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-¿Harry? ¿Harry? -preguntó ____, mientras recorría la casa. Su voz resonaba vacía en las paredes. Cuando fue a tomar una ducha, las paredes estaban todavía húmedas y la pastilla de jabón que había sacado para su invitado estaba cubierta de espuma. Por ello, ____ había asumido que Harry estaba ya levantado y arreglado y que, probablemente, estaba preparando el desayuno para ambos como había insistido en hacer el día anterior. Sin embargo, en el salón no había rastro de Harry, por lo que el corazón de ____ empezó a latir incómodamente mientras volvía rápidamente al recibidor.

La noche anterior, cuando ella había intentado hablar del asunto de su marcha, Harry le había dicho que estaba cansado y que quería irse a la cama temprano. A pesar de todo, ella le había mencionado que, si funcionaban los transbordadores, habría uno por la mañana temprano. No obstante, no creía que él hubiera sido capaz de marcharse sin decir adiós. Con mucha cautela, abrió la puerta de su cuarto y exhaló un suspiro de alivio cuando vio que la bolsa de piel seguía bajo la cama. Recorrió toda la habitación con la mirada. Harry había empezado a recordar cosas poco a poco, pero, evidentemente, el hábito del orden estaba demasiado arraigado en él como para que pudiera haberlo olvidado. Pudiera ser que lo hiciera solo para comportarse bien delante de alguien que no conocía, pero ____ se inclinaba a pensar que, tal vez, Harry Styles era un «animal domesticado».

Sin embargo, aquello no implicaba necesariamente que estuviera domado. Tal vez fuera que estaba casado. Aquella había sido la palabra que se había recordado para controlar las pequeñas emociones que experimentaba cuando se volvía y sorprendía a Harry mirándola con aquella caída de ojos tan sexy...

Tras regresar al salón, ____ vio que el fuego había sido reavivado y, de repente, se dio cuenta de que Zorro tampoco estaba. Durante los dos días anteriores, como ____ había hecho todo lo posible por hacerse inaccesible, el hombre y el perro habían sido compañeros inseparables.

Probablemente se habían ido a dar un paseo por la playa. Tal vez Harry había querido ver si alguien le reconocía o viceversa. Incluso podría haber ido a casa de Dave Freeman para que le llevara al embarcadero.

____ tomó un par de prismáticos de la estantería y abrió la puerta. A continuación, se puso a examinar la playa, mientras los rayos del sol la bañaban, lo que no compensaba la gélida brisa marina que le llegaba hasta los huesos.

Solo se veían tres personas a la derecha, dos de ellas subiéndose a un barco. La otra persona era tan esquelética y alta que no había duda alguna de que era Chas Peterson, que estaba recogiendo algas para abonar su preciado huerto.

En la otra dirección, un enorme Labrador negro perseguía a las gaviotas sobre la arena, mientras que dos niños golpeaban con un palo el cadáver de un pez.

Mientras ____ bajaba los prismáticos, vio un movimiento en la puerta de al lado y vio una cabeza gris dando la vuelta a la casa. Ray Stewart había vuelto a casa. Aquello significaba que los transbordadores habían vuelto a funcionar con normalidad. Habitualmente, hubiera ido a saludarle y a escuchar todas las noticias que Ray tenía que contarle sobre su familia y contarle ella a su vez todo lo que había ocurrido mientras el hombre había estado fuera. Sin embargo, aquella mañana, ____ se limitó a volver a la casa, consciente de que solo estaba posponiendo lo inevitable.

Sabía que Ray le haría innumerables preguntas sobre la llegada de Harry, pero ella misma tenía demasiadas preguntas sin contestar. No quería analizar demasiado las reacciones que Harry le producía ni pensar en la dicotomía de lo que sentía hacia él. El impulso por mantenerlo alejado de ella convivía con una poderosa atracción hacia él.

Se tomó su desayuno en solitario y recogió los platos. A continuación, limpió el salón, deteniéndose frecuentemente a mirar por la ventana.

Mientras estiraba la colcha que cubría el sofá, recordó que Zorro se había puesto muy pesado la noche anterior, olisqueando y pateando la tela, justo donde el asiento se unía al respaldo. En aquel momento, ella había pensado que, tal vez, había escondido uno de sus huesos allí. Sin embargo, tras inspeccionarlo, no había encontrado más que pelusa. Además, había gran cantidad de barro en el lugar donde Harry había puesto los pies la primera noche. Tal vez iba siendo hora de meter aquella colcha en la lavadora.

InolvidableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora