#08 How to kill a Shinigami

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s l o w
r e a d i n g

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Inspirado en el capítulo 12
de Death Note.

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"¿Qué estás viendo?"

Haciendo caso omiso de su reciente acompañante, no despegó la mirada del hoyo en el suelo en ningún momento.

Era tan precioso, sonriendo, iluminado por la luz tenue de la fogata pintándolo de un cálido anaranjado en aquella estrellada noche de playa. Siempre había apreciado la melodía de las olas deshaciéndose contra la arenosa costa, pero, esa vez en específico, descubrió que no volvería a oír nada tan exquisito y sublime como aquel canto tambaleante por una sutil ebriedad.

"Humanos."

Todo era tan solemne. Un grupo de apenas cuatro personas bebiendo cerveza en la playa, amigos, disfrutando del auge en sus veinte. Inocentes jóvenes con inmensas ganas de cenarse el mundo, con centelleantes ojos llenos de vida y carcajadas rebosantes de felicidad. ¿Cómo era posible que la muerte se albergara en un ambiente tan espléndido?

"Al fin llegó. Es hoy", mencionó, encogiéndose, acurrucándose en su propia sombra. "¿Por qué hoy?"

Sintió una huesuda mano reposarse en su desgastado hombro. No sintió nada más que frío.

Agarrando un puñal de cenizas del suelo, presenció inmóvil y desesperado cómo el grupo de jóvenes se alistaba para retirarse. Subieron a un auto, se adentraron a la carretera.

"Es... Es tan injusto... ¿Por qué hoy?" Continuó murmurando, ahogándose en un inexplicable miedo.

Como si el destino fuese su digno oyente, un gigantesco camión apareció del otro lado de la carretera, zigzagueaba entre el pavimento y la acera. Inmediatamente supo que el tiempo corría, el escaso tiempo que le quedaba y que, cuando se dio cuenta, no pudo dejar acabar.

"¿Qué estás haciendo?" Escuchó.

No podía detenerse. La necesidad... no, sus más recónditos sentimientos se apoderaron de sus movimientos. Simplemente no podía permanecer quieto, expectante de cómo el mundo acababa con la cosa más bella que había descubierto. Estiró sus manos, sintiendo el tacto del cuero, abriéndose entre páginas, utilizó la primera hoja limpia que encontró, ennegrecida por las cenizas, no dudó en sacar la pluma de cuervo guardada en su bolsillo.

Le dio una última mirada al hoyo en el suelo, al conductor dormido. El camión se descontrolaba, el auto de los jóvenes lo enfrentaba, ambos se acercaban a una letal colisión.

"No lo hagas."

Pero ya lo había hecho. Terminó de deslizar la pluma sobre el papel, la tinta se secó. Cuarenta segundos más tarde, cuando se hicieron oír ensordecedores bocinazos y se alzaron gritos de pavor en el aire, el camión descarriló y volcó. El auto se desvió y frenó, haciendo chillar las llantas contra el pavimento.

La sensación de pesadez lo invadió sorprendentemente rápido. Al mirar hacia abajo, se encontró con su marchitado cuerpo, deshaciéndose en una delicada brisa de polvo. Volvió a dirigir la vista al hoyo en el suelo, sin embargo, captando el exacto instante en el que la persona por la que se había sacrificado descendía del auto. Estaba vivo.

Estiró la mano hacia el reflejo del muchacho y, antes de desaparecer en una montaña de huesos y cenizas, saboreó felizmente el nombre de la persona de la que se había enamorado.









Segundos después, Chanyeol levantó la libreta que Kyungsoo abandonó junto a sus restos.

Miró al hoyo en el suelo y fue testigo de cómo los años de vida de Byun Baekhyun se incrementaban.

Tenía alguien a quien visitar.

gaze » chanbaek/baekyeolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora