D I E Z

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Esto está lleno de locura.

—Concuerdo contigo—el enfermero me mira extraño y con cierto temor pero la doctora sonríe sabiendo lo que ocurre.

—Estarás en el piso tres, es algo aislado pero no tanto como el cuatro—me explica mientras subimos por las escaleras—. No es tan suelto como el dos ni tan aislado como el cuatro.

No digo nada. Subimos y noto que solo algunos caminan por el lugar y van a unas puertas que están juntas al final del pasillo y que la doctora me dice que son los baños.

Me guían a una puerta y la abren dejando un espacio casi vacío sino fuera por las dos camas y por el chico que está sentado leyendo un libro. El sube la vista y nos mira con desinterés.

—Drey, es el Léx—nos presenta y la situación me parece completamente ridícula.

— ¿Cómo sabes que no vas encontrar sus restos mañana?

—si solo me llegas a tocar un puto pelo te sacaré los ojos.

La doctora y el chico me ven atentos, son las primeras palabras que he dicho desde que salí de la cárcel. El rubio me da una sonrisa llena de malicia y divertida.

—Los dejaré solos—dice y le hace seña al enfermero.

—asique eres el que quemo, electrocuto e hirió a su padre en un establo mientras su caballo comía una manzana tranquilamente—sus voz era cargada de indiferencia—. Tener emociones te vuelve inestable.

—tal vez.

—Trastorno disociativo múltiple— deja el libro a un lado y me mira con interés—. ¿Ustedes ahora son el mismo, verdad?

—tal vez.

Una sonrisa fue su única respuesta.



— ¿Cómo estas hoy Léx? ¿Cómo te sientes junto a Drey?

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— ¿Cómo estas hoy Léx? ¿Cómo te sientes junto a Drey?

—como dos asesinos en una misma habitación—contesto, mi voz sonando baja

—entiendo...—busca algo en su cajón de la mesa y saca una manzana— ¿quieres?

Niego con la cabeza y ella me sonríe.

—Tu madre tuvo un pequeño juicio—me dice—. El juez solo le dio cinco años de cárcel y dos si su comportamiento es bueno.

—Ella no mató a nadie—me recuesto en la silla y miro la venta detrás de ella.

—pero estuvo ahí, es suficiente para el juez.

—Cuando sabes que hay una rata en tu casa—la miro esta vez—. Sabiendo que puede dañar tus cosas ¿Qué harías? Obviamente la matas antes de que el problema sea mayor.

Me levanto y la dejo con la palabra en la boca saliendo del consultorio.





Me levanto y la dejo con la palabra en la boca saliendo del consultorio

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No estoy completamente dormido.

Por eso escucho cuando Drey llama mi nombre.

—Léx... despierta.

— ¿Qué demonios quieres?

—ven conmigo.

—vete a joder a alguien.

— ¿no quieres asesinar de nuevo?

Me quedo en silencio y él continua es un susurro:

—cuando tienes el poder de quitarles la vida, cuando su sangre se esparce por el piso, sus ojos carente de algo significando su muerte... ¿no quieres sentirlo de nuevo?

Me giro hacia él.

—espero que esto sea bueno.

Me levanto y el abre la puerta tranquilinamente, observo que el hombre de seguridad está profundamente dormido y deduzco que ingirió algún calmante o una pastilla de dormir.

Lo sigo y subimos las escaleras al cuarto piso donde nos paramos frente una habitación y la abre.

—hola Matt—saluda a un chico pálido que está sentado en el suelo con los ojos cerrado—. Feliz día de los cazados.

—feliz día—habla el chico y abre los ojos que dan con los míos.

—él es Léx.

—Gusto en conocerte—se levanta y el mismo se quita la camisa de fuerte que no estaba atada luego camina hacia nosotros.

Drey de su americana saca un cuchillo de caza y se lo da a Matt.

— ¿y los demás?

—Preparándose—contesta y luego Drey se gira hacia mí—. Tendremos una caza divertida.

Luego cuando salimos de ahí, todo fue sangre y montones de sentimientos satisfactorios en mí.

La Compañía De Léx ✓ 0.0Donde viven las historias. Descúbrelo ahora