Segundo día de entrenamiento

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Mientras que soñaba con otro de mis mejores sueños, Nieves (otra vez), me lanzó una bola de agua a la cara para despertarme.

(Otra vez) ¡Qué maja!😡

Cuando llegamos a la sala, Nieves se quedó mirando la pared de al fondo. Parecía algo triste, por su expresión.
La verdad es que me daba mucha pena.
Luego reaccionó y me miró.

NIEVES:– Bueno, hoy vas a aprender a derretir el agua y a congelarla. Primero tienes que visualizar el agua y para derretir la, tienes pensar en algo que te enfade.–

Yo asentí con la cabeza y pensé en algo que me enfade.
¿En qué pensé? Seguro que os estáis preguntando. Pues la verdad es que tenía muchas cosas en que pensar.
Por ejemplo:

Mi enemiga de colegio, mi hermano pequeño, las matemáticas (porque las odio), cuando me riñen por los problemas de los demás, por las tonterías que hacen en clase, etc.

Ya tengo muchos motivos para coger una pistola y disparar por ahí, pero, yo soy lista (no como los demás) y no lo hago.

En ese momento, sin que yo me diese cuenta, estaba haciendo unos gestos muy raros, pero, lo más raro es, que, en un lado el agua se estaba derritiendo.
Al final lo conseguí (eso estaba claro, si sólo tenía que pensar en algo que me enfade, ya tenía la batalla ganada).
Ella, al verlo me sonrió y aplaudió.

NIEVES:– Bien, ahora lo difícil, congelar.–

YO:– ¿Por qué es difícil congelar?–

NIEVES:– Porque, para congelar hay que pensar en algo frío, por ejemplo algo triste o que de miedo.–

YO:– Ah.–

Yo, también estaba con ella, a mí me cuesta mucho pensar en algo que me dé miedo mucho tiempo. Y bueno, no tengo ganas de pensar en algo que me haga triste.😥

Bueno; "para aprender, hay que querer aprender."

Pensé. Yo, pensé en lo que más me daba miedo. ¿Que qué era? Bueno; no hay que dar detalles, pero, lo que más me da miedo, es...

la oscuridad...

No me gusta nada decirlo, pero, es cierto eso, cada vez que estoy en la oscuridad me pongo a temblar y me pongo nerviosa.

Aquello funcionó, de repente, hice unos extraños gestos que provocaron la solidificación del agua. Nieves me miró con desánimo y luego suspiró y sonrió.

NIEVES:– ¡Muy bien! Bueno estas son las lecciones de hoy, adiós.–

YO:– ¡Espera! ¿Me vas a contestar a la pregunta que te hice ayer?–

NIEVES:– No hace falta que lo sepas.–

Ella dijo eso mientras que se iba y después de haber dicho aquello, ella ya había desaparecido. Quise pregúntale por qué, pero, ella se fue.
Estaba ocultando algo seguro.

La aprendiz del aguaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora