El secreto

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Hoy en el entrenamiento no ha sido muy novedoso. Hemos luchado entre las dos porque era la última parte del entrenamiento. Pero lo más extraño es, que hoy Nieves parecía especialmente extraña, parecía estar resentida por algo, algo que no lo sé.
Al final se acabó el entrenamiento y Nieves me pidió que fuera con ella a algo. Actualmente estoy siguiendo la por toda la cueva.

YO:– ¿A dónde vamos?–

Aún seguía algo extraña. Nieves se paró al momento. Se giró y:

NIEVES:– Quédate aquí, ahora entras cuando yo te lo diga.–

Yo no entendía nada pero yo esperé como ella.

NIEVES:– ¡Ya puedes pasar!–

Yo entré y vi un precioso pájaro, éste pájaro tenía cristales en vez de plumas, era todo de color azul menos una parte que la tenía morada. Pero era hermoso. El pequeño pájaro revoloteó alrededor mía todo el tiempo, y luego se posó en mi brazo. Era precioso, no podía dejar de mirarlo.

YO:– ¡¿Cómo lo has conseguido?! ¡Es precioso!–

NIEVES:– Gracias, me lo encontré en el bosque, es mágico, porque ésta isla tiene un lago mágico y todo ser que se meta se vuelve mágico.–

Yo me quedé impresionada con aquello.

Nos quedamos toda la mañana jugando con el pequeño pájaro. Nos divertimos muchísimo, creo que Nieves y yo, ya hemos congeniado.

Pero, después de comer, ella quiso estar sola y se fue. Yo no entendía por qué se había ido, no entendía nada. Ella finalmente se fue y no la volví va ver.
Cuando se fue, el pequeño pájaro, se entristeció, pero, creo que no se entristeció porque se fue, si no por otra cosa pero no sabía el qué.

Pasaron dos horas y ella no había vuelto. Yo dejé al pájaro en la cueva y me fui a la zona de entrenamiento para jugar un poco con el agua.

Al entrar, me encontré con Nieves tocado un ladrillo de la pared de al fondo. Cuando la tocó, la pared se partió por la mitad, haciendo una puerta enorme. Ella entró en aquella grieta. Y yo, por supuesto, esperé a que entrara. Cuando entró, yo entré.
Al entrar, vi unas escaleras de color azul que llevaban a algún lugar que había más abajo. La curiosidad me picó y no pude resistirme a el secreto que se escondía. Bajé, por las escaleras y antes de llegar a abajo del todo, pude observar a Nieves en frente de una estatua de un niño.
Yo bajé más para poder verla bien. Ella no se dió cuenta de nada, hasta que pisé el suelo, ya no tocaba con mis pies, la escalera. En ese momento, una niña apreció sin que yo la haya visto y me delató.

NIÑA:– ¿Quién eres?–

Yo me asusté con sólo oír a aquella niña. La miré, y vi a una niña con el mismo uniforme que llevaba yo, pero,
su piel era oscura, tenía el pelo castaño y sus ojos también eran de color marrón.
Lo malo de haberme delatado, es que Nieves se dió cuenta de que estaba detrás suya y me miró enfadada.

NIEVES:– Me traicionaste–

Dijo ella enfadada. Ella me congeló los pies para no poder moverme. Mientras tanto, ella empezó a hablar con aquella niña.

La aprendiz del aguaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora