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____ abrió la puerta de su piso. El cuerpo se le tensó al ver a Harry Styles en el umbral. Tenía un aspecto fuera de lugar en aquel humilde lugar con su traje de seda y su abrigo de cachemir. Ella no lo había visto desde la pelea que había tenido delante de los juzgados la semana anterior. ____ había pensado que no volvería a verlo jamás.

—No deberías haber venido aquí...

-¿Puedo entrar? -preguntó él.

Ella se echó atrás y dejó que Harry atravesara el umbral.

-Si esto es sobre Karl...

Solo con una mirada, él la interrumpió. Entonces, Harry se quitó el abrigo y lo tiró encima del respaldo de una silla. El diminuto piso, que había parecido tan deprimente y tan vacío desde que había muerto la abuela, parecía de repente lleno de vida. A excepción de Karl, ningún otro hombre había estado allí. Cuidar de su abuela había sido agotador tanto física como emocionalmente y le había quitado todo el tiempo.

Harry ni siquiera miró a su alrededor. Entonces, se quitó la chaqueta y se aflojó la corbata, sin dejar de mirar a ____, que seguía todos sus movimientos con la boca abierta.

—¿Tienes algo de beber?

-Yo... yo creo que puede que haya algo de whisky -respondió ella, sabiendo que, con aquellas bruscas palabras, él había roto la tensión sexual que se había creado entre ellos. Mientras ella rebuscaba en la cocina, Harry no le quitaba los ojos de encima. Ella preparó, con manos temblorosas, dos copas.

-Lo siento... no tengo nada con lo que mezclarlo -dijo ella. Le costaba encontrar las palabras teniéndolo tan cerca.

-No importa. De todos modos, no tengo sed -replicó él, apartando los vasos y tomándola entre sus brazos.

Harry la besó apasionadamente en los labios, ahogando el gemido de felicidad que ella exhaló cuando él la aprisionó contra los muebles de la cocina. ____ giró la cabeza para que él pudiera profundizar más el beso mientras le rasgaba los botones de la camisa y hundía los dedos entre el suave vello del pecho.

Al pasarle las uñas por la piel, ____ sintió que él temblaba y que le deslizaba las manos por encima de los muslos, bajo la falda, hasta llegarle a la cintura. Entonces, le bajó las medias y las braguitas para poder alcanzar el cálido centro de su feminidad, deslizándole los dedos entre la suave humedad. Luego, le empujó con las rodillas para que ella abriera más las piernas, preparándose para una urgente posesión...

-¡No!

____ abrió los ojos, ahogando aquel grito en la garganta. Se encontraba en el sofá de su casa, en la isla, bajo la atenta mirada de Harry. La presión que él le hacía contras las caderas, mientras estaba sentado a su lado, resultaba demasiado familiar.

-No... -repitió ella, débilmente, atrapada entre dos realidades, igualmente inaceptables.

-Sí... Todavía sigo aquí -confirmó él-. Te dije que no pensaba marcharme. Ahora formo parte de tu mundo mágico -añadió, acariciándole la frente para apartarle el pelo-. Solo has perdido el conocimiento durante unos pocos segundos.

¡Unos pocos segundos! ____ se echó a temblar. La mente parecía estar gastándole bromas.

Ya no sabía qué creer. Sin embargo, estaba segura que aquel coito contra la pared no había sido una fantasía erótica. ¡Ninguna de sus fantasías había sido nunca tan explícita!

-Me dijiste que me habías encontrado. ¿Por qué? ¿Cómo?

-Como no has entrado en ninguna base de datos ni has hecho ninguna solicitud oficial, ni has abierto ninguna cuenta en el banco, no me resultó fácil. Fue por pura casualidad. La hija de una amigo compró una de tus acuarelas en un viaje a Waiheke. Tu estilo había madurado tanto que me resultó casi imposible reconocerlo, pero tu firma sigue siendo esa _ tan particular. Así que empecé a hacer algunas averiguaciones discretas sobre la artista.

InolvidableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora