Capítulo 28

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No había pasado ni media hora y ya había perdido gran parte de la confianza que Yena le había dado.

Se planteó seriamente faltar a la cena con los embajadores y quedarse en su habitación a estudiar pero eso no sería para nada digno de un príncipe por lo que tomó la corbata y se la ató.

De un momento a otro, suspiró.

Había soñado con el momento de su conferencia durante siete años y hasta cierto punto se convenció de que jamás tendría esa oportunidad y ahí estaba, a pocas horas  de dar su conferencia como principe y heredero... Temporal.

Era algo que tenía que hacer y aunque no sabía (y en verdad dudaba) si sus padres lo tomarían en cuenta. Después de todo, Hai seguía siendo la heredera legítima. Pero bueno, no iba a desperdiciar esa oportunidad.

Se colocó el sacó, se peinó y se sentó en su sillón favorito a leer el libro y el documento de su discurso hasta que lo llamaron para la cena. Su mucama caminó detrás de él hasta la división de las escaleras, dónde lo esperaban sus padres. Les hizo una reverencia y se colocó junto al rey.

—¿Todo bien, hijo?

—Si. Estaba estudiando.

—Llevas todo un año estudiando, Noah –el chico se giró levemente para ver el enorme cuadro de la ex reina Sylvia junto al de su nieto.

—Es que no me gustaría decepcionarla –Mark le puso una mano en el hombro y le sonrió con cariño.

—Jamás lo has hecho y jamás lo harás. Relájate un poco el día de hoy ¿De acuerdo? De cualquier forma, tu conferencia es a primera hora de la tarde –le dió unas palmadas y Noah sonrió –. Por hoy puedes jugar con tus amigos.

—Ya no tengo seis años, papá –Mark soltó una risa. Azura también rio levemente.

Las puertas se abrieron y los embajadores junto a sus familias comenzaron a entrar deteniéndose frente a las escaleras para hacerles una reverencia y ser conducidos por los mayordomos hacia el comedor. Noah sonrió al ver a algunos jóvenes que podría considerar sus amigos, hijos de los mismos embajadores.

Sin darse cuenta estaba conversando y conviviendo con todos y cada uno de los invitados. Disfrutaba de ello y en verdad le relajaba.

Disfrutaba también los desayunos con los miembros de la nobleza. Los eventos de los domingos en los que podía tener contacto directo con el reino.

Cualquier actividad realizada por el Castillo para el Reino de Cadah, le fascinaba. Amaba su trabajo y esperaba poder seguir haciéndolo por siempre.

A la mañana siguiente, despertó un poco tarde pero de muy buen humor, se duchó y se vistió con ropa cómoda. Escuchó un ladrido del otro lado de la puerta y sonrió, se apresuró a abrir para encontrarse con los dos enormes perros moviendo la cola, les indicó que podían entrar a su habitación y una vez dentro, los acarició a cada uno. Salió al enorme jardín para jugar un rato con ellos y luego se dirigió a los establos para visitar a los caballos.

Después del almuerzo se dirigió a la biblioteca para estudiar, concentrarse y prepararse, pero de un momento a otro recibió un mensaje.

Hai: Buena suerte Noah. Lo harás genial.

Debo admitir que tengo miedo.


Hai: ¿De qué? Lo peor que podría pasar es que te exilien 😛.

Soltó una fuerte carcajada y negó con la cabeza, pero recibió otro mensaje.

Yena: Respira profundo tres veces antes de entrar a la Sala del Trono y disfrútalo Noah.

¿Exilio? |#3| © TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora