ESQUIMAL

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Las noches en las calles nunca eran nada cómodas, eso era obvio para los pequeños niños que caminaban de la mano con cuidado por el oscuro callejón en donde vivían por el momento.

Llegaron a un lugar en donde se encontraban varias cajas de cartón amontonadas simulando una casita. No era la gran cosa, talvez y pasarían mucho frío pero mientras ambos estuvieran juntos era suficiente para ellos.

Tomaron una mantilla que afortunadamente encontraron en un buen estado y se cubrieron con ella mientras se acurrucaba el uno contra el otro. Ese día en específico no había sido el mejor de todos, habian tenido que huir de unos bravucones que lastimosamente les terminaron arrebatando el poco dinero que habían conseguido después de pasarse haciendo piruetas o limpiando las parabrisas de autos. Era una pena, aunque podían intentar volver a conseguir dinero al día siguiente...el hambre nunca perdonaba.

El estómago del joven Gustabo gruñó, y este solo se movió un poco incómodo pasando saliva, intentando calmar un poco el vacío pero claramente era imposible. Horacio que estaba a su lado sonrió un poco y se dedicó a abrazarle un poco más, enredando sus piernas para crear más calor.

—mañana podemos ir a ese lugar en donde dan comida gratis— susurró suavemente el mayor, recordando aquel sitio en el que amablemente una señora de mediana edad cada jueves solía repartir comida para la gente que lo necesitaba.

—creí que eso era pasado mañana— dijo algo confundido el menor.

—no no, es mañana— aclaró el rubio, acomodando un poco la manta que reposaba sobre ellos. Se quedaron callados por un momento, tratando de conciliar el sueño bajo el ruido de la bocina de algunos autos.

No habrían pasado ni cinco minutos cuando Horacio le llamó muy despacio. Gustabo le buscó con la mirada y antes de poder decir algo sintió como le tomaban de las mejillas y con suavidad acariciaban su nariz tiernamente, como un pequeño beso.

—buenas noches— susurró el niño de ojos distintos antes apoyar su  cabeza sobre el hombro de su amigo y cerrar los ojos completamente.

—buenas noches— también susurró el otro niño, copiando las mismas acciones, logrando ahora sumergirse en aquel mundo donde todo era más cálido y acogedor.









































Los besos esquimales me parecen los mas tiernos que puedan existir 👍owo

GUSTABO de LOS SANTOS!!!!!! XDXDXDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora