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A muy simple vista parecían solo dos chicos jóvenes del pueblo, viendo con cuidado cada historia plasmada en las esculturas sobre los dioses de Karmaland mientras compartían una tarde en el gran museo de aquel pueblo, pero sin embargo eran criaturas míticas con millones de años que sabían las historias verdaderas sobre esos dioses de pies a cabeza. Varias veces los dos habían tenido los mismos deseos de desmentir algunas cosas que estaban obviamente inventadas, como el hecho de que "el demonio supremo y rey del inframundo" es realmente una reina, llamada Netheria y se la pasa cabreada, o que pinten a los nueve guerreros como los salvadores cuando el verdadero salvador era el arquero de capa negra.

Los dos estaban distraídos viendo una escultura de lo que parecía ser…la historia de como una ángel se enamoró de un demonio, y si, era la historia de los padres de Luzu, solo que el hijo que tuvieron no aparecía en los grandes libros que tenían los humanos y creían más en que está hermosa historia de amor prohibido podía ser un mito y no una leyenda, aunque era una realidad más conocidas por los demonios que por los ángeles, quienes escondían las historias de los ángeles que incumplieron las reglas, para poder seguir con el ideal de ángeles perfectos. La escultura tallada en yeso blanco le daba forma a la hermosa mujer angelical que sostenía al demonio tallado en basalto del hombro y de la mano, como si estuvieran realizando una pieza de baile. Luzu se quedó por un momento mirando con melancolía a la ángel…su rostro era hermoso. El albino quiso preguntar por qué miraba de esa forma a la escultura de la mujer, pero una aguda vocecilla a un lado de los dos lo detuvo. Eran dos niños que pasaban por allí, pero su conversación no pasó desapercibida para los dos inmortales.

—Yo he oído que los demonios son seres malvados y que tienen colmillos afilados con los que matan a los ángeles—Le dijo el pequeño niño de unos siete años a otro pequeño a su lado como de la misma edad.

—Si, deben ser unos seres asquerosos, como los que hay en las caricaturas, con cola y cuernos—Rió el otro niño. Luego de es siguieron caminando por el salón de exhibiciones, y el albino y el castaño los perdieron de vista.

—No les hagas caso, creo que ya deberíamos irnos—Habló el ojiverde al ver la cara que puso el más alto al escuchar lo que los niños decían sobre las criaturas como él.

—¿Puedo matarte con mis colmillos afilados, angelito?—preguntó haciéndose el serio, el contrario lo empujó levemente mientras reía—¿Nos vamos a comer helado ya?—Comenzó a caminar hasta la salida de la edificación y el peliblanco lo siguió con una sonrisa.

[…]

Iban ambos caminando y charlando de cualquier cosa, caminando juntos por un gran parque lleno de vida y áreas verdes, mientras en sus manos se encontraban uno de los postres más ricos de la humanidad, según Luzu para referirse al helado.

—Como quisiera llevar a los que venden estás cosas al infierno—insinuó mientras que metía otra cucharada del postre a su boca, el ojiverde lo miró extrañado—No en el mal sentido—rieron.

—¿Para que quieres helado en el infierno? Se derretían—afirmó el chico de gorra verde junto a él mientras mostraba una tierna sonrisa y tenía las mejillas levemente coloradas

—Vale, tal vez tengas un punto—Rió—Pero es que…es muy rico, solo míralo—dijo mirando el pequeño vaso de plástico con helado de vainilla en el.

—Es mejor el chocolate—Miró su vasito y sonrió, luego recibió un codazo leve del castaño.

—El de vainilla me recuerda a tu cabello—Soltó sin pensar, y ya cuando tenían la mirada verde sobre el, fue que se dió cuenta de lo que había dicho—Ambos son blancos, y…no sé—le restó importancia aunque sabía que tenía el rostro ardiendo como la lava arde en infratierra.

—Bueno, tu cabello también es del color de mi helado, supongo—Burlo el más bajo mientras también tenía color sobre su rostro.

Eso resumía un poco de la media tarde que tenían los chicos ahí, estuvieron entre risas nerviosas, risas sinceras, sonrisas y sonrojos, para ellos no existía nadie más, solo los dos en una burbuja de comodidad en la que por fin podían convivir juntos sin temer a que los castigarán por la compañía que se brindaban uno al otro.

Pronto llegó el atardecer del mundo humano, siempre se iban luego de ver el cielo de colores hermosos mientras estaban sentados en una banca en el mirador del pueblo. Les gustaba ver el día juntándose con la noche en una mágica puesta de sol, pero esta vez era diferente, ahora sentían sus corazones latir fuerte por la cercanía ajena, sentado uno al lado del otro con sus manos casi rosandose entre ellas.

Pronto el castaño sintió en su ser que tenía que ser por una vez esclavo de algún impulso, y por eso fué acercando su mano a la mano contraria con cuidado y en silencio, con sus ojos fijos en los colores de los que el cielo estaba pintado esa tarde. El albino estaba sumido en sus pensamientos, nervioso y con el mismo deseo que el castaño, y todo ese sentimiento incremento cuando sintió un rose en su mano, se sonrojó y con cuidado vio de reojo lo que el chico a su lado trataba de hacer, sonrió y también comenzó a acercar su mano a la ajena. Cuando al fin juntaron sus manos, una corriente eléctrica viajo por ambos cuerpos, haciendo que el calor subiera a sus mejillas.

—Luzu—llamó el albino—Y-yo...creo que será mejor que ya no nos veamos después de hoy—Dijo cerrando los ojos con fuerza reprimiendo las lágrimas que seguro se acumularían en ellos.

—¿Q-qué? ¿Por qué?—Quedó fuertemente impactado y entristecido por las palabras contrarias ¿Había hecho algo mal?

—Creí ya habértelo dicho, somos enemigos hereditarios, no podemos ser amigos, ni mucho menos—explicó manteniendo una posición fuerte aunque estuviese por derrumbarse.

—¿Por qué te importa tanto eso ahora?—Indagó con tristeza a la vez que con molestia.

—No lo sé, Luzu, pero es lo mejor para los dos ahora—Habló más fríamente de lo que le gustaría. Suspiró—Será mejor que nos vayamos, se está haciendo tarde.

—¿Esto es por alguien más?—cuestionó cabizbajo en un tono de voz suave y dolido—¿Que hice mal, Willy?

El corazón de Willy se hizo pequeño ante las palabras de Luzu, y se arrepintió por lo que había dicho de antes. ¿Por qué se sentía tan mal e incorrecto alejarse de el? ¿Por qué no sólo podía dejarlo y ya? ¿Por qué no podía dejar…por qué no podía simplemente dejar de amarlo? Amar no estaba mal, ¿Pero por qué si para ellos? ¿Tenían que vivir como dos almas infelices en pena solo porqué algún antepasado tuvo alguna pelea con otro ente? ¿Por qué tenía que existir está pelea eterna como si fuesen mundo distintos?

Demons N' Angels [Luzurex]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora