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Estaban los dos en un pequeña cafetería, era de mañana y desayunaban juntos. Luzu tenía puesta la capucha de la sudadera negra y sus lentes oscuros, y Willy iba con su gorra verde y lentes de ver falsos, ¿Y esto por qué? Al despertar y salir de aquel motel, creyeron que después de lo que hicieron en esa celebración de bodas quedaría sin pasarles factura. Nada más pasar el umbral para salir esa mañana vieron como una muchacha casi queda del color del papel al verlos, y ellos ni en cuenta, solo se miraron y se encogieron de hombros pensando que pudo ser otra cosa. Más tarde el albino recordó que entre las cosas que hicieron esa maravillosa noche del día pasado, habían sido expuestos por ellos mismos.

Se ocultaron lo mejor que podían mientras con el paso de las horas los iba consumiendo el miedo de a poco, iban recordando que debían regresar, iban recordando que no eran libres, iban recordando que debían separarse y seguramente tendrían problemas por todo aquello que habían hecho. Aveces eso se les olvidaba por minutos cuando sus ojos se encontraban, pero el miedo volvía unos minutos después, cuando las cicatrices que dejaban sus alas empezaban a dar punzadas.

Seguían tranquilos en su lugar hasta que de reojo vieron a alguien entrar al local, a unas cuantas personas mejor dicho. Los Ángeles amigos de Willy llegaron hasta la mesa en la que se encontraban y tocaron suavemente el hombro de el castaño, haciendo notar su presencia. Susodicho volteó esperándose lo peor, pero se olvidó de un detalle; tenía ambos ojos descubiertos. Al voltear miró unos ojos color olivo, y el dueño de estos ojos quedó atónito al ver los ojos bicolores del este, pero volvió rápidamente a su expresión dura y recordó a lo que iba hasta allí.

—Tienen que volver, ahora.—Dijo con severidad. El albino y el bicolor se miraron por unos segundos, y asintieron con pesadez a las palabras. Era la hora de afrontar los problemas, seguir ignorando a las fuerzas mayores solo sería peor.

Pagaron lo que tenían que pagar y salieron todos de aquella pequeña y pintoresca cafetería. El cielo estaba oscuro, anunciaba una fuerte tormenta eléctrica, y la brisa era feroz y hasta salada. El miedo y la sensación de apresamiento aumentó cuándo de la nada las trompetas desafinadas y las campanas comenzaron a sonar, también estaban acompañadas de coros de ángeles que cantaban con fuerza, con desdicha y enojo, juraban escuchar también susurros de diferentes voces. Eso solo anunciaba que había llegado la hora, llegaba la hora en la que serían seguramente enjuiciados injustamente.

Caminaron todos juntos hasta el bosque en el que tomarían de vuelta sus verdaderas formas, para así poder subir al puente de plata en el que probablemente las autoridades del cielo e infratierra los estarían esperando para así darles un castigo merecedor de sus pecados. Ninguno sabía sí alguien iba a abogar por ellos, luego de cometer el máximo pecado en sus mundos, dudaban que alguien quisiera defenderlos, sería como ponerse entre la espada y la pared.

Todos volvieron a sus formas habituales luego de llegar al terreno boscoso. Pero pronto notaron que algo andaba mal, pronto notaron que las noches anteriores les estaban pasando sus cuentas ahora. El rostro de el ángel albino tenía una marca en la mejilla derecha, como si comenzara a resquebrajarse. Tocó suavemente su rostro y sintió en el tacto una pequeña grieta que había en su piel, como si cara fuera cerámica y estuviera rompiéndose.

El castaño preocupado se acercó a ver si el albino estaba bien, pero al tocar su rostro la grieta se expandió unos centímetros más haciendo que el de cabellos blancos gritara por el doloroso suceso. Luzu se alejó asustado a la vez que se rompía su corazón, ¿Ya no puedo acercarme sin romperlo o hacerle daño con mi tacto? Se preguntaba el castaño con ojos llorosos.

—Sera mejor que no lo toques. Mantente lejos de él—Ordenó el pequeño ángel azabache.

Los cinco alzaron vuelo hasta pasar la capa que los dividía del mundo humano, y cuando llegaron hasta aquel puente plateado se encontraron con ángeles y demonios reunidos, aunque divididos unos por un lado y los demás por el contrario. Los cuatro ángeles se posaron por el lado que daba hasta el cielo, y el demonio de ojos bicolores se posó por el lado de los suyos, los dos fueron despreciados por la mirada de su gente.

En el lado derecho, el lado de los ángeles, estaban los tres ángeles supremos de las autoridades celestiales. Su líder, Mónica, una ángel de cabellos negros, tez pálida y ojos azul marino, era la que daba la cara entre ellos tres, llevando consigo la lanza del sol, la cual se trataba de un arma poderosa que le habían concedido por ser una líder nata y la más fuerte de todos los ángeles. A ambos lados de la pelinegra estaban Adam y Nieves, los segunda y tercero al mandato de las autoridades del cielo.

En el lado izquierdo estaban los demonios, y los tres al mando de el concejo de infratierra. Su líder, la dama de la oscuridad, Kristina, una demonio de cabellos marron rojizo, tez del color del trigo y ojos de un rojo opaco. Ella era la favorita de la diosa y reina del inframundo, Netheria, la misma le había dado el arco del destino y flechas de la muerte inmediata, concedida a ella por sus años entrenando para ser la líder que es ahora. A su costados estaban Patrick como tercer al mando y Fargan como segundo al mando del concejo.

—Se os ordena dar un paso adelante a los hijos del pecado—Habló con rudeza la ángel pelinegra. El castaño y el albino dieron un paso al frente.—Se os acusa a vosotros, ángel y demonio, de incumplir nuestras normas siendo participes de lo que se conoce como el pecado más grande que existe entre éstos nuestros mundos, ¿Como se declaran?—Cuestionó mirándolos con dureza.

—Culpables—Afirmaron al unísono con la cabeza gacha. Después de su respuesta vieron como la líder de ojos azules miraba a la líder de ojos rojos, y está asentía una vez.

—Hágase la justicia en la plenitud y que nuestras deidades castiguen a los acusados.—Habló antes de con su mano levantar la lanza y bajarla creando un fuerte sonido. Los acusados iban perdiendo el conocimiento, y de ahí solo oscuridad...

Demons N' Angels [Luzurex]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora