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La presencia de un demonio mitad ángel complicaba las cosas con el orden del juicio, al menos para Heberon, ya que siendo heredero genético de una ángel no podía mantenerse del todo firme con la decisión de atacarle. Por otro lado Netheria siempre estuvo segura de lo que decía, ella hace veinticuatro mil años vio a ese bebé y lo había mantenido oculto hasta ahora que había incumplido la mayor de las reglas en los mundos en los que habitaban. Terra, la Diosa elegida como mediadora del juicio prestaba atención a todo lo que pasaba al rededor, viendo con cautela el panorama, oyendo y calculando bien la información que oía o le proporcionaban. Estaba concentrada en el asunto, pues cada cosa influiría en la decisión final y el castigo que se les daría al ángel y al aparente híbrido de ángel y demonio.

—Se supone que nuestra jurisdicción prohíbe las relaciones de cualquier tipo entre ángeles y demonios, pero ahora sabiendo que él es mitad ángel, ¿Como se lleva a cabo el juicio?—Cuestionó la líder de ojos rojo opaco.

—Las reglas son lo que perviven todo cuanto perviven. Por ellas seguimos en paz entre éstos nuestros mundos—Habló esta vez Mónica—Pero él es mitad ángel, hijo de la mejor guardiana que ha tenido la autoridad celestial, ¿Que se puede hacer con ello? ¿Ignorar un mal que somos lo suficientemente ingenuos para detener hasta después de miles de años, o castigarlos por desobedecer las reglas que nos rigen?

—La mejor guardiana que ha tenido la autoridad celestial ya no está, fue desterrada por incumplir nuestras sagradas reglas, y su amante demonio también fue castigado como tuvieron que castigarlo—Inició el Dios de cabellos marrones—Que él, sea un híbrido no le quita la gravedad al asunto, ya que sigue siendo un demonio. Además, ambos se expusieron y desobedecieron otras de nuestras leyes. Así que te pido, Terra, que seas imparcial con el tema de que es un híbrido, sigue siendo un demonio, vivió su vida en el infierno, y debe ser como todos ellos.

—¿Alguno quiere objetar o defenderse ante las acusaciones, o van aceptar su condena sea cual sea aquella?—Indagó la diosa terrenal luego de procesar un poco la Información.

—…y-yo—Comenzó hablar difícilmente—Quiero decir algunas cosas.—Heberon quedó perplejo al ver que el ángel albino levantaba la voz, ¿Que iba a hacer? Se preguntaba—Vinimos aquí, como acusados. Nadie nos había permitido hablar, nadie se había percatado de nuestra existencia hasta ahora, solo hablaban de lo que hemos hecho mal. Ahora no quiero ser acusado, quiero ser un testigo, porqué soy testigo de todo lo que ha pasado estos últimos miles de años, mientras que ustedes solo cuentan la historia por puntos clave para ahorrarse todo lo que pasó con el pasar de los siglos.—Espetó con seguridad.

—Willy tiene razón, nos tratan como si no pudiéramos sentir ningún tipo de emoción o sentimiento —Apoyó el de ojos bicolores—. Y la verdad es, que no somos tan diferentes, los dos tenemos un corazón.

—Con el pasar del tiempo, Luzu me enseñó que nuestros mundos son superficiales. No eres malo por ser demonio, ni un santo por ser un ángel, y Luzu no es como todos los demonios, es dulce y muy bueno como para serlo, tanto que no merece castigo alguno—Siguió el ojiverde.

—Y él no es como todos ustedes —Miró hasta el jurado constituido por ángeles—. Él no me juzgaría ni aunque le obligaran, no se alejó nunca y me aceptó por quién yo era realmente. Para mí eso es una alma pura que no merece ser castigada.

—Entendimos vuestro punto, pero aún así si se les perdonara el haber incumplido la mayor regla de sus mundos —Continuó con cansancio de aquella palabra—También hicieron caso omiso a varias otras reglas que deben ser castigadas.

—Eso valía la libertad para nosotros —Murmuró el ángel de cabellos blancos dejando atónitos a los demás presentes—Y lo hubiera hecho millares de veces solo para sentir otra vez lo que fue ser libre.

—…¿Qué es la libertad para ti, ángel albino?—indagó la diosa de ojos verdes.

—La libertad para mí es poder estar con quien quiero sin tener miedo a ser juzgado después de ello, la libertad para mí es poder reír y compartir historias con quién quiera sin que me vayan a apresar, la libertad para mí...es hacer lo que quiera sabiendo que no me mataran después.—Explicó con pocas lágrimas sobre sus ojos, y las mejillas rojas de ira e impotencia. La diosa terrenal, conmovida por las palabras de aquel ángel, no tuvo palabra para objetar ante su preciosa declaración más que nada de amor al demonio híbrido.

—Convoco un receso, luego daré mi veredicto —Anunció levantándose de aquel trono en el que yacía sentada.

Las tres divinidades salieron del la corte y fueron hasta la sala de reuniones con la que la edificación contaba. Estaban frustrados y con nubes de pensamientos bloqueando sus mentes, aún sin tener claro qué hacer con los acusados de pecar.

—A uno lo arrojamos al fuego, y el otro se va condenado al agua bendita—Sugirió la Diosa infraternal

—El híbrido no se muere con el fuego, ni se quema en el agua—Insinuó el Dios de los cielos.—Es cruel lo que debemos considerar, pero es necesario por el bien de nuestros mundos. Si nosotros como dioses concedemos la libertad a esos dos, los mundos sangrarán.

—Claro, los habitantes de vuestros mundos no se tomarían bien que los hayan matado debido a vuestra constante defensa de la bondad y la misericordia.—Exclamó la castaña en un claro gesto de enojo.

—No tenemos misericordia, por eso somos dioses—Explicó con brevedad Netheria—Hagan lo que quieran hacer con el híbrido, en mi mundo no lo aceptaré.

—Tampoco aceptaré a un ciervo pecador en los cielos, ya es suficiente con que no hagamos de su condena dolorosa.—Habló mientras se cruzaba de brazos y mantenía una mirada firme.

—Callaos, que parecéis niños.—Ordenó la deidad de la tierra—Ninguno de vosotros tomará la decisión, solo yo, y si decido que se van a un mundo o a otro os lo tenéis que tragar.

Demons N' Angels [Luzurex]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora