C-10

120 28 3
                                    

La Suprema corte mediadora, aquella majestuosa edificación hecha para mediar y tratar los problemas y/o complicaciones entre cielo e infratierra. Sometían a ángeles y a demonios a juicio, llevado a cabo por la diosa del inframundo y el dios de los cielos, y siendo el concejo de infratierra y las autoridades celestiales el jurado que debate sobre las acusaciones y derechos de los juzgados. La jueza es la diosa que reina en la tierra; Terra, ella como mediadora no está de parte de ángeles ni demonios, solo escucha y juzga justamente.

Los dos se hallaban ahí, con grilletes de hierro en sus manos y cuerdas de cuero que sostenían sus alas. No tenían escapatoria, iban a ser juzgados. Había un ángel custodiandoles mientras que las deidades llegaban, pero allí ya estaban el concejo y las autoridades haciendo de jurado, las únicas caras conocidas que veían era a Fargan como tercero al mando del concejo, y al padre de Luzu como jefe de custodia. En la parte de ángeles solo estaba Mangel como principal ángel guardián.

Las fuerzas mayores entraron y fueron por el largo pasillo hasta los tres tronos de enfrente y todo el salón se puso en silencio para recibir a los dioses que regían en sus mundos. Netheria, Diosa del inframundo; se personificaba en una hermosa mujer de piel tostada y cabello y ojos de fuego, llevando un vestido hecho de lava que no se esparcía más que en su lugar, junto con una diadema hecha de oro negro que simulaba las rosas del wither con pequeños rubíes incrustados en el centro de las mismas. Se sentó en el trono de la izquierda con gracia y con cara de querer asesinar a alguien, y ganas sobraban.

Heberon, Dios de los cielos; su personificación trataba de un alto hombre de piel morena y cabellos castaños oscuros, con ojos de un azul celeste puro, llevaba una túnica blanca con pequeños detalles de oro blanco, junto con la ya típica corona de laureles bañada en oro blanco de igual modo. Irradiaba pureza pero también enojo y desdicha, Willy era de sus mejores ángeles y personalmente creía que aquel demonio de ojo oculto lo había engañado de alguna manera. Se sentó en el trono de la derecha con una mirada dura al frente.

Luego llegó la deidad que controla los elementos terrenales en su totalidad: Agua, aire, tierra, agua, y sin embargo también la flora, la fauna y muchas otras cosas del mundo humano. La Diosa Terra era preciosa; Largos y finos cabellos castaños claros que caían hasta sus caderas, y estos acomodados con una corona de oro que simulaba las pequeñas raíces de los arboles, tez pálida con apenas visibles pecas en su rostro, sus ojos de un color verde pasto, llevaba un vestido rosa pálido, casi blanco, con un broche de oro en su cintura. Se sentó en el trono de en medio y los miró a todos con detenimiento, su miraba no expresaba nada.

Todos ponían suma atención a todo lo que sucedía, y el demonio bicolor y el ángel albino ya estaban en frente de los tronos, en el centro del salón a cuatro metros de distancia de cada uno. Sus amigos presentes estaban preocupados por lo que pudiera pasarles, al igual que el padre del castaño estaba preocupado por su único hijo con el amor de su vida, le causaba melancolía tener que estar en ese lugar una vez más, lugar en el que él alguna vez fue juzgado del mismo modo, solo que aquella vez no estaba presente esa deidad de ojos verdosos y cabello castaño.

—Las más grandes divinidades nos hemos reunido para llevar a cabo el juicio de un ángel y un demonio que fueron acusados por cometer el delito más grande entre sus mundos —Inició la Diosa de cabellos castaños—Yo, como mediadora estaré a cargo de la decisión final de este juicio, asegurándome de ser justa y considerar todo a vuestro favor o vuestra contra—añadió mirando a los acusados.

—Pasad al frente las líderes del concejo y de las autoridades, por favor—Habló con severidad el Dios de ojos azules.

—Explicad que ha sucedido, desde el inicio—Ordenó la de ojos fuego.

—El ángel albino Willy había estado teniendo amistad con el demonio de ojos rojos Luzu, por miles de años. Los dos se veían a escondidas en el viejo puente de plata que aún sostiene la barrera entre nuestros mundos y el mundo humano. Luego de sostener una amistad por un prolongado tiempo, hace dos días se vieron involucrados en una relación amorosa y sexual aparentemente recíproca—Explicó la líder del concejo infraterrenal.

—También se les acusa de haberse expuesto en sus formas reales frente a un número considerable de seres humanos en una celebración nupcial, y de haber sobrevolado por el abierto cielo humano sin pudor alguno. Fueron avistados por muchos ángeles guardianes, y por algún que otro demonio que hacía de vigía—Añadió firmemente la líder pelinegra de la autoridad celestial.

—Tenía que ser él—Murmuró la diosa del inframundo.—No había cabida en ello.

—¿Por qué dices eso, Netheria?—Le preguntó el dios de los cielos mirándola con curiosidad

—¿Qué pasa niño? ¿Aún te da vergüenza y miedo que sepan lo que realmente eres? ¿Temes a que sepan que eres un bastardo?—Miró al demonio de ojo cubierto mientras lo acusaba con la mirada. Netheria ya conocía a Luzu, era su único demonio que era hijo de una ángel y por eso siempre lo odió y desprecio del modo en que lo hacía, por ser un bastardo del cielo—. Recordad, Suprema corte, recordad quién era la pura y bondadosa ángel que antes era la líder de las autoridades del cielo. ¿La recuerdas, Heberon, a tu ángel favorita?—Retomó la palabra y esta vez preguntó a la divinidad de los cielos.

—¿Alicia...? Pero ella- Fue interrumpido.

—Ella fue desterrada, pero...¿Por qué? Porque hizo alguna vez hace muchos años lo que su hijo hizo actualmente. Aquello por lo cual fue juzgada, ahora su hijo esta aquí por la misma razón.—Observó una vez más al castaño con recelo.

—Es imposible, Mi tía Alicia no pudo haber tenido hijos. Es falso.—intervino la líder de cabellos negros y ojos del color del mar.

—Descubre tu ojo, es una orden de tu superior—Dió la orden la Diosa Netheria levantando la voz.

Luzu obedeció, lentamente sus manos aún con los grilletes fueron pesadamente hasta su flequillo, cerro con fuerza los ojos y cuando puso su cabello tras su oreja, aún con los ojos cerrados miró al frente y abrió los párpados dejando a la vista sus irises de diferentes colores. La corte quedó en un sepulcral silencio, por parte de los ángeles, los demonios y hasta las mismas deidades, quienes podían ver con claridad como uno de los ojos era como la roja sangre, y el otro era de un celeste brillante, como el cielo lo es.







Demons N' Angels [Luzurex]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora