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____ estaba de pie, detrás de la barra que separaba el comedor, contemplando la turbulenta bahía. El tiempo había mejorado muy ligeramente y los vientos seguían embraveciendo los mares. ____ no tenía que escuchar la predicción meteorológica para saber que no habría transbordadores aquel día.

-Supongo que sería poco apropiado decir buenos días. Aquí dentro se está bastante templado, pero ahí fuera no parece hacer buena temperatura, ¿no te parece?

Aquella rica y profunda voz hizo que un escalofrío corriera por la espalda de ____. Al darse la vuelta, lo miró con ojos espantados.

-Lo siento. ¿Te he asustado? -dijo Harry, entrando en la cocina descalzo. La poca sinceridad que parecía reflejarse en su sonrisa sugería que no le había desagradado tomarla desprevenida.

Entonces, él la miró de rriba abajo. ____ se había cambiado de ropa y se había puesto una camisa blanca, abrochada hasta arriba en un intento descarado por mostrarse recatada y que había terminado por convertirse en una provocación. El pelo, domado en una gruesa trenza, descansaba sobre un hombro.

-Espero que no te importe que me haya dado una ducha y que haya utilizado una de tus cuchillas.

Entonces, se pasó una mano sobre la suave barbilla. En silencio, ____ se sentía algo resentida por no haberse dado ella una ducha, y quitarse el olor de Harry del cuerpo. Bajo la ropa limpia, todavía seguía guardando sus caricias.

-Ya veo que tienes mi ropa delante del fuego. ¿Crees que se habrá secado ya?

-Yo... -musitó ella, sonrojándose. A pesar de que había tenido tiempo de tranquilizarse y asegurarse que aquel incidente no había significado nada, no estaba dispuesta a disculparse por lo que había pasado, o más importante, por lo que no había pasado. Esperaba que él fuera un caballero y que no mencionara el incidente-. No creo que puedas ponértelas hasta pasada al menos una hora. No hace mucho que las he sacado de la lavadora y la lana tarda en secar.

-Eso ha sido muy considerado por tu parte. Gracias.

Entonces, Harry se apoyó contra el mostrador, mirándola. Tenía una expresión relajada en el rostro, pero su actitud sugería que estaba muy alerta. Recorrió con la mirada toda la habitación, deteniéndose levemente en Zorro, que devoraba ruidosamente la comida que tenía en su bol.

-Te he sacado los cereales -dijo ____, señalando la mesa-. Y hay café y tostadas. Debes de tener hambre...

—Con el café y las tostadas será suficiente —dijo él, haciendo ademán de sentarse-. Espero que tu hermano me perdone por llevar puestas sus ropas un poco más. ¿Cuándo va a venir a buscarlas?

-No va a venir -replicó ella-. Es decir, Karl no me visita con mucha frecuencia... solo cada dos meses más o menos. La empresa para la que trabaja ha empezado a vender una línea de ropa para practicar el surf que él ayudó a diseñar y que está teniendo mucho éxito, así que ahora está bastante ocupado. También tiene bastantes prendas que le regalan. No creo que vaya a echar estas de manos tanto como para hacer un viaje exclusivamente para venir a por ellas.

-¿Aunque este suéter sea regalo tuyo?

-Yo no se lo compré para que se convirtiera en un objeto de valor sentimental. Además, sé que, en lo que a la ropa se refiere, a Karl le gusta estar al día de la moda. Evidentemente, te encuentras mucho mejor esta mañana. Debe de ser un alivio volver a sentir la cabeza en su sitio. Dave me prestó su teléfono móvil, así que, si quieres llamar a alguien... Supongo que querrás marcharte enseguida.

-¿Marcharme adonde? —preguntó él, cruzando los brazos sobre el pecho.

-¿Es que no lo sabes? -replicó ella. Harry sacudió la cabeza—. Pero yo pensaba...

InolvidableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora