Capítulo 33

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—Es un placer recibirlos el día de hoy, alteza –la mujer se inclinó.

—Muchas gracias, señora Martha –dijo Noah con una sonrisa –¿Recuerda a mi hermana mayor, la princesa Hai?

—¿Cómo podría olvidarme? –hizo una reverencia hacia Hai –Es un placer recibirla aquí, princesa.

—El placer es todo mío, señora Martha.

El Refugio para Animales del Noble Reino de Cadah era más grande de lo que Hai recordaba. No solo era un lugar donde los voluntarios rescataban animales en peligro o acogían a los abandonados, también contaban con veterinaria y sistema de adopción de mascotas. Noah había mencionado que hacía dos años se había abierto una especie de "escuela para mascotas", dónde los dueños podían dejar a sus mascotas para ir a trabajar o cuando salían de viaje.

Sin duda era la idea más genial que había escuchado en su vida y estaba ansiosa por ver cuántas especies de animales había ahí. Caminaron por un pasillo de habitaciones donde estaban las mascotas en "sus clases". Hai estaba a punto de gritar de emoción al ver a los cachorros de perros y gatos jugar y correr de un lado a otro.

Era un lugar simplemente increíble, no solo por la remodelación Anti Desastres Naturales que su madre había hecho, sino por la calidez del personal hacia los animales. Casi al final de su visita, tomó las manos de la señora Martha, la directora del Refugio.

—Me encantó haber venido, señor Martha. Si hay algo que yo pueda hacer por usted y para este lugar, solo tienen que decirme.

—Lo agradezco en verdad, princesa Hai, pero el príncipe Noah es quien nos ha brindado más ayuda de la que hubiéramos podido pedir. Aún así, el personal y yo estamos a subservicio.

Hai le sonrió agradecida y miró a su hermano que cargaba un gatito de cola esponjosa y de color naranja, le acariciaba el mentón y sonreía mientras el cachorro ronroneaba, hasta que lo dejó en el suelo. El gato se restregó en su pierna y Noah le acarició la cabeza con cariño para después caminar hacia ella.

—Hay algo que debes ver, Hai. Ven –ambos caminaron hacia una sección que decía "Maternidad" extrañada se adentró en el pasillo siguiendo a su hermano hasta que él abrió una de las puertas, Hai se encontró ahí con una hembra Doberman echada sobre una manta rosa con cinco cachorros a su alrededor jugando y ladrando.

—¡Oh, que lindos! Son hermosos, Noah.

—Bueno, lo heredaron de su padre. Felicidades, abuela Hai.

La princesa se detuvo en seco antes de tomar a uno en sus brazos y se giró hacia su hermano.

—¿Qué dijiste? –Noah soltó una risa –¿Soy abuela? –Noah asintió y tomó en sus brazos a un cachorro, se acercó a su hermana y se lo dió –Oh, Dios... Podría llorar. Estoy a punto de llorar.

—Adelante, yo si lloré cuando conocí a mis nietos.

—¿Akamaru también? –Hai abrazó al cachorro.

Jugaron un rato con los cachorros y su madre hasta que llegó la hora de retirarse. Vio a la señora Martha despedirse de Noah agradeciéndole por el mobiliario, el servicio de mantenimiento, la comida de las mascotas el servicio veterinario y otras cosas más.

"¿Noah es el que se encarga de todo eso?"

De vuelta al Castillo miraba por la ventana tratando de analizar el paisaje, viendo a cada una de las personas que caminaban por las calles.

—¿Fue de tu agrado visitar el Refugio para Animales, Hai?

—¡Estuvo chido! –Noah la miró extrañado, ella se sonrojó –. Es decir, fue increíble. Jamás pensé que sería así de acogedor y enorme. Mamá y papá han hecho un increíble trabajo.

¿Exilio? |#3| © TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora