Capítulo VI. La musicalidad de una voz

581 53 12
                                    

Disclaimer: los personajes pertenecen a Masashi Kishimoto.

.

Después de aquella tarde en que tuvieron su primera conversación larga y seria, Neji se encerró en su habitación varios días y el único sonido que Hinata escuchaba de él eran los ruidos que hacía al teclear o al rasgar papel. Salía por las noches o a horas inciertas a buscar bocadillos mínimos y por ello Hinata no podía prever sus movimientos para encontrarse con él y, por Dios, alimentarlo bien. Porque, por supuesto, no se atrevía a interrumpirlo.

En consecuencia de esto, si algo había progresado entre ambos, no pudieron notarlo al día siguiente, o al siguiente.

Mientras tanto, Hinata ya se había imaginado teniendo mil conversaciones más con su primo, sobre muchos más temas. Y es que, al tener tanto tiempo libre y en soledad podía dar rienda suelta a su imaginación.

Neji había demostrado ser una persona en un millón, Hinata había encontrado en él, inexplicablemente, a una persona con la que las palabras le brotaban fluidamente, ¡y eso era casi un milagro para ella! En el instituto a penas lograba articular palabra alguna, y no se diga frases enteras expresando asuntos que ella consideraba tan personales, ¡eso era imposible!

O al menos, eso solía creer. Pues Neji la hacía sentir cómoda. Se sentía tan agusto en su presencia, tan tranquila y segura de sí misma, que era como si...

Como si se hubieran conocido en otra vida.

Si no era así, ¿cómo se podía explicar la profunda familiaridad que sentía al verlo? ¿acaso provenía de sus recuerdos más tiernos? Es verdad que cuando eran niños sentía cariño por él, pero eso era normal, natural, eran primos después de todo.

No, esto era otra cosa. Y tenía que ver más bien con quiénes eran ahora, tantos años después.

¿Otras vidas? ¿En serio tenía que recurrir a una explicación sobrenatural? Hinata se rio de su pensamiento. Pero es que había tal franqueza en la mirada de Neji, que Hinata de alguna forma sabía que él siempre iba a ser benévolo con ella. Y ella sólo podía pensar en brindarle de vuelta la bondad que tenía dentro de sí misma.

Esa tarde supuso que estaría sola otra vez, así que suspiró y se dedicó a disfrutar la serenidad del resto del día. No se quedó en el salón principal como solía hacer, esperando encontrar a Neji.

Ver venir su alta figura, con su rostro serio y apacible para después sentarse junto a ella sin decir palabra alguna... Sólo para compartir el espacio junto al otro y quizá, si tenía suerte, sacarle una de sus atractivas y discretas sonrisas.

No. Sabía que otra vez estaría sola y aburrida si se quedaba ahí, con la absurda y triste esperanza de verlo, así que decidió ir a su habitación a hacer los deberes de ese día.

Antes fue a la cocina, tomó el último rol de canela que quedaba y se preparó una bebida caliente. Pasaría esa tarde fría abrigada por la suavidad de las cobijas y consintiéndose a sí misma.

No se permitiría más mini depresiones o desilusiones provocadas por el hecho de que sus perlados ojos lo extrañaban. Y es que Neji era tan agradable a la vista... Se avergonzó y río brevemente por ese pensamiento atrevido y en seguida acudió a su mente esa escena de ellos dos tan cerca, mirándose fijamente a los ojos, y después sus bocas, mutuamente... La vulnerabilidad y emoción que la hacía sentir ese recuerdo hacía que sus mejillas se calentasen cada que lo rememoraba.

Cerró los ojos con fuerza y el golpeteo de su corazón se apaciguó. No debía dejarse llevar nuevamente por él, ¡estaba invadiendo su mente constantemente! Tenía que controlarse, no quería sobrepensar la situación. Así que regresó a los deberes y a los deliciosos roles de canela.

Rehén de tu dulce voz [NEJIHINA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora