C U A T R O

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¿Cuánto?

¿Cuánto más hay que esperar para irnos?

Siempre me preguntaba lo mismo. Al principio creía en que mamá y yo nos alejaríamos pero con pasar estos dos años perdí esperanza.

Ella también tiene miedo.

Escucho risas abajo. De nuevo papá trajo a sus amigos.

Cierro bien con seguro mi habitación y me coloca en mi cama dibujando de nuevo.

— ¡Léx!

Me sobresalto cuando escucho a mi padre llamarme. Quiero pensar que esta borracho y no sabe lo que hace pero cuando vuelve a llamarme me doy cuenta de que estoy errado.

— ¡ven acá, Léx!

Trago grueso y me levanto. Veo que el cuarto de mis padres está cerrado por lo que se mi madre debe estar dentro viendo televisión. Bajo las escaleras y llego al salón donde están mi padre y tres de sus amigos incluyéndolo a él...

—ven hijo. Quiero mostrarte algo que te va a encantar.

Observo a papá; se ve distinto, se ve feliz y lo demuestra cuando me acerca a él y me revuelve el pelo. En realidad todos se ven felices...

—Toma Léx, pruébalo—me entrega un tubito de metal. Lo observo y noto que de él cae un poco polvo de color azul.

— ¿Qué es...?

—VD—responde mi papá—. Llévatelo a la boca y chúpalo todo.

Miro toda la sala, parece que todo se llevan lo mismo a la boca. Observo a mi padre él sonríe.

—no seas marica Léx, te vas a sentir mejor.

Con duda lo hago. Meto el palito de metal en mi boca y chupo el contenido haciendo que tosa. Todos se ríen.

—Lo hiciste muy rápido pero bien hecho Léx—me palmea el hombro y yo sigo tosiendo.

El sabor... no hay sabor pero si siento como si me relajara.

Esto... ¿Por qué me siento feliz?

Todo lo que sentía por dentro, el vacío... desapareció y no siento nada más que paz.

— ¿Qué hace esto? —pregunto y observo el palito para luego observar a mi padre que lleve una cerveza a sus labios.

—Te da relajación, paz o como quieras llamarlo—se encoje de hombros—. Es increíble.

No mucho es lo que recuerdo de esta noche; solo que seguí consumiendo ese polvo azul y que me sentía más feliz, nunca había estaba tanto feliz en mi vida.

Luego que papá me abrazaba y me decía que era el mejor hijo, que era un hombre fuerte. También las risas, muchas risas.

Pero también una voz, una voz que no paraba de perturbarme.

"mátalo, mátalo y corta su cuello"

No recordé mucho de lo que paso ayer, pero el sentimiento de felicidad ya no estaba y eso me hacía sentir mal

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No recordé mucho de lo que paso ayer, pero el sentimiento de felicidad ya no estaba y eso me hacía sentir mal.

Cuando ya sabes cómo es el cielo, ya no quieres saber más nada del infierno.

Me encamine al estable, cuando entre Pelioppe estaba tranquilo. Le di algunas manzanas y le hice cariño. De reojo vi la esquina de castigo y me estremecí, papá está en su trabajo pero se ve volverá y volverá hacerme heridas.

"mátalo..."

Me estremecí con esa voz. Era la misma voz de ayer.

Traté de ignorarla pero aunque lo intentara la voz seguía ahí.

"mátalo, eso es lo que quieres. Mátalo Léx"

— ¡ya basta! ¡¿Qué quieres de mí?!

— ¿Léx?

Me gire a la voz de mi madre, estaba en la puerta mirándome confundida.

— ¿con quién hablas?

—yo...—abrí la boca pero negué—. Con nadie mamá, no importa.

"piensa que estás loco"

No, yo no estoy loco.

"no vayas contra los instintos Léx, son más fuertes que tu"

Déjame en paz.

"imposible, no puedo dejarte en paz hasta que cumplas lo que deseamos: mátalo Léx, tu sabes a quien me refiero"

Ya basta.

"falta poco Léx"

Con eso, seguí a mi madre y entre a mi casa.

La Compañía De Léx ✓ 0.0Donde viven las historias. Descúbrelo ahora