lu Tian Chen… Por el momento, no era necesario que Tang Feng considerara ese problema.

Entre ser un hombre y un empresario, Lu Tian Chen definitivamente se inclinó hacia este último.

—Realmente eres frío, bebé. No me tratabas así antes. ¿Qué te cambió?— Charles se dejó caer en el sofá sin cuidado, extendió los brazos y los apoyó en la espalda como un sucio millonario. Levantando la barbilla, miró al actor y le dijo, —Me dijiste que no tenías tiempo hoy porque tenías que practicar. Pero, ¿qué acabo de ver ahora? Oh, cierto, nuestro Tang Feng, que debería haberse centrado en su trabajo, pasó media hora solo en su habitación con un pequeño conejo blanco.

—Puedes pensar que he cambiado, pero simplemente dejé de vivir de la forma que querías. Charles, tú no conoces el verdadero yo.

Charles se rió a carcajadas ante la respuesta de Tang Feng. —Cariño,
¿qué estás diciendo? El verdadero tú está parado justo frente a mí. ¿Cómo podría no saberlo?

—Charles…

—Déjame adivinar, ¿quieres comenzar una relación con ese conejo?
Olvídalo, cariño. Ese pequeño conejo no te conviene en absoluto. Un hombre como tú nació para ser admirado por otros.

—Además del sexo, ¿de qué más puedes hablar?

—No creo que haya nada malo con el sexo. Incluso cuando tenga ochenta años, quiero seguir amando. Solo admítelo, cariño, en realidad quieres ser sostenido por mí. Extrañas mi cuerpo.— Charles se estaba alejando del tema en cuestión, con un indicio de indignación parpadeando en sus ojos. —Incluso si pretendes ser maduro y tranquilo, he visto tus ojos. Y me han dicho que en realidad estás solo y herido. Simplemente no te has dado cuenta.

—No quiero notarlo en absoluto.— Tang Feng suspiró y se frotó la frente con la palma de la mano. —Charles, todavía tengo cosas que hacer. Si no tienes nada importante que decir, podemos hablar otro día.
—¿Me estás echando?— La voz de Charles se hizo más alta con un toque de incredulidad.

—Solo deseo que puedas mostrar algo de comprensión.— Tang Feng estaba seguro de que un megalómano como Charles no sabría simpatizar con alguien. En su mayor parte, la consideración y la amabilidad que Charles mostró fueron los resultados de la imagen personal que buscó mostrar al público.

Charles se puso de pie repentinamente y dirigió una larga mirada a Tang Feng. —Creo que te he mostrado suficiente consideración, cariño.

—¿Es eso así? ¿Debo agradecerte por eso?— Tang Feng forzó una sonrisa.

—Bien, bien. No molestaré más tu práctica.— Por una vez, Charles se fue sin decir más. Mirando a la puerta cerrada, Tang Feng dejó escapar un ligero suspiro.




El Rey De La Pantalla De Cine (Vol 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora