EL hombre cerró los párpados, lo que hizo que a ____ le diera un vuelco el estómago. ¿Acaso no se suponía que la excesiva somnolencia era una mala señal? ¿Y si aquel desconocido se ponía en coma?
-¡Oiga! -exclamó ella, sacudiéndole suavemente por el hombro-. ¡Abra los ojos! ¡Ahora no se puede quedar dormido!
-¿Por qué no? ¿Es que está planeando volver a dejarme a la intemperie, con ese temporal? -preguntó él, todavía con aquella expresión vacía en los ojos.
-Claro que no, pero puede que tenga una pequeña conmoción cerebral -dijo ____. Ella, mejor que nadie sabía lo impredecible que podía ser un golpe en la cabeza, aunque, aparentemente, no tuviera importancia.
Desgraciadamente, las opciones que tenía para pedir ayuda eran limitadas. En la isla no había servicios de emergencia, ni siquiera un simple médico de cabecera. Además, por la tormenta, estaban prácticamente aislados de tierra firme. Ray le había dejado la llave para que pudiera utilizar el teléfono si lo necesitaba, pero no le gustaba la idea de tener que dejar al desconocido a solas. Además, ¿ a quién iba a llamar?
Se preguntó cuál del resto de los vecinos podría resultarle de utilidad. Resultaría inútil suplicar ayuda a alguien que, como ella, no supiera lo que hacer en aquella situación. Además, en aquella época del año, no tenía mucho donde elegir ya que casi todas las casas de Puriri estaban habitadas por personas que iban a pasar solo los fines de semana, y el tiempo había sido tan malo que había evitado que fueran muchos visitantes.
Sin embargo, recordó que los Freeman sí estaban en su casa. Recordaba haberlos visto el día anterior, cuando había ido al muelle a despedir a Ray y a recoger el correo. Aunque ____ no conocía a Dave Freeman especialmente bien, era buen amigo de Ray, al que daba consejos para su artritis. Como psiquiatra, tenía conocimientos de medicina. A pesar de que nunca había hablado con él, no había razón alguna para que no lo hiciera entonces. Rápidamente, ____ se puso de pie. Sin embargo, antes de que pudiera marcharse, una mano la agarró con sorprendente celeridad por la pernera del pantalón.
-¿Dónde vas?
-No voy a ninguna parte -respondió ella, soltándose. Le sorprendió el tono de sospecha que el hombre tenía en la voz-. Se me acaba de ocurrir alguien que me puede dar algún consejo sobre ese corte que tiene en la cabeza. ¡Zorro, ven aquí!
-¿Es que va a pedirle consejo médico a un perro? -preguntó él, con incredulidad.
-Desgraciadamente, no tiene licencia para ejercer -respondió ella, divertida por el comentario. Entonces, retiró el hueso que el perro tenía en la boca y, de una estantería, sacó el mango de una caña de pescar para dárselo a oler al perro-. Ya sabes dónde conseguiste esto, ¿verdad Zorro? El doctor Freeman, Dave, te lo dio al ver que no hacías más que quitárselo del porche en Navidad. Te lo llevas cuando Dave te lleva a ti y a Ray a pescar en su barco. Te lo tira al agua, ¿verdad?
Mientras decía aquellas palabras, ____ garabateó unas letras en un trozo de papel y se lo pegó con un poco de celo en el mango de la caña de pescar.
-Te gusta jugar con esto con Dave, ¿verdad? -añadió ella, indicando con gestos la acción que estaba describiendo-. Quiero que le lleves esto a Dave. Quiero que vayas a por Dave. ¡Dave! ¿Me entiendes?
El perro aguzó las orejas, mientras sus lloriqueos se entremezclaban con un suspiro del paciente.
-¡Claro que no lo entiende! ¡Es un perro! -protestó él.
-Zorro es muy inteligente -le espetó ____-. Sabe perfectamente lo que le estoy diciendo, ¿no es verdad, chico? Vas a traer a Dave.
Entonces, el perro empezó a ladrar y, tras tomar la caña entre los dientes, salió corriendo a su acostumbrada velocidad. Solo entonces fue cuando ____ se dio cuenta.