Un favor a cambio de otro.
Sin poder contener su orgullo por haber salido victorioso, me guiña un ojo y abre la puerta del copiloto para que yo suba.
No note en qué momento llegamos hasta su coche, si embargo, le permito ser caballeroso y me subo al auto. Una vez Jayden también está dentro, lo pone en marcha a un destino que él aún desconoce.
Me quedo callada unos cinco minutos esperando que él se de cuenta que yo aún no le digo en qué dirección se encuentra mi casa. De pronto y sin previo aviso, pisa el freno en medio de la calle y gira su cabeza para verme.
Gracias al cielo existe el cinturón de seguridad.
—Lo siento —Me inspecciona preocupado de que no me haya causado ningún daño su inesperado freno—. Lo olvidaba, ¿dónde es que vives?
—Creí que no lo preguntarías nunca... y la verdad, lo que yo me pregunto es, ¿a dónde te dirigías si no era a mi casa?
—A la mía —sonríe inocente.
—¿Pensabas secuestrarme? —Instintivamente llevo mi mano a la palanca de la puerta.
—No, claro que no, solo que por un momento olvide que venías conmigo.
—Por un laaaargo momento –susurro relajándome y volviendo a colocar mi mano sobre mi regazo.
—Bueno, ¿en dónde vives?
—Brooklyn —Es mi momento de sonreír inocentemente.
Abre grande los ojos, viéndome como si fuera una desquiciada —¿Qué, estás loca? ¡Esta del otro lado de la ciudad!
—Tú te ofreciste a llevarme, así que técnicamente no es culpa mía.
—Pudiste haberlo mencionado antes, al menos.
—Pudiste haberlo preguntado antes, tal vez.
—Bien, no discutiré por eso. Yo me ofrecí, ahora cumpliré.
Nos quedamos en silencio durante todo el trayecto, pero no en un silencio incómodo si no en uno relajante. Cada uno viene inmerso en sus pensamientos, y yo en lo único que pienso es en dormir.
Una vez nos encontramos en Brooklyn le indico la dirección exacta de los departamentos en los que vivo, y cuando al fin llegamos no se si despedirme y dar las gracias o simplemente dar las gracias y bajarme del coche sin más.
—Amm, bueno pues... ¿adiós?
—Em... ¿bye? —habla al mismo tiempo que yo.
Hora de irnos.
—Bueno... gracias por traerme hasta Brooklyn, sé que probablemente gastaste demasiado combustible y lo que falta, así que creo que te debo una.
—No me deberás nada si... me pasas el numero de tu amiga –suelta con tono de pregunta.
—¿Estás loco? ¡Por supuesto que no!
—De acuerdo, entonces paga mi combustible.
—Pero ahora no tengo dinero.
—Entonces no me iré hasta que me pagues o me digas el numero de celular.
—Agh —Maldito.
—Estoy esperando –dice unos segundos después.
—Pues sigue esperando –Le muestro la lengua de forma infantil y salgo del carro rápidamente.
—¡Detente, tengo una idea! —grita a través de la ventanilla.
Ya iba en dirección a las escaleras, pero freno en seco y giro sobre mi eje lentamente mientras me inclino un poco para quedar a la altura del auto.
–Te escucho...
—¿Qué tal si... nos ponemos de acuerdo para salir la otra semana? Pero tú invitas a tus amigas y, si quieres, yo a mis amigos –Lo pienso, pero no, no es una buena idea.
¡Yo ni de broma vuelvo a salir de fiesta con esas abandona amigas!
—¿Sabes qué? Por qué no mejor me esperas aquí un momento, subo a mi apartamento, buscó el dinero para pagarte el combustible y cerramos el trato, ¿qué dices?
—¡No! A mí no me importa el dinero, ¡quiero salir con tu amiga!
—Pero yo no quiero salir con ninguna de ellas. ¡Me han dejado abandonada esta noche! ¿Crees que soy tan estupida como para volver a permitirlo? —O para tener que pedirle a un desconocido un aventon hasta mi casa, la cual está en Brooklyn—. No cometo ese error dos veces, bastante he tenido con una noche.
—¿Apoco no te divertiste? Yo te vi muy cómoda con tus amigas.
—¿Me estabas espiando o algo así? —Entrecierro los ojos mirándolo con sospecha.
—¿A ti? —Alza las cejas— No para nada, estaba prestándole atención a tu amiga.
Una parte de mí se siente ofendida.
—Eso es acoso.
—Te equivocas, es... observación –Levanta su dedo índice en señal de querer mostrar su punto.
—Como sea, para mí es acoso.
—Lo que digas —Toma aire lentamente–. Por ahora tú ganas, pues yo estoy agotado y necesito descansar ya, pero te prometo que nos volveremos a ver y, tú –me señala–, tendrás que presentarme a tu amiga. Buenas noches y hasta pronto, Hannah.
—¡Heather! —intento corregirlo, pero es demasiado tarde.
Rápidamente arranca el auto dejándome ahí parada en la acera, sola. Decido no darle importancia, así que doy la vuelta y me pongo en marcha hasta mi cómoda cama, sintiendo como el cansancio me arrastra por las escaleras.
Estupidos zapatos con tacón, y estupido el que los inventó.
![](https://img.wattpad.com/cover/88844313-288-k784896.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Enamorarte Otra Vez
Short StoryHeather Gray sufrió un trágico accidente automovilístico en el que perdió la memoria. El diagnóstico dice que es muy poco probable que vuelva a recordar algo alguna vez. Toda su vida ahora se encuentra en el olvido, y el futuro es lo único que podrí...