Capitulo 16

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-¿Qué? -le pregunté. Me llevé la taza a los labios de modo que tapaba los que se me veían solo los ojos. Justin umitó mi gesto y achinó los ojos en modo de desafío.

-Eres hermosa.

Tomé un mantel que reposaba en la silla, lo hice una bola y se lo lancé.

-Oh, no empieces. Solo nos hemos besado y ya -dije bajando la vista y seguía tomando. Casi me atraganto con la sonrisa que tenia.

-No te pases, eh, no te pases -dijo con una sonrisa maliciosa . Volvió a tomar y estaba vez se quemó la lengua. -Mierda.

Dejó la taza de lado y se levantó para ir al lavamanos. Agacho la cabeza y sacó la lengua para mojarsela.

-Auch -dije.

-Auch -Volvió a sentarse en su lugar y volvió a tomar te. Lo miré con cara rara y el también. -¿Qué? No hay nada mejor que un rico café cuando llueve.

-Mm-hm, qué emoción -comenté. Solté una carcajada y estuve a punto de quemarme, pero no.

-Karma -susurró.

En ese momento comenzó a sonar algo en mi bolsillo. Me levanté rápidamente y saqué mi teléfono del bolsillo.

Número desconocido.

-¿Aló? -pregunté. Justin me miró de reojo a travez de la taza. Fruncí el ceño para espantarlo y el sonrió.

-¿Amy? ¿estas ahí? -la voz de mi abuela salió por el auricular. Solté una risa al oírla y me senté de nuevo en la silla. Puse el celular en modo alta voz y lo deje sobre la mesa. Me llevé un dedo al oído y le indique a Justin que escuchara. El sonrió y se acercó al aparato. -¿Amy? Querida, ¿estás ahí?

Me llevé una mano a la boca para evitar una risa.

-Harold, querido, ¿estás seguro que este era su numero? ¿O qué esta cosa está marcando? -Justin comenzó a reír en silencio y le di un manotazo para que callara. -¿Amy?

-Mmm -fue lo único que pude decir. -Si, abuela.

-Oh, dios. Qué bueno que estés bien, ¿donde estas? .... Oh, si, verdad, gracias, querido. Había olvidado que estabas donde Pattie. Pero ya es tarde, ¿podrías venir ya?

Miré a Justin y el me hizo puchero. Enarqué una ceja y el se puso serio. Pero una sonrisa avisaba que venia.

-Voy para allá. ¡Adios!

Y dicho esto me levante. Justin me siguió hasta la puerta y cuando creí que se despidiera, cerro la puerta tras el.

-¿Qué? No dejare que te vayas sola, no pienso venir a buscarte otra vez. -miro a su al rededor y lanzó una patada al vacío -Mierda, he olvidado el maldito paraguas.

Apunté la toalla que tenía puesta y el me sonrió. Tomó la punta de mi izquierda y el se ubicó a la derecha. La levantó y salimos del porche. El olor a hierba mojada era increíble, eso eran algunas de las cosas que me hacen amar este lugar.

Comenzamos a correr y casi nos caímos. Pero Justin me agarró por los hombros antes de. Llegamos al umbral de la casa y nos descubrimos. La toalla chorreaba y nos había mojado un poco, contando que aún no nos habíamos secado del todo.

Nos refugiamos bajo el techo del umbral y sobre nosotros. lograba una lámpara apagada. Desde qué llegué que está así. Mi abuelo insiste en que estaba buena, pero no. Así qué todo era oscuridad, excepto por lo pocos rayos de luz que se trataban de filtrar por el cielo negro.

Justin tomó un mechón de mi pelo que estaba empapado y lo dejó tras mi oreja. Dejó su mano en mi mejilla y me sonrió.
-¿Qué viene después de esto? -dijo comenzando a reír. Le pegué un manotazo en el pecho y el se fue hacia atrás, paró de inmediato recuperó el control afirmándose en mi. Tropecé hacia adelante y caí en su pecho. Su espalda tocó la pared de madera y nuestros cuerpos volvieron a encontrarse.

Deslice mis manos por su pecho y lo miré a los ojos. Luego miré su labios formados y comencé a acercarme. Mientras tanto me llevé las manos al bolsillo evitando hacer ruido y saqué las llaves. Miré sus ojos otra vez y me fijé en que su respiración comenzaba a acelerarse. Cerré mis ojos y me di la vuelta rápidamente. Abrí la puerta en un santiamén y antes de cerrarla, dije:
-¡Ya lo descubrirás! -y cerré la puerta. Me quedé con la espalda pegada a ella y escuché a Justin reprochar. Soltó una risa y se alejó.
¿Podría ponerse mejor?

Ya llevaba casi una hora en la cama, estando a punto de conciliar el sueño cuando escuché un ruido. De lo dormida que estaba no le hice mayor caso. Me acomodé y me voltee hacia la ventana sin abrir los ojos. Estiré el edredón y me cubrí hasta el cuello.
-Ya lo descubrí -dijo una voz ronca y sentí un suave y tierno roce en los labios.

Y eso si que respondía mi pregunta.

Casualidades de la vida ( J.B )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora