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Un momento incómodo.

Un viento frío recorre mi espalda al salir de el edificio que me hace estremecer, ni siquiera es invierno pero recién me había duchado así que al salir de casa mi cuerpo perdió su temperatura cálida. Una vez dentro del auto desaparece el frío.

Tardo exactamente treinta y ocho minutos en llegar a la dirección que Jayden me había mandado por mensaje. Buscar una casa en los suburbios es más complicado de lo que parece, sobre todo si son especialmente idénticas.

Todas las estructuras son completamente iguales, la única diferencia es el color, pues cada quien tiene sus propios gustos y elige como pintar su casa. Estas tienen desde colores pastel hasta otros realmente llamativos, también hay algunos cuantos tonos deprimentes. Las más simples están de colores muy claros y neutros.

Hay casa de dos pisos y otras sencillas de uno solo. Todas, absolutamente todas, llevan el mismo diseño de construcción y cada una está decorada a la elección de sus respectivos dueños, pero hay una en particular que casi anuncia en un cartel gigante "SOLTERO IDIOTA VIVE AQUÍ". A esta casa le falta alguien quien se encargue de la jardinería, pero aún así, porta cierta elegancia; de tonos oscuros y decoración muy escasa. Eso solo significa que, únicamente un hombre puede diseñarla tal cual, y que no hay mujer alguna que pueda hacerse cargo de darle más vida.

A un costado exactamente, junto a la rejilla que es la entrada al patio de la casa, se lee el numero #1042 en una placa grande color plateado. En resumidas palabras, la casa del acosador.

—Henos aquí —digo para mí mientras me bajo del automóvil.

Del mismo lado donde está colocado el número residencial, más abajo, cerca de la perilla, está puesto un botón que es el timbre, así que lo presiono dos veces seguidas.

Un chico similar a la edad del acosador abre la puerta interior de la casa unos segundos después, lleva ropa casual —muy guapo a decir verdad— moreno, alto, cabello oscuro y unos envidiables ojos color turquesa.

—Hola —saluda, mientras yo sigo observándolo de forma vergonzosa.

—Ah... hola –idiota– ¿Esta es la casa de Jayden Hale, no?

—Oh, si, claro. Pasa que está abierto.

Asiento y giro la perilla de la reja lentamente mientras doy un paso dentro del lugar, cerrando la rejilla tras de mí. Camino con lentitud hasta el chico de hermosos ojos.

De cerca, lo miro más detenidamente y noto que tiene una sonrisa muy linda a decir verdad

Concéntrate, Heather, vienes por tu movil, no a coquetear.

Ignorando la belleza de hombre que está frente a mí, me doy cuenta que el chico se encuentra presentándose.

—Mi nombre es Aarón.

—Un gusto, soy Heather —saludo al reaccionar.

—Igual digo, Heather —Unos lindos hoyuelos aparecen en sus mejillas al sonreír—. Adelante, Jayden te espera.

Sé hace a un lado para dejarme pasar.

–Gracias –Le sonrío como la estupida que soy.

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